Durante el siglo XIX, Valencia era una de las primeras ciudades del país donde el movimiento periodístico tenía una gran importancia y su producción dejó un gran tesoro digno de los más grandes elogios. Fue tal ese movimiento que a lo largo de cien años aparecieron muchos periódicos con diferentes tendencias.

Entre lo que aparecieron en dicha centuria podemos mencionar a El Venezolano (1830), Amor Patrio (1847), El Faro (1867), La Regeneración (1879) y El Clarín (1888) y es necesario decir también que durante ese siglo existieron periódicos cuya vida fue muy efímera debido a que sus nacimientos se debieron a causas políticas y a impulsos fervientes de muchos jóvenes de la época

Sin embargo, hubo otros de larga duración como, por ejemplo: La Voz Pública (1875), London Bazar (1886), Don Timoteo, 1895 y El Cronista (1897).

Pero lo importante de esto no es el estudio de cuántos produjo la ciudad, sino la calidad de lo que se escribía en ello; y por eso haremos un análisis de lo que se pensaba en aquélla época.

Por ejemplo, si detallamos con detenimiento los antiguos editoriales, podemos percatarnos de que ellos tenían un papel  orientador, el cual hacía que el público lector tomara mayor interés.

Así se demuestra en un fragmento del editorial publicado por el periódico El Patriota el 25 de junio de 1844, el cual dice lo siguiente:

“No debe ser con el puñal y el trabuco con la lanza y el fusil que los venezolanos han de disputarse el triunfo eleccionario. No estamos aquí en los tiempos de las sociedades primitivas en que el dominio de las cosas y de los hombres perteneció a los más audaces, a los más fuertes.

Tenemos hoy instituciones y un gobierno que respetar y sostener, mientras que, protegiendo, hagan la felicidad de los pueblos; y tenemos también todos los medios de realizar nuestra voluntad sin necesidad de ocurrir, en ningún caso, a la fuerza material.

Los partidos cualesquiera que sean sus pretensiones deben ser justos si son ilustrados y patriotas, y entonces, no emplearán otras armas que las de la razón y convivencia pública, la imprenta para ilustrar y persuadir y las buenas acciones para ganar simpatía, y, en consecuencia, votos que le favorezcan.

Perseguirse hasta el caso de emplear la fuerza, para exterminarse es obrar no como hombres civilizados, sino como salvajes, es retrogradar muchos siglos.

Para vivir libres y tranquilos, para conservar la sociedad, para alcanzar la felicidad posible, es indispensable estar sometidos a la Constitución y las leyes y buscar con un arreglo a ellas el remedio de los males que nos aquejan…”

Como pueden comprender, estas palabras sirvieron de guía para los valencianos de aquel entonces cuando el país estaba bajo la presidencia del general Carlos Soublette, quien tuvo que sofocar varios levantamientos armados.

Con respecto al humorismo; el antiguo era bastante diferente al de nuestros tiempos, en primer lugar, porque no solo se publicaban caricaturas, sino que además presentaban escritos, a tal punto que llegaron a existir periódicos exclusivamente especializados en la materia  como lo fueron: Las Avispas (1882), El Mortero (1881), El Zancudo (1888), El Diablo (1890), Tío Conejo (1898) y El Valenciano Hablador (1899).

Entre muchas de las notas de ese tipo vamos a mencionar una de Don Timoteo, que comenzó a circular el 2 de noviembre de 1895 y en su edición del 23 de abril de 1896 publicó:

“Reforma de Don Timoteo”

Considerando:

  • Que es contra la civilización que las viejas se emperifollen mucho;
  • Que las viejas deben ser sencillas y modestas al vestir, y
  • Que las viejas solo deben usar pañolones o capas y gorras;

Decretamos:

1) Queda prohibido en absoluto que las mujeres de los cuarenta años para arriba usen pinturas y adornos escandalosos, o propios de niñas como robacorazones, tornillos, crespitos, chupín, botas bordadas, trajes escotados a dos tonos.

2) Las de cuarenta años en adelante solo vestirán sacos y fustán ligeramente adornados.

Único:

No se permite llevar cinturones ni corsé ni nada que les comprima el cuerpo.

3) La vieja que engalane con adornos propios de la juventud será señalada de coquetona que se quedó para vestir santos.


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