En Venezuela prenden la lavadora y no me estoy refiriendo al tema de Alicia Machado con Winston Vallenilla, sino a la apertura de casinos en Venezuela.

Los casinos es la nueva forma que emplearán los enchufados en su afán de «lavar» esos millones de dólares que han obtenido en desmedro del país y de los intereses nacionales.

Ya no se trata de bodegones y «market» como hace poco tiempo atrás, ahora son los casinos –lavadoras de tipo industrial– los que se abren paso para proteger todas las fortunas inexplicables de los señorones de la cúpula del poder en el país.

Los casinos no son un paso dentro de la libertad económica o del repunte de la economía en Venezuela, sino una estrategia para reciclar todo el dinero que la mafia gobernante ha conseguido del Estado, como de las corruptelas engendradas durante 20 años en el poder.

Prenden la lavadora mientras la nación sigue muriéndose de hambre; sin luz, sin agua, sin gas; prenden la lavadora mientras el grueso de la población continúa aislada y sometida a una situación dolorosa y cruel.

En la usurpación no tienen vergüenza en lo más mínimo y así como hacen y deshacen en Pdvsa, en el Arco Minero y en todos los demás negocios –como los CLAP turcos y mexicanos–, de esta misma forma quieren hacer como el barbarazo y acabar con todo lo demás.

La lavandería de la revolución está dentro del país, pues ellos saben que no pueden «invertir» afuera debido a las sanciones internacionales –por eso están chochos en quitarlas, y así tener la posibilidad de destinar sus fortunas a Miami, España, Roma– esta es la gran verdad de la situación venezolana.

Los casinos son unas máquinas para justificar dinero, para silenciar rumores y para «esconder debajo de la alfombra» todas las inmundicias que han perpetrado durante más de dos décadas en el poder. Así de simple.

Los venezolanos de dignidad debemos tener claro dos cosas: Los casinos no son nuevos, solo los están oficializando. Era un secreto a voces que estaban en funcionamiento clandestino desde hace mucho.

Segundo, acudir a uno de estos centros es servir de tontos útiles a unos mafiosos que han desangrado y siguen desangrando al país, es convertirnos en cómplices permanentes de ellos y de todos sus planes.

La única forma de terminar con este «cuento de nunca acabar» es mediante las tesis que ha esgrimido María Corina Machado, quien le ha hablado claro al país y al mundo, y la líder con la inteligencia y el coraje para dirigir la liberación de Venezuela.

Mientras los enchufados están desesperados por lavar y lavarse a sí mismos, una oposición dócil camina mansita directo al matadero. Ante esta caótica realidad solo una posición firme marcará la diferencia, es decir, posición como la de María Corina tiene la capacidad de llevar hacia adelante y salvar a Venezuela.

De lo contrario, todos seguiremos metidos en esa máquina de destrucción y corrupción llamada: ¡Socialismo!. Punto.


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