En este artículo cerraremos el ciclo dedicado al ordoliberalismo como solución para el régimen que se establecerá en la pospandemia, siendo la respuesta a la arremetida del comunismo que quiere establecer un nuevo orden mundial, basado en el marxismo cultural establecido por Gramsci. Debemos defender la sociedad liberal, para ello debemos dar respuesta a las falencias del neoliberalismo, que es la base de los ataques del socialismo del siglo XXI, pero no podemos caer en la trampa de establecer un régimen socialista, por ello, la solución es la economía social de mercado, la cual se circunscribe al régimen de libre empresa, pero le da un matiz social fundamental. Nos abocaremos, para cerrar el círculo a analizar las bases teóricas de este modelo de economía liberal, que recordemos fue el realizador del “milagro alemán”.

Walter Eucken fue quien elaboró el modelo teórico de la economía social de mercado, en su libro Fundamentos de Economía Política (1940). El principio fundamental de esa economía política es que la libre empresa se sitúa dentro de un marco regulatorio, el rol del Estado es el de proveer el marco legal al cual todos los actores económicos se van a adherir. Luego el Estado solamente tiene una función supervisora, sin intervenir directamente en la economía.

Los principios constituyentes, que son las reglas básicas de juego son: 1) la competencia es el principio fundamental del sistema económico, 2) la estabilidad monetaria es asegurada por un Banco Central independiente, 3) acceso libre al mercado, 4) propiedad privada, 5) libertad contractual, 6) decisiones económicas responsables a través del mecanismo sancionatorio de pérdidas y ganancias, 7) consistencia en la política económica (el Estado no debe alterar su legislación, o sea, seguridad jurídica).

Una economía social de mercado sostenible, que incluya un alto crecimiento económico, solo es posible con un énfasis en el principio de subsidiaridad, según el cual el Estado solo debe ejecutar una labor orientada al bien común cuando advierte que los particulares o los organismos intermedios no la realizan adecuadamente, sea por imposibilidad o sea por cualquier otra razón.

De acuerdo con Van Suntum et al (“Walter Eucken’s principles of economic policy today” CAWM Discussion Paper Nº 49, Agosto 2011), “la esencia del trabajo de Eucken aparece en realidad como muy moderno”. Siguiendo casi que literalmente a estos autores, veremos la relevancia del ordoliberalismo en el mundo de hoy.

En general la base de la economía social de mercado es la definición de un conjunto de reglas que puedan asegurar que la competencia prevalezca sobre cualquier otra forma de concentración del mercado. La propiedad privada es vista como esencial tanto para la eficiencia como para la libertad. “Uno de los principales elementos de la sostenibilidad económica es la estabilidad de las instituciones financieras y políticas” ( ibid.). En cuanto a la inclusión social, el ordoliberalismo enfatiza un diseño institucional balanceado. El ordoliberalismo es un orden integrado, por lo tanto, no se puede separar ni darle preferencia a un elemento sobre los otros, luego, siguiendo sus principios generales se asegura una sociedad libre, próspera y responsable.

Como brillantemente lo señalan Maczynska y Pisz (Classical liberalism, neoliberalism, and ordoliberalism, 2010), “para superar la actual crisis económica global, caracterizada por el desorden, el caos y la anarquía es imperativo guiar la política económica  hacia un pensamiento  en términos de orden (Max Weber). Y tal enfoque es ofrecido por el pensamiento ordoliberal, el cual se preocupa por el tema del orden económico. Su idea principal, la cual es crítica para el mundo de hoy, es libertad dentro del orden”.

Para Erhard, “la política de la economía social de mercado estuvo orientada desde un comienzo por la idea de que era indispensable armonizar la libertad personal con un creciente bienestar social y una seguridad social, pero todo ello sobre la base de una economía de libre competencia” (Lazcano, Iván: “El ordoliberalismo alemán y la economía social de mercado”, tesis para licenciatura en Ciencia Política, UNAM, 2008).

Para Müller-Armack, ”el éxito asombroso de la nueva economía de mercado fortaleció el pensamiento de que es posible, bajo las condiciones de un orden libre, el encontrar un arreglo que satisfaga las necesidades sociales de nuestro tiempo mejor que la economía controlada opuesta al libre mercado” (Müller-Armack, Alfred, “The Social Market Economy as an Economic and Social Order”, Review of Social Economy, Nº 36, 1983, p. 325).

Una de las cualidades de este modelo económico alemán es que reconoce las bondades y posibilidades de una economía de mercado, pero de la misma forma observa que el mercado no puede ser dejado ilimitadamente a su funcionamiento espontáneo. Para Eucken, la base fundamental es el orden:

“Todo plan económico y toda acción económica de cada campesino, señor feudal, trabajador o de cualquier otra persona, nace siempre en el marco de un orden económico y sólo tiene sentido dentro del marco de su orden correspondiente. El proceso económico siempre y en todo lugar se desarrolla dentro de un orden económico históricamente dado. Tales órdenes positivos podrán ser malos, pero sin un orden es completamente imposible que tenga lugar lo económico” (Eucken, Walter, Cuestiones fundamentales de la economía política, Madrid, Alianza Editorial, (1947) 1967, p. 87).

La interrelación entre la economía y los otros ordenes sociales es claramente expresada por Eucken:

“El orden económico se encuentra en su totalidad, lo mismo que los órdenes parciales que comprende, en dependencia recíproca con el resto de los órdenes humanos en que también vive este hogar. Existe así, no sólo una interdependencia económica, sino también una interdependencia del orden económico con el resto de los órdenes de la vida” (Eucken, Walter; Fundamentos de política económica, Madrid, Rialp, 1956. p.36).

Respecto al Estado y la economía, el ordoliberalismo es muy claro, Eucken nos indica que “la característica más importante del desarrollo del Estado en el siglo XX, es el incremento del volumen de la actividad estatal y la disminución simultánea de la autoridad estatal” (Eucken, Walter; Fundamentos de política económica, Madrid, Rialp, p. 458).

Eucken establece lo que para el son los dos principios político-estatales de la política económica. Primer principio: La política del Estado debe estar dirigida a disolver los grupos de poder económico o a delimitar sus funciones. Segundo principio: La actividad del Estado debe dirigirse a la estructuración de los órdenes económicos. El ordoliberalismo busca superar de manera exitosa la aparente antinomia entre un Estado fuerte y al mismo tiempo limitado. Debe reunir la fortaleza suficiente para evitar ser rehén de los intereses de los diversos grupos políticos que buscan operar a favor de sus necesidades particulares, previniendo que el poder privado afecte el proceso político de la toma de decisiones. También debe limitarse a la búsqueda de su genuina tarea: hacer prevalecer una libre y equitativa competencia, utilizando los medios que considere necesarios siempre y cuando sean conformes al mercado. Todo esto deberá estar contenido en la constitución económica del país.

Considero que el punto más relevante del ordoliberalismo, es la introducción del aspecto ético dentro del orden económico, esto lo resalta Müller-Armack cuando nos dice que:

“Si definimos el fin de la política social como la moralización de la convivencia humana, afirmaremos que dicha política no se reduce al cálculo económico. Comprende, no obstante, sin duda alguna, el fin de una elevación general del nivel de vida. Los dos aspectos, el económico y el ético, deben ser igualmente atendidos” (Müller-Armack, Alfred, “Las ordenaciones económicas desde el punto de vista social” en Autores varios, La economía de mercado, Madrid, Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1963).

Los esfuerzos por establecer una constitución económica en Alemania, a decir de Erhard, estaban impulsados por la convicción de que esta “fuese capaz de llevar a la prosperidad a capas de nuestro pueblo cada vez más numerosas y amplias». Pues para él “el medio más prometedor para conseguir y garantizar toda prosperidad es la competencia” (Erhard, Ludwig, Bienestar para todos, Ediciones Omega, Barcelona, 1957,p 23).

Debemos concluir, pues, que la economía social de mercado inspirada en el ordoliberalismo y la doctrina social cristiana constituye un modelo exitoso de ordenación económica y por lo tanto debe ser la base del régimen sociopolítico y económico del mundo pospandemia.


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