La tierra lusitana, cuyos connacionales han sido en tantos momentos protagonistas y testigos del desarrollo social y económico de Venezuela desde que llegaron a la nación suramericana a partir de 1948, hoy ve de nuevo como actores involuntarios a sus custodios en frontera de lamentables hechos.

La información que nos llega, en la cual están involucradas negativamente las autoridades ibéricas, es de lamentar y más aún cuando también se encuentran involucradas las autoridades aduanales de Venezuela junto con el presidente encargado de la república Juan Guaidó y un tío del mandatario, como víctimas.

Ello aconteció cuando el primero llegó a  territorio venezolano proveniente de Portugal a través de la línea bandera Transporte Aéreo  de Portugal -TAP- en compañía de su familiar Juan José Márquez, conocido familiarmente como “Cheche”, quien es el hermano menor de la madre del jefe del Estado.

Mediante subterfugio indebido una vez en territorio patrio, las autoridades aduanales proceden a detener a Cheche Márquez sin el debido conocimiento de quien lo acompañaba, el presidente interino.

Aprovechan catervas de asalto del servicio secreto local dentro de la algarabía propiciada por ellos y desaparecen del terminal de transporte y recepción de pasajeros al supuesto indiciado en una suerte de secuestro.

No fue sino hasta altas horas de la noche y luego de públicas protestas de sus familiares y allegados por su desaparición que reciben una llamada de la víctima indicándoles que se encuentra en poder del Servicio de Inteligencia Bolivariano –Sebin– y que será presentado ante un juez al día siguiente, donde en efecto le imputaron los delitos.

En su presentación ante el juez provisorio lo acusan de terrorista e intentar introducir explosivos, así como transportar en la misma aeronave que lo llevó desde Lisboa hasta Maiquetía material altamente volátil, el cual puso en riesgo el pasaje del vuelo TAP 173,  conforme reza el legajo acusador además de otras incidencias y posibles consecuencias no menos grave.

Diosdado Cabello, segundo hombre al mando de la república políticamente hablando, comunista de la fuerza armada, denuncia temerariamente que el señor Márquez portaba unidades de delicados líquidos, llegando incluso a afirmar que eran posiblemente contentivos de un peligroso explosivo plástico conocido como C4.

Este material fue señalado por Cabello en su espacio  de televisión Con el mazo dando y  es el  mismo que supuestamente utilizaron los responsables en el atentado mortal contra el fiscal Danilo Anderson, hecho acaecido en la ciudad de Caracas el 18 de noviembre de 2004.

Una vez conocidas las incidencias sobre la detención de Cheche, los mandos comisionados de la custodia del terminal y las unidades aéreas en Portugal fijan posición sobre los señalamientos casi catalogándolos de irresponsables en sus iniciales manifestaciones.

Dichas empresas particulares garantes del manejo de los procedimientos de resguardo, incluyendo los equipos licenciados para tal fin adoptados mundialmente luego del 9-11, apelan a sus organizaciones  de supervisión  y exigen un informe exhaustivo de los pasos dados con motivo del vuelo  173 de TAP.

Lo expuesto ante la justicia venezolana, sumado a las declaraciones  del señor Cabello, perjudican notablemente a la línea, razón por la cual deberán llegar hasta las últimas consecuencias para preservar el prestigio que por años se han ganado en el cada vez más competido mercado de transporte de pasajeros.

El presidente encargado de la república, Juan Guaidó, exige la libertad de Juan José Márquez por cuanto el recluido en los calabozos de la policía secreta venezolana es una víctima inocente.

Diosdado Cabello y las autoridades locales que avalaron los hasta ahora desconocidos informes sobre existencia de material explosivo, armas y objetos sensibles, se enfrentan al poderoso mundo de la industria aeronáutica, la cual ha hecho de los regímenes de seguridad, ordenamientos y consecuente aplicación bajo las más modernas inventivas lograr la seguridad individual del pasajero y el conjunto transportador.

No creo que la industria se conformará con un simple: “Venezuela es soberana”.

Tendrán que dar muchas explicaciones ante organismos internacionales y sufrirán la clasificación de “Pasajeros no deseados” por el daño causado a la industria en general, además de enfrentar un proceso legal por resarcimiento económico.

Algo muy importante de resaltar es la multiplicidad de querellas, pues los perjudicados no son solo los países, la empresa TAP; también son quienes prestan sus valores y aportan equipos de ciencias aplicadas, hoy en riesgo de dudosa eficiencia por actores extraños al interés de la denominación comercial.

Con la actitud del gobernante y patraña montada por los funcionarios contra el presidente Guaidó y su allegado queda demostrada la incapacidad para gobernar que poseen los comunistas y la urgencia de aislarlos de las funciones del poder.

No es la primera vez que el gobierno personalista en Venezuela perjudica a los empresarios lusitanos, ya en 2016 les dejaron una deuda por 40 millones de euros en la adquisición de perniles para diciembre.

Ello conllevó a empresas de la carne a correr graves riesgos financieros en la península y otras a salir del mercado.

Urge sacar de las fauces del monstruo a Cheche, el inocente Juan José Márquez.

Juan Guaidó es la esperanza por una Venezuela libre y un mundo con menos violadores de los derechos humanos.


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