Rolad

Financiamiento del terrorismo. Ese es el delito que le atribuyen al periodista Roland Carreño. Armaron un caso en pocas horas, tan increíble pero tan repetido que a muy pocos les sorprende. Es la misma receta que han aplicado a otros presos políticos. Grabaciones ilegales, coacción. Nada nuevo que destacar. Solo que quien publicita el asunto y enciende el ventilador no detenta actualmente ningún cargo dentro del aparato del régimen.

Pero no por ser una raya más del tigre represor y cruel se puede pasar por alto. Y en este caso más, porque no solo se trata de un ciudadano que no ha cometido delito, sino de un periodista que ha dedicado su carrera a defender la libertad de expresión.

Es uno de los mejores cronistas sociales del país, orgullosamente parte de la familia de El Nacional y exdirector de la revista Hola Venezuela. Estos reconocimientos no se hacen a la ligera, se hacen sobre la base de los hechos, de cientos de artículos y de un trabajo impecable en los medios de comunicación.

Además de periodista, Roland Carreño ha expresado su amor por Venezuela de muchas maneras. Su vida personal como hombre de familia es elocuente por sí sola y su solidaridad hacia los más necesitados una evidencia más de que es un buen ciudadano.

Estas son las verdaderas razones por las que se le encierra. No por los delitos fabricados. ¿Que Carreño preparaba ataques terroristas para perturbar la paz del país? Al contrario, el trabajo político y social del periodista lo ha llevado a conocer las penurias del pueblo venezolano y por eso se ha involucrado de primera mano en tratar de conseguir una solución.

Sus pensamientos y sus acciones se contraponen radicalmente a lo que el régimen hace y aplica, y por eso es un preso político que se suma a la larga lista que mantiene el jefe del régimen en sus manos. Eso no se llama justicia ni defensa de la paz del país. Eso se llama represión, crueldad, falta de humanidad.

Nada de lo que puedan decir en contra de Roland Carreño lo va a creer la gente, pero no en las grandes ciudades, sino la de los pueblos más lejanos adonde llegó en su afán de ayudar.

Sus pensamientos, su pluma y sus acciones lo califican como un objetivo del régimen y eso lo debe hacer sentir a él muy orgulloso. Pero lo que todos los venezolanos y sus colegas quieren es que lo liberen pronto.


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