Hace unos días un gran dirigente de la izquierda sensata de Colombia, Antonio Navarro, puso el siguiente trino: “Milei dice que no hay plata y lo aplauden”. Ni una exclamación, ni un comentario. Ni un sí ni un no. Todo depende de quien interpreta.

Para la izquierda populista que no sabe cómo construir riqueza, eso sí, despilfarrarla y robársela como lo hicieron Chávez, Kirchner o Putin, la reacción es de horror. Siempre hay plata, no importa la sostenibilidad, hay que gastar hoy para tener votos mañana. Ya veremos si después queda algo.

La historia de esos países, de riqueza inmensa, además, muestra cómo se recorrió ese camino, como se robaron la riqueza de cada país, como empobrecieron a sus ciudadanos y finalmente en términos políticos como unos se quedan en el poder utilizando la represión para acabar con la libertad y como en otros países los ciudadanos reaccionan cuando les dan la oportunidad de cambio a través del voto popular libre.

Sin duda la llegada de Milei es un mensaje clarísimo para los populistas y para los dictadores. Para ellos no es que manejen bien sus países, que no lo empobrezcan y que no se lo roben como debería ser. La lección que reciben es: elecciones ni por el carajo. Por eso nunca más van a haber elecciones libres en Venezuela o en Nicaragua o en Cuba. Solo un levantamiento social de grandes proporciones logrará un cambio de gobierno o de poder. Hacerse ilusiones con elecciones es darle a esos dictadores un espacio de maniobra para aferrarse al poder como hoy sucede en Venezuela.

En Brasil la llegada de Bolsonaro se dio como reacción absoluta a la corrupción y al despilfarro de los gobiernos de Lula y de Dilma. Si no es por una argucia jurídica Lula seguiría en la cárcel – el juez que lo condenó no estaba en la jurisdicción geográfica correcta decidió el Tribunal Supremo. Su proceso debe seguir, pero ya está prohibido en medios y en redes sociales en Brasil decir que Lula estuvo en la cárcel y fue condenado, a pesar de ser cierto.

En Chile y en Colombia seguramente va a suceder lo mismo cuando Boric y Petro terminen sus mandatos. Obvio hay una gran diferencia entre estos dos pues el primero es respetuoso de la constitución y de las instituciones democráticas mientras al segundo solo las acepta cuando le sirven a sus propósitos. Falta ver si Petro cruza esa raya roja de cambiar las reglas de juego o peor aún de no entregar el poder. Ahí sí tendremos una revolución en las calles. Seré el primero en poner mi vida y mi libertad en juego si algo parecido se llega a dar.

Milei hoy nos representa, a todos los que estamos hasta la coronilla con la guerra cultural e ideológica que nos han tratado de imponer desde esa izquierda populista o como la llaman en Europa y en Estados Unidos progresista. Milei representa el regreso de una libertad que cada los días se coarta más en todos los escenarios sociales, políticos, económicos, universitarios.

Un ejemplo: lo que sucede con las universidades americanas y que de manera tan patética se demostró con las tres rectoras de Harvard, MIT y Penn en el Congreso. Este episodio es apenas un síntoma de ese cáncer ideológico que entre otras al victimario lo vuelve víctima y cuyo mejor ejemplo es el antisemitismo que ha estallado en todos lados. ¿Ser un profesor de derecha en Harvard? Imposible. ¿Ser un alumno de derecha en Harvard? Escóndase que lo cancelan. Contra ese cáncer Argentina eligió su quimioterapia, Javier Milei.

No nos digamos mentiras, lo mismo sucede hoy en las grandes universidades del continente. El sesgo ideológico progresista hace parte del currículum de muchas de ellas y la libertad de expresión e incluso académica también tiene esos límites. No hemos llegado al exceso de las universidades gringas, pero vamos en ese camino.

Milei representa un regreso del péndulo a la sensatez en la manera de gobernar. Representa un rechazo al despilfarro con nuestros impuestos que vemos todos los días en nuestros gobiernos. Para la muestra un botón: en Colombia crean el ministerio de la igualdad a cargo de la vicepresidenta de Colombia. Tiene más presupuesto que los ministerios de Ciencia, Justicia, Transporte y Comunicaciones. Nada va a cambiar, solo la vida de los amigos del presidente y la vicepresidenta que sin mayor cualificación, esfuerzo o trayectoria quedan con unos puestos y unos salarios sin igual.

Eso es quizás lo más importante que Milei representa, la libertad que reconoce al que se esfuerza, al que trabaja, al que se rompe el lomo. En Argentina los subsidios, que quebraron al Estado, crearon una clase de vagos que no tenían que trabajar. Al contrario, al que trabajaba había que sacarle lo máximo, en especial si es empleador, para poder pagar a los vagos. Y así crearon el círculo odioso de pobreza, inflación y más pobreza.

Ya lo dijo en su discurso, los primeros dos años van a ser traumáticos pues el ajuste va a ser brutal. Macri no lo hizo y por eso perdió a los cuatro años. Una Argentina sana y racional en economía va a ser la joya de la corona. Ya se escuchan vientos de inversión y de cambio inmenso en ese país.

Todavía hoy me pregunto si Navarro hizo ese trino con sentido de horror o de aprendizaje. El día que nuestra izquierda aprenda que los recursos públicos no son de ellos y que la sostenibilidad económica de las políticas son fundamentales podrá volver al poder. Lo que hoy hace Petro es exactamente lo contrario y está condenando a esa izquierda sensata y democrática a un largo desierto de poder en lo nacional.

Entretanto, acá en Colombia esa izquierda populista va a vivir sabroso hasta que Petro acabe con los recursos y tengamos que decir, como Milei, lo siento, la plata se acabó.

@PachoSantosC

Artículo publicado en La Silla Rota


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