El aumento del precio de la energía, la consecuente llegada de la inflación y la subida de los tipos de interés por parte de los bancos centrales de las principales economías del mundo, han traído una crisis económica a nivel mundial de consecuencias impredecibles.

Los economistas son conocidos por explicar lo que ya ha pasado y, a pesar de ello, equivocarse en muchas de las ocasiones. Ahí va mi punto de vista.

El origen real de la crisis es la burbuja de las empresas puntocom, en 2001. Las economías, tras un largo periodo de crecimiento crean mucho ahorro que se convierte en inversión. En los años previos a 2001 el mercado pensaba que el crecimiento de la economía iba a venir por parte de las empresas puntocom vinculadas a Internet. Sin embargo, hubo un error, al menos de timing, pues las empresas de las nuevas tecnologías no crearon, en ese momento, el crecimiento que se esperaba de ellas.

Esto hizo que se perdiera mucho dinero invertido en este sector al estallar la burbuja. Para que no se produjera un parón en la economía, las autoridades norteamericanas bajaron los tipos de interés, lo que generó una burbuja inmobiliaria, ya que este sector es el principal beneficiario de tipos de interés bajos.

En 2008 estalló esta burbuja inmobiliaria, con la quiebra de Lehman Brothers como hecho más conocido de la misma. Se produjo un credit crunch, o parón de crédito, por el que los bancos dejaron de prestarse entre ellos, debido a los activos tóxicos, o hipotecas impagadas, que tenían en sus balances, que hacían que no se fiasen unos de otros.

Los bancos centrales adoptaron una actitud agresiva para evitar la quiebra del sistema financiero internacional, y aportaron liquidez ilimitada a los bancos. La economía entró en un parón importante, la gran recesión, y para evitar que ésta fuera a más los bancos además bajaron los tipos de interés e iniciaron programas de Q.E. (quantitative easing – relajación cuantitativa) o compra de activos.

Estas políticas de los bancos centrales, llamadas políticas monetarias no convencionales, sostuvieron la economía y evitaron la deflación, pero llevaron a la economía a una situación anormal, en la que tampoco se consiguieron grandes cotas de crecimiento y donde había un riesgo ante la posibilidad de que surgiera la inflación. Se pretendía hacer un tapering, o retirada paulatina de los estímulos financiero, pero, aunque se intentó por parte de Janet Yellen, presidenta de la Fed en ese momento, los mercados lo echaron para atrás.

En esto llegó la pandemia, lo que produjo un parón en la economía mundial. Para estimular la economía hubo nuevos programas de Q.E. y grandes déficits públicos, siendo el año de la pandemia el año que más creció la deuda mundial desde la segunda guerra mundial.

Y en esto llegó la inflación. Existen dos teorías, una de que es debida a un shock de oferta (incremento del precio de la energía y problemas de la oferta debidos al parón y arranque de la economía) y otra a que es debida a razones monetarias derivadas de la política “anormal” de los bancos centrales.

En cualquier caso la inflación ha llegado a los dos dígitos y para luchar contra ella los bancos centrales han subido los tipos de interés y han iniciado los Q.T. (quantitative tightening) que son lo contrario de los Q.E. Esta política traerá una recesión de consecuencias impredecibles.

Hasta aquí simplemente un relato de los acontecimientos económicos de los últimos años, con el que estarían de acuerdo la mayoría de los economistas que se consultara.

¿Qué es lo que ha pasado? El exceso de ahorro, junto con un parón del crecimiento, que se genera durante años de crecimiento es el que genera las burbujas financieras. Esto ocurrió ya el 1873, en la larga recesión, tras los años de crecimiento en Estados Unidos después de la guerra civil, y en 1929, con la gran depresión, tras los años de crecimiento de los felices años veinte.

El ahorro generado se convierte normalmente en inversión productiva, pero, en el caso de las puntocom, estas no pudieron absorber dicho ahorro que se convirtió en inversión especulativa en el sector inmobiliario.

Las empresas puntocom son imparables, pero no son intensivas en capital, ni generan los crecimientos esperados, ya que suelen sustituir servicios de otros sectores convencionales. El “plan” de que las empresas de Internet tirasen de la economía mundial no funcionó.

De esta manera en la actualidad hay dos crisis, una mezcla de la crisis de 2008 y la de los años setenta, con el incremento que hubo del precio de la energía.

El peligro es que debido a la subida de los tipos de interés no se consiga aplacar la inflación, al ser esta tanto por shock de oferta como por cuestiones monetarias, y que provoque una recesión que, debido a la debilidad del sistema financiero, con una altísima deuda mundial, haga que se reproduzcan los hechos de 2008.

Pues sí, al contrario de lo que cabría esperar de un economista, intentaré dar una propuesta de solución a futuro.

La crisis de 2008 trajo un incremento de la deuda tanto pública como privada. Este es el principal problema del sistema financiero, los potenciales impagos que pueden ocurrir. Pero la deuda tiene dos caras: los deudores y los acreedores. Hay muchos deudores, pero exactamente también hay muchos acreedores. Esto quiere decir que hay mucha gente que debe mucho dinero, pero también gente que tiene mucho dinero.

La solución a muchos de los problemas sería implantar unos impuestos a esos acreedores, que normalmente tienen su dinero en paraísos fiscales, que haría que los Estados adquiriesen una solvencia que permitiría equilibrar la economía mundial, obteniendo unas tasas de crecimiento aceptables y evitando los temidos impagos.

Espero no haberme equivocado ni en el análisis del pasado ni, más difícil aún, en el de futuro. En cualquier caso, los ciclos económicos no son ciclos de pocos años. De hecho, Kondratieff hablaba de ciclos de hasta cien años. Sin duda estamos en una encrucijada que traerá un cambio de ciclo, esperemos que finalmente para mejor.


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