Varios son los factores que han hecho que Estados Unidos se haya convertido, en muy poco tiempo, en la potencia económica que es, desplegando un liderazgo mundial en este sentido.

En primer lugar, hay que señalar que en el momento de su independencia Estados Unidos estaba muy influido por las ideas del nuevo régimen y que no tenían que luchar contra ninguna fuerza contraria del antiguo régimen, como ocurría en el resto de países europeos. La forma de diseñar el país era completamente “virgen” y se podían implantar las nuevas ideas desde cero.

Una de estas ideas, por supuesto, fue la implantación de la Constitución americana, la más antigua de la era moderna, la que más ha durado y la que sigue siendo modelo para muchos otros países.

La principal característica de la Constitución americana es, a través de una democracia representativa, la de controlar el poder del Estado, dividiéndolo y estableciendo unos contrapesos entre estos poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.

Según Max Weber, en su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo, la reforma protestante de la religión católica, hizo que se creara el caldo de cultivo para el desarrollo del capitalismo, ya que el protestantismo daba una mayor importancia al desarrollo material que el catolicismo.

En Estados Unidos, con su libertad de religión, estas ideas también triunfaron para que el capitalismo se desarrollara de una manera mucho más rápida y potente.

Estados Unidos desarrolló un doble sistema económico. Uno más capitalista en el norte y otro esclavista en el sur. De hecho, muchos de los primeros presidentes de Estados Unidos eran propietarios de esclavos.

Finalmente, el enfrentamiento era inevitable y, como no podía ser de otra manera, venció el norte, imponiendo su modelo de sociedad. Es difícil imaginar que un modelo como el del sur se pudiera mantener en el tiempo.

A partir de ahí, la expansión de Estados Unidos fue imparable. En primer lugar, hasta llegar a conquistar el oeste y expandirse en su territorio natural.

En la guerra de 1846 con México, Estados Unidos se anexionó la mitad del territorio mexicano. Las tropas norteamericanas llegaron a la capital del país mexicano e incluso se plantearon la posibilidad de anexionar todo el país, decidiendo no hacerlo por la diversidad de razas existentes en el país azteca.

Por supuesto, todas estas circunstancias influyen en el desarrollo de un país, pero no se debe negar el empuje de su población para crear una nueva realidad y aceptar a habitantes de distintas partes del mundo y crear un espíritu de nación que aún hoy es muy fuerte y que le convierte en el país líder en muchos de los distintos ámbitos de la ciencia, la economía y la sociedad en general.


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