Raúl Sendic Rodríguez renunció esta semana a su cargo de vicepresidente de la República Oriental del Uruguay. Ya lo había anunciado el pasado sábado 9 ante el pleno de su partido político, la coalición de izquierdas Frente Amplio, FA, que gobierna Uruguay desde 2005. Se anticipó con ello a cualquier resolución que tomara la máxima autoridad partidaria a partir de un informe de su Tribunal de Conducta Política en el que se concluye que Sendic había comprometido “su responsabilidad ética y política” y había incurrido en un “modo de proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos”, tras una investigación sobre el uso que hizo de las tarjetas corporativas de Ancap, organismo público del cual el renunciante vicepresidente fue director y luego presidente durante un periodo de siete años entre 2005 y 2013.

Durante ese periodo al frente de Ancap, la mayor empresa uruguaya que tiene el monopolio de la importación de petróleo, búsqueda, refinación y distribución de sus derivados en el país, además de producir cemento y alcoholes, Sendic gastó con las “corporativas” unos 50.000 dólares, (aproximadamente 6.000 por año), de los cuales no pudo justificar de ninguna manera unos 4.000.

El ex presidente José Mujica, mentor de Sendic y a quien horas antes al igual que el presidente Tabaré Vázquez le habría aconsejado renunciar para evitarle un gran costo político al gobierno y al FA, dijo que mientras en los países vecinos (Brasil y Argentina) los dólares se los llevan en bolsones, el vicepresidente Sendic se tuvo que “ir por (comprar) unos calzoncillos”.

En apariencia podría verse así, pero la realidad dice otra cosa: la Junta de Transparencia y Ética Pública se ocupa del tema y también la justicia, ante la que el mes próximo Sendic deberá comparecer como indagado y ahora sin “fueros parlamentarios”. Su “gestión en Ancap” ya fue motivo de una comisión investigadora del Poder Legislativo, derivando de ahí al Judicial. Según las denuncias políticas se calcula que el organismo, a raíz de esa “gestión”, le costo al país 800 millones de dólares. Durante los 3 últimos años de la presidencia de Sendic Ancap perdió unos 350 millones de dólares –que para el Uruguay es mucho, y mucho más para una empresa monopólica.

Sendic, hijo del fundador del movimiento Tupamaros, Raúl Sendic Antonaccio, a partir de su retorno de su exilio en Cuba, restaurada la democracia uruguaya, hizo una meteórica carrera política. Generó celos en la propia coalición y la oposición lo castigó toda vez que hubo ocasión. Se lo acusa de usar recursos de Ancap para su promoción y propaganda, tanto en las elecciones internas del FA como en su campaña política hacia la vicepresidencia.

Pero la caída de Sendic no se debe ni a luchas internas o efectividad de la oposición o a las centenas de millones de dólares que costó a todos los uruguayos su gestión como administrador; se debe a que la gente, la gente común –el pueblo como se conoce– se sintió agraviada por su conducta. Se indignó y se sintió insultada en su propia idioma; en ese lenguaje que los políticos –y sus expertos consejeros– quieren lograr para “llegar” al pueblo y conseguir el favor –los votos y la opinión– de los ciudadanos.

La caída comenzó hace un año y medio cuando se supo que Sendic usaba un título de licenciado que nunca tuvo ni obtuvo. Al principio afirmó que era así, que era licenciado en Genética Humana de la Universidad de La Habana, cosa que no pudo probar, ni tampoco mostrar título alguno. Pero lo peor fueron esos pequeños gastos injustificados. Con ese “puñado de dólares” compró zapatillas y ropa deportiva de marca, algunos aparatos electrónicos y bebidas en free shops y un colchón en una muy conocida casa montevideana. Y de eso la gente, jóvenes y mayores, entiende. Les cuesta darse el gusto, y a veces lo tienen que hacer en cuotas, mientras el vicepresidente, con un ingreso mensual (salario y partida de gastos) que superaba los 15.000 dólares, lo “cargaba” a la cuenta oficial.

Un dato, esta vez el mérito no hay que atribuírselo a las redes sociales, como está de moda: empezó con la noticia de un diario sobre el título universitario inexistente, luego siguió con la información de los gastos con tarjeta de un semanario y un programa de radio, y finalmente con un libro sobre la gestión en Ancap.

Último dato: a Sendic lo sucede la senadora Lucía Topolansky, ex tupamara y esposa del ex presidentes Mujica.


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