Qué curiosa la amenaza del vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV: adelantar las elecciones presidenciales. Paradójicamente, entonces mi respuesta sería que así sí que podríamos ubicarnos en la misma página. Maduro podría renunciar e iniciar un camino hacia el entendimiento. Al considerarse la ruta electoral de máxima urgencia como se ha indicado, podría acordarse un adelanto de elecciones y podríamos comenzar a resolver las actuales condiciones de calamidad nacional, e iniciar la corrección en el manejo del Estado; con los letales efectos que se han causado sobre la sociedad venezolana. Podría ser esta una vital salida a la tiranía usurpadora del poder en Venezuela.

Sabemos que dicha amenaza de Cabello, de tal adelantamiento de la elección presidencial, la hace más bien como una nueva afrenta a nuestra nación y no para, que es lo que cabe, que renuncie Maduro, y dejándonos de pendejadas, salir también del fantasma del interinato, para procurar una salida real a la actual “quinta república” de la que ha huido la “quinta parte de su población”, superando ya los 7 millones de ciudadanos. Evidencia patética del estado de guerra genocida que se ha provocado desde el sistema de “socialismo del siglo XXI”: represión, hambre y sufrimiento del pueblo empobrecido, bajo una subsistencia miserable.

La estructura cívico-militar, diseñada e implantada por el castrismo para dominar el funcionamiento de los poderes públicos venezolanos, otrora ajustadamente democráticos, ha contado hasta hoy con la complicidad de una parte corrompida de la sociedad partidista, clientelar y genuflexa, aunque como la excepción confirma la regla se ha producido la repetición del modelo aplicado en la isla-prisión de Cuba, bajo una variante de aceptación del disfraz electoral de convivir con la existencia de elecciones con dichos multidesteñidos partidos, para la continuada farsa en dictadura.

Pero si nos colocásemos ante tal propuesta-Cabello de adelanto electoral como oportunidad de genuina confrontación dilemática entre libertad política y económica versus dictadura de acompañamiento militar enredado con el islamismo, la traición de ocupación del ELN en territorio venezolano y otras menudencias, por lo demás podríamos convertir esto en una campaña de lucha de auténtica exigencia de libertad, elecciones libres e inmediatas que, cual referéndum, podría constituir una vía de salida del actual régimen. No sería el candidato lo que más importaría, sino el concepto: pulcritud, lealtad patriótica y decisión de asomar en el escenario un rostro distinto y consensual, venido de la sociedad civil, tal como una ONG, cual una Súmate, por ejemplo, que luchó por condiciones electorales desde el principio, como es el caso de María Corina Machado. Ahora líder de una nueva organización partidista, podríamos darle y darnos la oportunidad para liderar la liberación vía exigencia de condiciones con auténtico acompañamiento internacional. Veamos lo ocurrido en el caso de la “invasión putina» a Ucrania; nación que está venciendo heroicamente por su patria, obtenida de antemano la victoria moral por su modo de respuesta al sociópata ruso.

Cuando se ganó la Asamblea Nacional en 2015, fue gracias a que desde la sociedad democrática llevamos prácticamente a empujones a los llamados partidos de oposición a la unidad, para darle una salida al país. A pesar de sus estupideces como quitar la candidatura de Eduardo Gómez Sigala en Lara o del cura Calderón en el Táchira, por ejemplo. El inequívoco respaldo que conseguimos de altos oficiales de nuestro ejército, quienes para entonces también consideraban necesaria una salida institucional, y constituían una reserva de médula ósea para trasplantar y derrotar el cáncer dictatorial que se nos habían legado, junto a la errática heredera dirección chavista.

Han pasado veintidós cumpleaños de una seudodirección de oposición. Nos han robado diputados, como lo hicieron con la presidencia en 2013; sin que la que creíamos nuestra dirección política privilegiara luchar por los intereses del pueblo venezolano, por encima de sus intereses partidistas y hasta personales; tanto en 2006, como en 2012, 2013, 2015, y como sigue pasando hasta la actualidad, cuando  Rosales aceptó traicionar a Guanipa en el Zulia, prestándose a reconocer la Asamblea chavista. Han encabezado la Asamblea Nacional durante los últimos 7 años,  siendo lo peor de lo peor, con su “Grupo G4”  a saber: la “Acción Democrática de Ramos Allup y Bernabé, ”la Primero Justicia de Capriles y Borges”, el “Nuevo Tiempo de Rosales y Barboza” y el “Copei de quién sabe quién”. Ahora desde la renombrada “Plataforma Unitaria” nos dicen que dizque ¡ahora sí estamos en el camino! y que los tenemos que comprender, ¡que la dictadura ha sido muy dura!, que la brillantez del equipo del PSUV -junto a la degradada cúpula militar existente son inderrotables- y que por ello hay que convivir con sus cobardías y sus miserias.

Por todo lo anterior expuesto, y  por muchos más que no revelaremos “por ahora”, y sobre “por los que no volverán”, no físicamente, pero sabemos que permanecerán por siempre en las luminosas mentes de nuestros jóvenes que conocerán su historia, de esos verdaderos patriotas que fueron torturados como nuestro hermano el “Gran Capitán” Rafael Ramón Acosta Arévalo, por ejemplo, hasta asesinarlos cobardemente, o aquellos que fueron bombardeados y acribillados ya rendidos, como el Gran Comisario Oscar Pérez y sus compañeros de sueños por una patria grande y generosa, defensora de los derechos humanos y la justicia.

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