Para convencer hay que persuadir, y para ello, hace falta el análisis objetivo, discernimiento, y el derecho. Unamuno tenía razón, sin esos elementos no hay argumento que valga, por eso, insistimos en plantear una vez más las intenciones del régimen de reducir la universidad a su medida, recortando, ajustando y retomando sus intereses comunales para hacer abstracción de la cultura, y en general, de las humanidades, e intenta imponer profesiones ajustadas a los modelos de gestión socialista. Entramos en la época de la barbarie con déspotas a la cabeza que desprecian al conocimiento, independientemente de que desde la liberación de la dictadura perezjimenista se impuso y se ha luchado por el principio de la autonomía universitaria, elemento básico para la creación y el pensamiento plural. sustentada por la integración de las ideas del saber, tal como decía Ortega y Gasset, ajustado a las épocas y ciclos históricos, no solo de un país, sino dentro de su contexto regional o global.

La estrategia del régimen avanza, pero la resistencia interna crece y la universidad comienza a retomar su direccionalidad, salir de la destrucción a la cual ha sido sometida, y también del plan de reducir brutalmente los ingresos para hacerles sentir a profesores y empleados que han llegado a la condición marginal, que sus salarios son iguales a los percibidos por cualquier oficio, o incluso, estos tienen mejores ingresos que los docentes. La consecuencia, previsible, los avezados, cargados con sus méritos profesionales se fueron, los menos, aguantando, y suportando el impacto en su nivel de vida. Ante la debacle, la reducción de la fuerza docente ha llegado a niveles nunca vistos, ha afectado a cátedras y escuelas las cuales se quedaron sin profesores, a pesar de la incorporación voluntaria de profesores jubilados, algunos de ellos convertidos en bedeles.

En un entorno deteriorado, con una infraestructura sometida a la destrucción, sin estudiantes y, ante el llamado a la reincorporación a las aulas, queremos saber, ¿cómo se hará y en qué condiciones? ¿De dónde saldrán recursos para la reconstrucción cuando el régimen tiene una política contraria y la fuerza laboral está menguada y sin recursos para hacer una reingeniería de la universidad? Medidas parciales e incompletas harán de la vida universitaria un fenómeno marginal, lo cual significa en la práctica que el plan de intervención del régimen adicionalmente ha tenido el tremendo efecto de echar a otros países el conocimiento, la crítica y la voz universitaria disidente; neutralizando con hambre y falta de instrumentos a los que se quedaron.

La fórmula metodológica de emplear ante la emergencia viral la educación a distancia es una entelequia. El intento de dictar clases por videoconferencias requiere conceptos, lecturas, videos, talleres, evaluaciones y control académico Como se está haciendo no se fundamenta con métodos y objetivos claros, en consecuencia, son altamente ineficientes. Se ha soslayado un método que en países desarrollados alcanza al menos la mitad de población estudiantil, pero cuyo contenido profesional  ha sido diseñado tomando en cuenta la pertinencia de cada asignatura, la construcción de un modelo curricular por competencias, el diseño de contenidos y sílabos correspondientes; apoyo audiovisual, literatura especializada obligante y complementaria, control académico del aula, evaluaciones objetivas, y finalmente, el logro de metas y objetivos cuantificables usando plataformas debidamente validadas y desarrolladas con subrutinas de administración de actividades, apoyadas en un sustento tecnológico apropiado y en sistemas de comunicación, e información de alta eficiencia. Todo eso no se cumple en el país, ha sido imposible de instrumentar, y por supuesto, sin el debido entrenamiento a docentes que de por vida han expuesto a viva voz sus conocimientos, anécdotas, vivencias y maneras de construir el conocimiento, entre ellos, la larga discusión que sin ver los ojos de los estudiantes el tema se hace imposible.

Esa vía, no funciona, es una gran mentira, fraudulenta como todo lo que maneja el régimen porque induce a hacer creer que un sujeto dispone del conocimiento recibido, pero no lo tiene y se lo hacen creer. Si un estudiante es sometido al desarrollo de un plan de estudios con las características anotadas, ni siquiera sabe que no tiene competencias. La realidad le dirá lo contrario, pero engrosará el éxito simulado del régimen en sus estadísticas fantasiosas y, finalmente, lleno de orgullo, negará sus deficiencias, incontrastables con sus pares de otros lares y serán como simples aprendices de algo que les quedó grande. Esa es la realidad, sumado a los objetivos de un régimen que por encima de todo desprecia la universidad, a las personas, y solo desea imponer su visión fanática e ideológica para incorporar a los egresados como funcionarios, fanáticos de un sistema depravado y corrupto en el que la ética y los valores se perdieron desde hace ya mucho tiempo.

Toda la argumentación está expuesta, el problema se conoce, los temas han sido debatidos. Las prioridades de acción están condicionadas para resolverlos y lograr un proceso educativo aceptable a los tiempos y competencias que corren en la vida moderna. El esfuerzo de reconstrucción requiere de una nueva estrategia y un plan. Nada hacemos con iniciar un esfuerzo chucuto para complacer a los estudiantes para el regreso a clases presenciales sin conocer la dirección de lo que se obtendrá, habrá que planificar una acción enmarcada en un programa curricular mixto fortaleciendo los sistemas de comunicación, tecnología e información, pero no será suficiente, el plan de reconstrucción de la infraestructura requerirá recursos inmensos y debe ser objeto de evaluación, reingeniería, planes operativos y financiamiento, seguramente de organismos internacionales.

El análisis debe incluir el sistema de aplicación de recursos, lograr remuneraciones competitivas internacionales, calidad de vida académica y personal competente, reevaluación de competencias y conocimientos, actualización de objetivos, contenidos y alcance acoplados a la época tecnológica, pero, sobre todo, revisión organizacional de toda la educación universitaria. La educación universitaria pública ha crecido hasta la exageración con pésima calidad, se ha desparramado por el territorio nacional, sus autoridades son como generales, incompetentes y su número ha crecido. Están presente en casi en cualquier lugar del territorio, con el agravante, que muchos de ellos, no tienen el perfil adecuado, y otros que probablemente lo tengan no desean ser renovados en sus cargos, violando leyes y reglamentos y tampoco, reconocen su responsabilidad. Es un tema de grandes decisiones porque su análisis debe conducir a la optimización, definición de funciones, alcance, reducción e integración institucional.

Todo ello requiere de estrategas que definan y presenten un cuadro de desempeño, el cual está condicionado al cambio del modelo político actual. Si no lo estimulamos y contribuimos a hacerlo, perdemos el tiempo, nunca podremos salir del hoyo en que nos metieron estos individuos resentidos, que miran a la universidad no como un centro de desarrollo e investigación, sino como. instituciones no convenientes a sus intereses y que, a sus recursos de capital humano los ven como adversarios, o más bien, enemigos.

La universidad como centro ductor comienza a aflorar y organizarse, a buscar conexión con líderes éticos y lícitos de la sociedad, está lista para convocar a grandes agrupaciones para la defensa de la universidad y de la educación en general. Al revisar estos últimos aspectos, concluirnos, que cambiamos el modelo usurpador, o se perdió la universidad como tantas cosas que han desaparecido como consecuencia de un sistema de gobernanza autoritaria, semejante a las del siglo pasado que nos han dejado sin país, exhaustos, acompañados de abulia y marginalidad.

No es posible vivir sin educación, mucho menos mediatizada, si no hacemos lo que tenemos que hacer, contribuimos a la destrucción del país que ya toma la forma impuesta por los intereses antinacionales, conectados a un sistema global corrompido y aprovechador. Manos a la obra ciudadanos y salgamos de este camino de la amargura.


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