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Ordena el regente castrista estar pendiente de cualquier bicho extraño, porque puede ser espía, desestabilizador –o ambos–, venidos de otras latitudes con instrucciones para enredar y sabotear la exitosa catástrofe oficialista que recientes y perpetuos chavistas derraman a placer por Venezuela.

Por allá tuvieron sueños, pero a tiempo se dieron cuenta de la regresión que iban a padecer, y se decidieron por un exitoso empresario/banquero. Derrotando la demagogia populista, primero con quien se suponía suyo pero no de sus instrucciones, y ahora por el futuro que conducirá un camino de libertad, emprendimiento y prosperidad.

La izquierda trajina afligida, desencajada y el Foro de São Paulo comienza a dar señales de agotamiento, dando tropezones en Latinoamérica. Continente que poco a poco aprende lecciones observando la calamidad, viviendo la catástrofe, padeciendo la ruina y el desastre comunista del socialismo bolivariano del siglo XXI.

Es el cuento viejo, conocido del ladrón que roba y señala a lo lejos llamando la atención sobre otro presunto robador, y en esa dirección se lanzan a perseguir los castigadores, mientras el cleptómano auténtico, escapa despejado con lo sustraído en otra dirección. Historia antigua, truco usado, en el que muchos siguen cayendo, hasta que les sucede como en otra leyenda, la de quien mentía una y otra vez anunciando la llegada del lobo feroz y cuando de verdad llega, nadie le hace caso y la bestia lo devora.

El animal salvaje ingresó en el gallinero por allá a finales 1988 después de que los partidos políticos extraviaron conexión, brújula, chaveta y chiflados corriendo atolondrados entre mujeres bellas y candados en las rejas. Uno cabalgó por la llanura mientras la fiera comunista embozada se le colaba. Llegaron con guiño y sonrisa, mintiendo con encanto, brujería, y bajando la voz, afirmó: él era quien conduciría por vías de justicia, inclusión, rescate y prosperidad. Y con él otras criaturas pequeñas pero excelentes imitadores. Algunos después huidos, otros echados a patadas, los convertidos en perennes embajadores; y hasta quien lo acompañó en picardías, asalto y engaño, para después calificarlo de criminal gallina, acróbata político, que regresó a quitarle las pulgas enviándolo lejos para apaciguarlo.

El sucesor no sabe qué hacer, desconcertado, se le seca la hierba y caen barandas, se entromete en indeseado berenjenal fronterizo, y no le salen las cosas como pensaba. Se disfraza de comandante alarmando para escudriñar, en cualquier sabandija rara, a un delator o soplón alegando perversidad y deseos de complot contra la revolución, que describe como bonita y perfecta. Pero el desnutrido ganado, cada día más hambriento, ve y sufre como el estercolero seco que ya es.

Aquella ilusión retorcida realizada por los obreros en el poder, concluyendo con un país que se negó a ser chavista, una heredera descompuesta y el escándalo corruptor de Odebrecht que no se limitó a corromper a los endógenos sino que tendió prolongaciones por toda Suramérica.

El hecho es que comienzan, con todo, covid y no demasiados logros, tiempos de reflexión para recordar desplantes personalistas y pro-chavistas. También para estudiar, madurar y aprender a quienes siguen siendo esperanza.

Más complicado el asunto por tierra inca llena de ciudadanos hartos, donde hasta personajes populares se suicidan avergonzados, decepcionados, pero para suerte, quien quiera logre la presidencia tendrá poder limitado.

Con insuficiencias, errores, nulidades y alardes del madurismo chavista en Venezuela, por muchas equivocaciones que cometa la oposición seguimos teniendo ciudadanos valientes, coherentes, honestos, perseverantes en acción, y a un mundo libre, democrático convencidos que deben involucrarse sin sentirse culpables, entendiendo que la crisis es por un marxismo ignorante, inútil, ladrón y soñador de una isla de la fantasía que nunca llegó a ser mejor bajo el castrismo de lo que había logrado antes de la caída del mafioso sargento-coronel y que ha vivido cabalgando sobre sueños falsos e ilusorios, inopias, privaciones y miseria.

Llevamos ya 21 años de despiporre, abundante y profusa palabrería aburrida como coronavirus, de mordazas destejidas, violaciones de los derechos humanos, arbitrariedades y abusos a la vista pública. Más allá del Arauca está la bestia del Grupo de Puebla, mientras milicianos berrean y balan entusiasmados porque podrán defender la guarida rodilla en tierra.

El animal salvaje y cruel continúa atemorizado, los borregos no tienen qué comer, se enferman y hasta la lana pierden, cuidado si no terminan por convertirse en carnívoras. El hambre y la frustración son fuerzas peligrosas

¡Unos están siendo echados, y otros por allá van!

@ArmandoMartini


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