Ya ganaron las elecciones. En los días por venir comenzarán a juramentarse concejales, alcaldes y gobernadores. Tomarán posesión y formarán sus “equipos” de trabajo. Y como tienen la Navidad encima, empezarán por adornar las oficinas, las plazas y las calles y allí comenzará la historia de las compras sin licitación. Pero todo eso forma parte del terreno de las suposiciones.

¿De qué se ocuparán entonces en Miraflores? Porque allí ya pusieron los adornos y hasta venaditos de luces. ¿Tendrán en la lista de prioridades el programa de trasplantes o las quimioterapias de los niños con cáncer? ¿Tendrán en agenda el estado de las refinerías de Pdvsa y el abastecimiento de diésel que necesitan los productores agropecuarios? ¿Revisarán en qué estado está el supuesto plan de vacunación contra el covid? ¿Algún ministro se ganará un bono por proponer una solución lógica al problema del suministro eléctrico en el país? ¿Dejarán por fin en libertad a los presos políticos?

Y ni hablar de las promesas electorales. ¿Héctor Rodríguez tiene ya listo el equipo de expertos que trabajará para solucionar el problema del abastecimiento de agua en el estado Miranda? ¿El gobernador de Amazonas, su homólogo de Bolívar o el vecino de Delta Amacuro tienen pensado qué hacer con la minería que está destrozando el Parque Nacional Canaima?

Una cosa tan primordial como la basura, ¿la nueva alcaldesa del municipio Libertador tendrá alguna idea de cómo mejorar el servicio de recolección de desechos en su jurisdicción? ¿Algún plan para arreglar el Metro de Caracas de una vez por todas y que vuelva a ser el modelo de transporte que fue en la cuarta república? ¿En su lista de tareas figurará la reparación de calles y avenidas y el destape de cañerías para que con las lluvias no se conviertan en ríos y lagunas?

¿Cuál de los psuvistas elegidos tiene pensado algún programa para acabar con la desnutrición infantil? ¿Están pensando en reparar escuelas, adecuarlas a las medidas de bioseguridad para que los niños puedan asistir a clases de verdad?

Todo eso sería gobernar, un verbo que no estamos seguros algunos sepan a estas alturas ni siquiera conjugar. Llegó la hora, señores. Sus estados, sus municipios, necesitan que se pongan a trabajar. Suficiente el festejo por el mapa teñido de rojo, seguido de la magna celebración por el cumpleaños de Nico con artista internacional incluido, como es usual. “Yo sé bien que estoy afuera”, lo escuchamos todos cantar –su palabra vaya por delante, dirían algunos–, pero tienen que poner de una vez por todas los pies en la tierra. Son muchas las necesidades, hay prioridades. Hagan un esfuerzo y demuéstrenles a esas 3.722.656 personas que depositaron su confianza en los candidatos del PSUV que no se volvieron a equivocar.

Ya no están en campaña. Hacer política no es insultar al opositor. No es andar con camionetotas blindadas y seis guardaespaldas. No es tomarse un whisky 18 años en los mejores restaurantes. No queremos ser aves de mal agüero, pero las necesidades no esperan a que acabe la fiesta. ¡Pónganse a trabajar!


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