El panorama mundial actual está caracterizado por crisis de diferente naturaleza, entre ellos uno de los más significativos es el problema de gobernabilidad. Obviamente, Venezuela no es la excepción. El hambre, la migración, la salud y la existencia de grupos extra-institucionales armados, los colectivos, guerrillas importadas, fuerzas paramilitares, equipos de exterminio oficiales, etc., generan entornos de violencia y terrorismo que intimidan a poblaciones enteras; Por otra parte, destacan los problemas de desigualdad y exclusión, la agresión a quienes piensan de manera diferente, la privación de libertades y derechos, el debilitamiento de la participación ciudadana y una fuerte tendencia que conduce inevitablemente a una férrea dictadura. Estos son algunos de los problemas que requieren de un conocimiento y gestión política actualizados, eficaces y eficientes.

Esta abundancia de conflictos y confrontaciones ha contribuido a que numerosas poblaciones se sientan amenazadas por la falta de atención y de los servicios provocando no solo la migración hacia fuera, sino incluso internamente hacia los centros poblados urbanos más importantes, que por razones estratégicas el régimen protege para evitar conflictos y protestas, en todo caso, se percibe que enorme cantidad de ciudadanos sean afectados porque intuyen que sus vidas han perdido valor y un número significativo de ellas se encuentran sumergidas en la incertidumbre, inseguridad y desprotección.

Cada vez más se observa a personas o grupo familiar a quienes no le queda más alternativa que abordar sus problemas a nivel individual; irse del país, o buscar su propia tabla de salvación con múltiples acciones o emprendimientos personales, incluyendo el desinterés en el tema coyuntural político que provoca el debilitamiento de la participación de las personas en la vida pública, despreciando por lo demás a los partidos políticos y se escurren con el estribillo de “yo no soy político”.

A las crisis antes mencionadas se le suman situaciones como las persecuciones políticas con la consiguiente pérdida de vidas, de poder individual y social. Es decir, no pueden agenciar sus propias vidas. Los desafíos antes señalados son de tal magnitud que representan una amenaza a la democracia potenciados por los grupos humanos que todavía permanecen privados del acceso a la educación, a la salud, vivienda, seguridad personal y otros factores que disminuyen el logro de una vida realmente digna.

El intenso clima de conflictividad se suma el hecho muy importante y relevante, la escasa capacitación de que quienes aspiran a gobernar por no citar a los funcionarios del régimen que todos sabemos de su ignorancia y mala conducta típica del fanatismo comunista y su dependencia de los gobiernos de países no democráticos o explotadores como Cuba. En todo caso, todo indica que un gran número de opositores que se declaran políticos aspiran a gobernar no han desarrollado capacidades para diseñar y ejecutar políticas públicas a favor de la gente y menos aun rendir cuentas.

Esta problemática plantea con carácter de urgencia la necesidad de una formación sólida, crítica, analítica y también propositiva de personas interesadas en ejercer un liderazgo político. Es decir, la adquisición de un mecanismo rápido y eficaz para capacitarlos como políticos.

Los políticos deben forzosamente capacitarse en política, para construir “políticas” adoptando un enfoque de competencias críticas-propositivas, que reconozca la obsolescencia de algunos enfoques, convencidos de que “saber qué no es lo mismo que saber cómo”; que estén dispuestos a construir nuevas propuestas ajustadas a dimensiones que promuevan el desarrollo de la libertad y la democracia, colocando al individuo en el centro de las políticas públicas.

Un ejemplo muy relevante se refiere al nombramiento de funcionarios diplomáticos y consulares sin la menor idea de lo que significa la carrera diplomática, sus diferentes vinculaciones y requerimientos internacionales. Son analfabetos diplomáticos aprendiendo sobre la marcha, lo cual deja muy mal parado no solamente a quien representa, sino a sí mismo sin medir las consecuencias sobre el impacto de sus acciones ante gobiernos de los países a los cuales han sido destacados.

Es importante reconocer que desde hace algún tiempo han comenzado a surgir propuestas alternativas en los temas y el conocimiento de lo que en realidad es, y puede ser una buena gobernabilidad democrática. En la política hay algo más que racionalidad cuando se intenta hacer política y gobernar, hay necesidad de tomar en cuenta las frustraciones, inseguridades de los ciudadanos, así como las percepciones de sus realidades, sentimientos de indefensión y desconfianza. También es necesario incluir temas como estrategias alternativas de diálogo psicopolítico, y de negociación orientados hacia una complementariedad de ideas y propuestas. Investigar la inseguridad, las frustraciones de las personas, así como las percepciones de sus realidades cotidianas que constituyen formas necesarias de indagación pertinentes con las herramientas epistemológicas necesarias. 

La visión general está hoy en día orientada hacia el análisis crítico del pensamiento político para poder abordar problemas claves y concretos que presenta el entorno político, con énfasis en la existencia de una meta política, es decir, pensar la política desde la política, que muchas veces pasa inadvertida cuando se manejan y manipulan significados y conceptos para ejercer el poder, en particular cuando este es autoritario y dictatorial.

Estas situaciones están asociadas a la redefinición de conceptos políticos claves y al estudio de procesos de deshumanización y exclusión de aquellos que piensan diferente, con las consecuencias de agresión, violencia y aniquilación. Estudiar, investigar y analizar las realidades políticas y sociales es un proceso clave, por lo que se deben abordar diferentes dimensiones de las miradas hacia lo que es hacer política haciendo énfasis en un liderazgo transformador de realidades.

Todo el mundo está expuesto a la herramienta del conocimiento político que facilita tender un puente entre ciencia y humanidades coadyuvando al mejoramiento del analfabetismo científico. La mayor parte de los políticos son analfabetos científicos, pero la mayoría de los científicos y académicos son analfabetos políticos.

Los políticos tienen que aprender a pensar como científicos y los científicos actuar dentro del marco de la gestión política, El planteamiento anterior, induce la necesidad de disponer de formación en política, Si se inserta este conocimiento con el ejercicio de su propia visión, no solo mejora su cultura social y está listo para enfrentar buena parte del entorno donde se desenvuelve.

Son necesarias nuevas competencias gerenciales, liderazgo y laborales, para los cuales no estaba preparado más allá de sus estudios con el conocimiento adquirido apropiado, dotado de herramientas científicas y profesionales que le proporcionarían sentido común y métodos de trabajo que tendrán alguna vez aplicaciones prácticas y le harán comprender funciones nuevas sustentadas en los métodos y operación de una organización gubernamental sin importar el nivel y estructura del Estado.

El desarrollo profesional exitoso fuera de la rutina conducirá a un profesional medio por el camino de nuevas aplicaciones por aprender, tomar cursos acelerados y, finalmente cuando alcance las funciones ejecutivas la comprensión de la política le dará la necesaria ventaja ética que inevitablemente lo llevara a formular políticas internas y externas y seguramente lo conducirá a la conexión pública, popular y lo más importante, a la rendición de cuentas de su gestión y reconocer los riesgos de la corrupción.

Los políticos requieren una dosis importante de formación política, acompañado de la humildad necesaria, dejarse ayudar y asesorar, incluyendo el conocimiento de la ciencia y de la tecnología, sobre el mundo, su entorno, y de su propio ámbito incluyendo una mejor manera de pensar sobre el mundo y su circunstancia.


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