Los enemigos de la democracia colombiana ya se quitaron la careta, está claro que el comunismo internacional está utilizando la combinación de todas las formas de lucha para acabar con la democracia colombiana. El sorismo, movimiento mundial con gran músculo financiero, está utilizando la estrategia gramsciana del marxismo cultural, para a través del minado de la estructura institucional imponer el socialismo de siglo XXI. Lo que no está claro es quién saldrá a defender la democracia, pareciera que el “establihment” se rindió antes de dar la pelea, y acepta resignado la imposición comunista camuflada en su eufemismo del socialismo del siglo XXI. Por eso insisto en la necesidad del surgimiento de un “outsider” que reivindique al pueblo colombiano y a través de un movimiento  de restauración nacional salve la democracia en este país.

George Soros es un multimillonario inversor de origen húngaro, conocido como “el hombre que quebró al Banco de Inglaterra”. Es un reconocido promotor y financista del “progresismo “ a nivel mundial , su “ Open Society Foundation” es la financista mundial de los movimientos del marxismo cultural, que intenta socavar los valores fundamentales del mundo occidental a través de la promoción de contravalores como la eutanasia, las drogas, el aborto, los movimientos separatistas y los LGTBI.

Basado en la teoría gramsciana de la revolución pasiva, Soros entiende que la destrucción de la democracia se hará a través de la deslegitimación de las instituciones y la subversión cultural. Por eso, uno de los pilares del sorismo son los medios de comunicación, tiene una red global de medios, encargada de la difuminación de “fake news” con el objetivo de acabar con las instituciones democráticas. Soros interviene en la destrucción de la democracia a nivel mundial por medio de la prensa basado en dos estrategias: financiación de fundaciones que tienen como objetivo el apoyo de medios y periodistas marxistas, y la inversión en medios de gran relevancia, como The New York Times.

“La fundación Ideas para la Paz de Sergio Jaramillo, el estratega del ‘proceso de paz’ del contubernio Santos-FARC; Nuevo Arco Iris y Paz y Reconciliación, las instituciones regentadas por el exterrorista del ELN amnistiado, León Valencia, lo mismo que el portal Las 2 Orillas; y otras entidades reciben financiación del millonario Soros, tal como lo confirma Lía Fowler, una exagente del FBI con un gran conocimiento de Colombia, quien desde tiempo atrás viene advirtiendo sobre las amenazas para la democracia colombiana que se originan en organismos que patrocina el filántropo Soros”. ( http://www.lalinternaazul.info/2019/12/10/las-inversiones-de-george-soros-en-colombia/ ).

La embestida del marxismo cultural a través de Soros contra la democracia colombiana se ve nítida últimamente. El sorismo tiene como punta de lanza acá al farcsantismo, y a través de las FARC y otros carteles narcotraficantes, de las fundaciones dedicadas a la promoción del socialismo del siglo XXI y de los medios propios o aliados, el sorismo y el farcsantismo (que al fin y al cabo vienen a ser lo mismo), conscientes del rol fundamental que desempeñan las fuerzas militares en la defensa de la democracia, han desde el año pasado intensificado su campaña permanente de deslegitimación de las mismas a través de su desprestigio.

The New York Times, propiedad de Soros, a través de su reportero comunista y aliado de las FARC Nicholas Casey, publicó documentos a finales del año pasado que involucraban al cerebro de la lucha contra la subversión comunista del socialismo del siglo XXI: la inteligencia del Ejército. Su blanco era el para ese entonces comandante del mismo, general Nicasio Martínez, y en efecto logró su destitución disfrazada de renuncia. Esa acometida contra la inteligencia del Ejército continuó recientemente con una publicación en el medio santista Semana, que sirvió de correa de transmisión de la “fake new” del NYT en diciembre y ahora se hace al revés, Semana publica una denuncia que es replicada por el NYT.

Está clara pues la estrategia del sorismo-farcsantismo-socialismo del siglo XXI: minar la institucionalidad acabando con la base fundamental de su defensa, la inteligencia militar. Desde las negociaciones en La Habana, el farcsantismo impuso el desmantelamiento de la inteligencia del Ejército. Supongo que el ministro Botero se dedicó a su revitalización, y por eso ahora el sorismo-farcsantismo vuelve a sus andanadas contra esa vital institución del Estado. Semana se convirtió en la “Corte Suprema de Justicia Militar”. El gobierno inexplicablemente dio de baja a los oficiales denunciados por el medio sorista sin el debido proceso y nadie ha salido en defensa de la institución militar. Un senador conservador, Gómez, parecía en el debate de control político más del MOIR que conservador; el CD ha sido muy débil, dejando solo al presidente Uribe en defensa de la institución militar y por supuesto el resto del país político se ha aliado con el farcsantismo en la deslegitimación del Ejército.

Está claro que la institucionalidad democrática se encuentra al filo de la navaja, nadie quiere dar un peso por ella, la respuesta a la pregunta del título de este artículo está, pues, en el mismo seno de las fuerzas militares. Ya basta de que se deje ningunear por sus supuestos defensores y ser casi destruida por sus enemigos. Los militares patriotas que no están comprados por el cartel narcotraficante del farcsantismo, liderado por el general Mejía desde la Embajada de Australia, debe acabar con su silencio y hacer valer su palabra. Si no se hacen sentir públicamente, el sorismo acabará con las fuerzas militares.


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