El poder ciudadano está racionalmente pensado para que garantice las libertades individuales y las capacidades de los ciudadanos en su organización, para que  el Estado logre sus fines, entre ellos, lograr que la sociedad civil  tenga capacidad de canalizar sus demandas, para que sus individuos trabajen para sí y para otros, en la esfera de su realización individual y colectiva.

Un poder público fundamentalmente educador y observador del comportamiento y de los fenómenos sociales, independientemente de su estrato social o limitaciones derivadas de su salud mental o física.

Ese poder público educador lo concebimos como un espacio público neutral descontaminado de ideologías políticas o partidistas en el cual se diferencie, perfectamente: Gobierno y Estado.  Que esté presente por toda la nación, desde las parroquias hasta la capital del país, total y absolutamente descentralizado. Cada sede debe estar equipada para promocionar la acción colectiva, empoderar al ciudadano en su acción pública y utilizar los medios de participación ciudadana programadas en el artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en lo político: la elección de cargos públicos, la revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas; para que sean verdaderamente vinculantes.

Además, darle contenido, sentido y coherencia a la organización ciudadana ¿cómo se organizan los ciudadanos?, ¿para qué se organizan? Y el apoyo legal y formativo para que logren su objetivo.

En el contexto de un nuevo sistema educativo en combinación con las escuelas. Desde primaria se debe educar en valores para la solidaridad, responsabilidad, cooperación, trabajo… que abarque e incluya a la familia, la empresa privada y al resto de organizaciones trabajando en equipo, apoyándose, las unas con las otras, que conformen redes y generen Capital Social. 

Tantas organizaciones como problemas sociales de salud, discapacidades, enfermedades, educación, servicios públicos…  Un poder público que abra espacios para la deliberación donde gobierno y sociedad organizada se encuentren, para discutir y dialogar sobre los grandes temas de la sociedad, sobre el bien de todos, el bien común.

Además, un poder público en permanente consulta con los ciudadanos ¿qué sienten?, ¿con qué sueñan?, ¿cómo ven su propia evolución?, ¿cuáles son sus límites? Mucha investigación, laboratorio y observación social, que permita a los gobernantes conocer de qué adolecen los ciudadanos y cuáles pueden ser los cambios que requieren, para la mejor y más efectiva implementación de políticas públicas. Digo esto porque los gobernantes creen interpretar fielmente el sentir ciudadano, y no es así, pensando más en grandes avenidas, centros comerciales o infraestructuras… que en la recreación y disfrute familiar, empleos dignos… De allí la idea es que este poder público haga los estudios sobre  los cambios sociales, que lleve estadísticas y censos.

Esta facultad busca conocer qué pasa en esa Venezuela profunda: – la rural de  los caseríos de color marrón, sin calles, techos de paja, conucos, niños descalzos que caminan horas y horas para llegar a la escuela, los pocos que van, cuyos padres madrugan para recoger la cosecha e ir a vender a la carretera, sin agua, sin luz, llenos de enfermedades, sin siquiera un dispensario cerca; – la de los barrios de empinadas escalinatas, de las casas montadas, sin orden urbanístico, ni servicios públicos, expuestos a un deslave en cualquier momento ¿qué pasa por la cabeza de esas personas que se exponen a ese riesgo?; – la de los invasores que ven como una oportunidad cualquier terraplén que ellos mismos dividen, ¿son profesionales de la invasión? o ¿son familias necesitadas que se exponen de esa manera con tal de tener un techo propio?; – la de las urbanizaciones de edificios desteñidos habitados por adultos mayores dejados por sus hijos migrantes, de quienes tienen el sustento; – la de los conjuntos de casa bellas pero con servicios públicos deficientes… qué siente ese venezolano que ha tenido que buscarse la vida con sus amigos y familiares, sin el menor sentido de país, ni de patria.

La institución de este poder público crearía una ciudadanía libre, valorada y escuchada. Pero lo más importante: libre de la ataduras con el Estado, libre del paternalismo, libre de pensar en Papá Estado para que le dé migajas.

De esta forma, es importante el fortalecimiento de todas las organizaciones y expresiones sociales, desde los consejos comunales, de las asociaciones de vecinos, de defensores de los consumidores, de los usuarios, empresas de propiedad social… además de lo expuesto, hago una invitación a soñar cómo conciben ese poder y ese Estado.

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@carlotasalazar


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