A manera de introducción hay que decir que en España “La Inquisición” fue establecida el 2 de agosto de 1483 y las causas de los juicios por esta institución fueron las siguientes:

  1. Sodomía.
  2. Brujería.
  3. Luteranos.
  4. Judaizantes.
  5. Blasfemos.
  6. Mahometismo.

En cuanto a las víctimas de ella es bueno expresar que existen mucha desinformación al respecto, porque si bien es cierto de que hubo víctimas que fallecieron por los procesos realizados por las autoridades eclesiásticas encargadas de ellos; no es cierto de que España fue la responsable de la mayor cantidad de víctimas de esa época.

Por ejemplo, el historiador alemán Wolfang Behringer, en su libro Witches and Witch Hunts: A Global History (Brujos y caza de brujas: Una historia global) del año 2004, establece que en los siglos XVI y XVIII en Europa fallecieron alrededor de 60.000 personas acusadas de “Brujería” y de esas muertes (sólo 500) correspondieron a (Italia, España y Portugal) siendo los países donde se ejecutaron a más “brujas y brujos” los siguientes:

  1. Alemania.
  2. Francia.
  3. Suiza.

Para el caso del Virreinato de la Nueva España, el número de fallecidos por la inquisición en “tres siglos” de historia no llegan a 60.

En el caso de la Provincia de Venezuela, hasta la fecha no se han encontrado registros que indiquen que algún habitante de la región fuese sentenciado a muerte por el Santo Oficio de la Inquisición y lo que sí ocurrió fue el conflicto entre autoridades eclesiásticas entre sí y entre autoridades eclesiásticas y civiles. Motivo por el cual vamos a comentar algunos hechos particulares al respecto:

Como bien sabemos, en los orígenes de la Provincia de Venezuela, el rey Carlos I de España (V de Alemania) entregó la administración de estas tierras a los Welser con la misión de explorar y fundar ciudades y esto encendió las alarmas de las autoridades católicas, las cuales intuían que estos alemanes fuesen a propagar los pensamientos de Martín Lutero en la región.

Para el año de 1535, el obispo Rodrigo de Bastidas le escribe al emperador Carlos V sobre las acciones que él venía haciendo en la Provincia de Venezuela para evitar la propagación de lo que él le llamo “Lepra Luterana” y en una parte de dicha misiva le dice lo siguiente:

Paréceme que V. M. debe prohibir que ningún alemán pase aquella conquista más de la persona del Gobernador, ya que haya de ser alemán y especialmente siendo personas de poca calidad, porque se averigua haber habido en aquela provincia algunos que han tenido opiniones del herje Martín Lutero, las cuales todos son muertos en la entrada que hizo Ambrosio Alfinger Gobernador, ellos y todos sus bienes. No se procedió contra ellos, excepto contra un maestro, Juan Flamenco, inficionado de la dicha lepra, al cual prendí e hice contra él el proceso y remití al Obispo de San Juan, como Inquisidor General se dice ser de estas partes.”

Luego, en 16 de enero de 1576, el obispo Fray Pedro de Agreda le escribe una carta al rey Felipe II, donde denuncia al arzobispo de Santo Domingo, Fray Andrés Carvajal, por sabotear sus denuncias a través de la inquisición, las cuales refiere que “han minado su autoridad y competencia”.

Tales acciones se referían a unos casos ocurridos en la Nueva Valencia del Rey que fueron los siguientes:

A-Denuncia sobre el señor llamado “Pedro Portugués” quien fue acusado de negarse a pagar los derechos por una misa que había ordenado y que le contestó al sacerdote con lenguaje grosero. Sobre este caso el Arzobispo Carvajal ordenó “devolverle la honra” a este señor a lo cual se le sumó la decisión del gobernador Mazariegos de nombrar   Teniente al acusado, lo que por supuesto generó un gran disgusto en el Obispo Agreda.

B-El segundo caso se refiere a “Diego Díaz” quien es acusado de (Blasfemia) por haber invocado al diablo y fue multado por el obispo Agreda; pero el arzobispo Carvajal pidió reconsideración del caso.

C-El tercer caso se trató de un francés a quien llamaban “Beltrán del Buen Mesón” quien fue acusado por expresar que “las misas no estaban en el evangelio ni las había instituido Jesucristo” cuya denuncia fue rechazada por el arzobispo Carvajal.

Evidentemente, estos casos no representaban mayor trascendencia y nos imaginamos que la óptica con la que los analizó el arzobispo Carvajal, lo llevaron a considerar que por un lado eran faltas menores y por el otro, que algunas hasta pudieron ser consideradas que fueron hechas por gente que no estaba muy bien con respecto a su salud mental.

Como podemos observar; lo ocurrido en la Provincia de Venezuela y la Nueva Valencia no tuvo mayor trascendencia en lo que se relaciona a sentencias de muerte, y lo importante aquí es conocer y analizar toda la documentación relativa a ese tema, porque deja al descubierto no sólo los conflictos entre las autoridades, sino que también nos revelan datos bien significativos relacionados a los entornos y vida de las ciudades, que también se transforman en episodios que  resultan hasta simpáticos por las ocurrencias y lenguaje de las personas de aquella época.


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