Las naciones caribeñas tradicionalmente han mantenido excelentes relaciones con Venezuela. De ello han dado muestras inicialmente a través del cónclave de países conocidos como Caricom, agrupación que impulsó la región en la convicción que tales islas aun cuando durante muchos años han estado bajo la administración y autoridad de potencias  del viejo continente, su vínculo con la cercanía a los territorios americanos es de cotidiano contacto comercial y cultural.

Motiva ello buscar la unidad y participación política en la región, así como por la cercanía de economías en vías de desarrollo suministrar bienes y servicios a precios accesible a los habitantes isleños que de tener la necesidad de conseguirlos se verían en la obligación de cancelarlos a precios excesivamente caro por la distancia de su ubicación.

La incorporación de estos espacios en una unidad de colaboración con sus pares motiva la fundación de Caricom el 4 de julio de 1973 para lograr el desarrollo sostenido de los poblados marinos.

Todo ello llevó a su incorporación como ente estadal por derecho a los fundadores a la Organización de Estados Americanos.

El Pacto de San José, sufragado por México y Venezuela y más recientemente Petrocaribe, se firmó en favor de naciones del área que constituyeron alianzas altamente beneficiosas para los islotes vecinos, que de igual manera brindaron un espaldarazo a las naciones con menores recursos de América.

Ello sin duda alguna permitió ubicar sus economías a un nivel realmente competitivo dentro del marco de su principal actividad como es el turismo ambiental.

La hermandad quedó demostrada una vez más, aunque hoy renieguen de los venezolanos y los deporten de sus provincias.

Estas reciben puntualmente el crudo y derivados pero con el tiempo incumplen con el acatamiento de los pagos hasta la fecha.

Venezuela en recientes compromisos bilaterales da un paso adelante en favor de algunas islas con menores posibilidades o con bondades geográficas financiando Petróleos de Venezuela el establecimiento de almacenaje de combustible o la creación de refinerías, alquiler o reactivación de las existentes unidades aguas abajo para servir el mercado local.

Hugo Chávez y Nicolás Maduro tiranizan las urbes convirtiendo programadamente a estos habitantes en hambrientos y enfermizos seres, quienes antes y por décadas fueron vigorosos ciudadanos y pacíficos vecinos. Todo ello asistidos por los esbirros comunistas cubanos en la planificación y aspirada crueldad de someterlos con intenciones esclavistas.

Ante tales circunstancias, ambiciosos déspotas, autoridades isleñas propician mediante el despojo hacerse de bienes que no les pertenecen, no pagar deudas de facturas energética a precio y términos ventajosos, y en el extremo emitir decretos despojando al hermano  suramericano de lo que por ley y razón centuriana  le pertenece.

Los capitostes de Cuba, Dominicana, Aruba, Jamaica, islas menores verán ante sus tribunales reclamar por ley el aprovechamiento indebido perpetrado a los hijos de Bolívar, por decir lo más suave.

Creo conveniente hacer referencia a los últimos acontecimientos, el oro venezolano explotado ilegalmente y transportado en igual circunstancia corrupta, así como referirnos a hechos de igual magnitud donde autoridades de las islas caribeñas han tenido injerencia fortuita o cómplice en perjuicio patrio.

El comunicador venezolano Casto Ocando, investigador periodístico, denuncia con lujo de detalles la existencia en tierra holandesa, en la isla de Aruba, de una unidad aérea de siglas norteamericanas, proveniente de Venezuela, la cual por fallas técnicas aterriza en la instalación internacional Reina Beatriz.

De inmediato este avión, refiere Ocando, es abordado por la policía aduanal, que luego de identificar a los tres pasajeros como la carga determinaron un traslado de oro de gran pureza valorado posteriormente cerca de 1.000 kilogramos de peso en 50 millones de dólares, sin certificado de origen reflejan las primeras noticias. ¿La procedencia? Venezuela.

Lo que era un hecho cierto corroborado por varias fuentes, inexplicablemente luego del comunicador informar lo acontecido, fue negado por el ministro de Justicia del gobierno centro-izquierda de Aruba, Andin Bikker.

Pocas horas luego se establece una controversia intergubernamental que apunta más hacia el deseo de esconder por algunos el incidente y el cargamento del precioso metal que a ratificar lo ocurrido.

Conocimos que autoridades de drogas de Estados Unidos destacadas en la terminal exigen la entrega formal del oro como de los indiciados, pero hay pocas muestras de colaborar, lo cual llevaría el caso ante la justicia holandesa destacada para tales fines.

Con motivo de la ubicación de la unidad aérea y hurgando acerca de los incidentes entre las islas de Curazao y Aruba con las autoridades venezolanas, estas reflejan inestables relaciones diplomáticas desde 2018 hasta la actualidad, lo cual ha incidido negativamente en el comercio bilateral.

Expertos burócratas en el área minera han expresado que bien el oro llevado en el pasado de manera legal a Curacao hoy podría estar escondiendo a funcionarios  de Venezuela.

Luego de algunos incidentes la autoridad de Curazao suspende el mercadeo de la joya y transporte hacia Europa, Dubai y Estados Unidos; pero inexplicablemente las estadísticas revelan que este intercambio todavía está activo en cientos de kilos hacia Estados Unidos y Suiza.

El decomiso hace pocos días de 932 kilos de oro en Aruba, junto con las declaraciones del piloto retenido, da fe de la ruta sur de Venezuela-México destino final.

Al parecer el final de la cantidad en peso podría ser inferior, lo cual sería de lamentar por los venezolanos, sus legítimos propietarios.

A pesar de los inconvenientes y reclamos de Estados Unidos, arubeños continúan comercializando legalmente en oro y otros metales preciosos convirtiendo a esta región en punto de recolección para ser llevado a mercados industriales de la telefonía y elaboración de joyas.

Los mayoristas insisten en la legalidad del bien artesano desde su identificación de origen incluyendo el conocimiento de transportista e intermediarios debidamente facultados hasta los laboratorios de embalaje para certificar su peso y pureza.

En la actualidad, en Venezuela es muy difícil obtener la certificación de origen, pues la incidencia de sectores relacionados con los gobiernos convertidos en productores hacen dudar acerca de la legalidad por parte del comprador suizo y norteamericano principales clientes.

Estos empresarios omiten al instituto emisor venezolano por cuanto su proceso, obtención y mercadeo es violatorio de la ley, mientras el Banco Central es garante internacional de la pureza y peso del metal para venta.

Ante lo acontecido a la avioneta monomotor y su cargamento, un cónclave de autoridades responsables del Arco Minero venezolano se reunieron en la zona de La Paragua, en el estado Bolívar, para evaluar el hecho y sus consecuencias a los fines del comercio inestable y sus pérdidas.

Saquean el oro venezolano y sus piedras preciosas para el provecho de particulares, mientras existe un pueblo desnutrido que padecen males epidémicos; pero ello no será por mucho tiempo, por cuanto la voluntad es ser libre y así lo demuestra día a día, mediante numerosas protestas por diversas justificadas razones.

 


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