Habiendo vivido (y sobre todo alertado) la terrible situación venezolana en la cual el Foro de Sao Paulo experimentó exitosamente su estrategia de reconversión de la subversión de la lucha armada al camuflaje democrático, estoy sumamente preocupado pues veo que acá se repite el mismo guion, obviamente con variantes tácticas, pero sin duda Petro está copiando la estrategia chavista de la destrucción democrática desde las cimas del poder.

Ya lo había advertido Márquez ((289) La «PAZ» estrategia para ganar el poder – FARC – YouTube) desde 2009 las FARC utilizarían el discurso de la paz como estrategia para la toma del poder. Sin duda dentro del libreto estaban los diálogos de paz, que con el traidor Juan Manuel Santos lograron lo inimaginable: el cogobierno del país, a través del veto sobre las políticas públicas por medio de   la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la implementación del Acuerdo Final (CSIVI), y sobre todo con la ilegal incorporación del acuerdo de entrega del país al narcoterrorismo dentro de la norma constitucional, es la dictadura del farcsantismo, que Duque continuó por debilidad ante la izquierda, lo cual determinó el triunfo del socialismo del siglo XXI con Petro.

Pero este presidente guerrillero -sí, es guerrillero, pues si bien dejó la lucha armada nunca dejó el objetivo del M19 de acabar con la democracia e instaurar un régimen marxista-leninista en Colombia- cambió de táctica, las armas por los votos (también como lo hizo Chávez), pero no el objetivo, por lo tanto, la tarea de subversión del régimen democrático siempre fue su norte. Petro tiene como objetivo en su presidencia perfeccionar la tarea del farcsantismo, que sirve de instrumento del Foro de Sao Paulo de convertir a Colombia en un narcoestado, es que ese grupo, al igual que los narcoterroristas de las FARC y el ELN, ya no tienen una meta ideológica, sino que se convirtieron en meros carteles de la coca, quieren el poder para ir instaurando la dictadura del socialismo del siglo XXI y poder ejercer a sus anchas el negocio de narcotráfico, convirtiendo los países que gobiernan en narcoestados.

El guion chavista que convirtió el país más rico de América Latina en uno de los más pobres del mundo lo está implementando al pie de la letra Petro en Colombia. Ya llegó al poder por medio de elecciones, ya está haciendo la tarea de paralización de la Fuerza Pública que comenzó con la decapitación de sus cúpulas y que continuará con la cooptación de sus integrantes al régimen (esta variable es la única incógnita y a la vez la última esperanza que le queda a Colombia, la honestidad de sus militares y policías, que llegado el momento cumplirán su deber constitucional de defender la república y no dejar que esta sea asesinada por los delincuentes de lesa humanidad del narcoterrorismo), si los militares colombianos no se dejan comprar como los venezolanos y nicaragüenses, pues será el fin de la aventura homicida del Foro de Sao Paulo en la región, pues el resto de países dominados por la dictadura del socialismo del siglo XXI caerían como un juego de cartas de naipes.

Pero de seguir Petro con su ideario de instauración de la dictadura del socialismo del siglo XXI, este continuaría con la estrangulación de la economía, que ya la ministra Vélez está haciendo la tarea a la perfección, la caída de la exploración petrolera este primer semestre es el preludio del marchitamiento de la industria petrolera, lo cual significará la ruina económica del país. Esta obviamente pauperizará al pueblo colombiano, haciéndolo dependiente del Estado y por lo tanto sumiso a los caprichos del régimen.

La Constituyente, eje básico de la instauración de la dictadura del socialismo del siglo XXI con Chávez, no tendrá necesidad de convocarse acá, ya Petro acordó con el ELN “examinar, desde una perspectiva democrática, el régimen político y el modelo económico”. (https://www.semana.com/politica/articulo/primicia-gobierno-petro-y-eln-logran-primer-acuerdo-en-la-mesa-de-dialogo-en-mexico/202335/), lo que traducido desde el lenguaje eufemístico al criollo significa el cambio del régimen político democrático por el de la dictadura del partido único y el modelo económico de la economía social de mercado por el del estatismo socialista. La perspectiva democrática a que hace referencia el acuerdo se traduce en el llamado de Petro a “obedecer el mandato popular” y “comenzar los trámites para organizar asambleas populares” (https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/que-son-las-asambleas-populares-que-quiere-instalar-gustavo-petro-778632 ), lo cual en lenguaje llano quiere decir los “ soviets” del leninismo, esto es la dictadura marxista del partido único.

Petro se apresta, una vez logradas las reformas legales que distorsionarán todo el entramado social de la Constitución del 91, pues apuesto a que la mermelada logrará sus efectos en los partidos tradicionales tan adictos a ella (nótese que los liberales todavía son gobierno y que los conservadores y la U han sido fundamentales en los avances que estas han tenido en el Congreso) y en la próxima legislatura se recompondrá la mayoría necesaria para que Petro acabe con los sistemas de salud y pensional y entregue las relaciones laborales a los sindicatos de fachada del régimen; se apresta, repito, a profundizar la toma del poder por el narcoterrorismo, con el acuerdo con el ELN, que establecerá las “asambleas populares” que acabarán con la democracia y el capitalismo, reeditando en Colombia el régimen de Maduro, en el cual el “Cartel de los Soles” tiene todo el poder a través de un gobierno de fachada que es el régimen del PSUV como partido único, con el apoyo de la coerción de los narcoterroristas de las FARC y el ELN, además de los “colectivos”. Acá, insisto, se perfeccionará la dictadura del socialismo del siglo XXI, el farcsantismo, con una “fase superior”, el régimen comunista del PetroELNismo. Esto solamente podrá ser impedido a través de la conformación de un fuerte movimiento de resistencia que desde ya comience la tarea de erosionar ese poder del socialismo del siglo XXI a través de la protesta y del llamado a la defensa de la institucionalidad. Es ahora o nunca.


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