Siempre he criticado el “wishfull thinking” de los demócratas que relativizan las verdaderas intenciones de los líderes comunistas. Cuando se advertía del peligro de Chávez, por su tutelaje por parte de Fidel, siempre se negaba ese peligro; resuena siempre en mi cabeza el “Venezuela, no es Cuba”, pero hay la excusa de que era el primer caso de aplicación de la estrategia del Foro de Sao Paulo para la implantación de la dictadura del socialismo del siglo XXI.

Con respecto a Petro y su verdadera intención no hay excusas: guerrillero de joven, baluarte de las ideas marxistas-leninistas en el país, de sobra conocidas sus íntimas relaciones con el narcoterrorismo, su discurso violento, explosivo, radical jamás dejó dudas de su adhesión al izquierdismo más extremo, su programa de gobierno es claro respecto a su ideología socialista y su pretensión de reformas radicales, que dentro del marco conceptual de la izquierda más ortodoxa, significa la destrucción de todo el orden establecido, esta vez amplificado por la inclusión de ideas del marxismo cultural, principalmente del ecologismo radical. Por lo tanto, que se implantaría una política de decrecimiento, cuya verdadera finalidad es el empobrecimiento de la población, para hacerla dependiente del Estado, y así afianzar la perpetuación de la nueva élite comunista en el poder, era diáfano y explícito.

Por lo tanto, que el establishment no haya creado un frente amplio socio-político de contención al socialismo del siglo XXI, que Duque haya sido laxo con la izquierda, pero sobre todo que César Gaviria haya hecho coalición electoral para allanarle el camino de la presidencia y ya el colmo de los colmos, que los partidos democráticos hayan conformado una coalición de gobierno para instaurar la dictadura del socialismo del siglo XXI, supera con creces el realismo mágico del Nobel García Márquez; los partidos Conservador, Liberal y de la U se deberían ganar el Nobel de la infamia con esa acción, así ahora quieran retractarse, aunque ya es tarde, y sobre todo creo la tesis de Vargas Lleras: “Los partidos aliados del gobierno siguen en su juego. Que 130 proposiciones, que un proyecto nuevo, que votarán en bancada, que sanciones para los indisciplinados, que se mantiene la puerta abierta a los diálogos, reversazo va, reversazo viene. Un circo de tres pistas en el que el proceso continúa avanzando y las posibilidades de que el gobierno consiga “convencer” a liberales, conservadores y partido de ‘la U’ siguen ahí, vivitas” (https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/german-vargas-lleras/columna-de-german-vargas-lleras-juegan-con-candela-759635 ).

Siempre he tenido clara la intención comunista de Petro, desde hace años he insistido en el peligro del socialismo del siglo XXI para Colombia, con motivo de los 100 días de su gobierno expresaba: “Resumamos, pues, este termómetro en dos palabras: caos radical… Está claro que el núcleo de la ideología de Petro es el anticapitalismo. No hay otro planteamiento económico que la ruta del socialismo del siglo XXI: el decrecimiento como vía para el empobrecimiento de la población para hacerla dependiente del Estado, fundamento de la instauración del régimen autoritario que caracteriza a esa ideología. (https://www.elnacional.com/opinion/los-100-dias-de-petro/ ).

A esa inmensa mayoría de colombianos que se autoengañaban con respecto a Petro, el discurso del Primero de Mayo los tiene que haber despertado de la ilusión de concertación que Petro había querido inocular en la opinión pública con la designación de ministros tecnócratas socialdemócratas, estrategia copiada de Chávez, quien incluso dejó en el cargo a la ministra de Hacienda de Caldera y de Defensa nombró al general que públicamente se había opuesto a la reincorporación de los golpistas al ejército; pura estrategia de disimulación para ganar tiempo mientras se atornilla en el poder.

Como también es copia de Chávez los “discursos del balcón”, aunque en realidad esto no es original de Chávez, es una característica de líderes totalitarios (Hitler, Mussolini, Perón, Fidel). En ese discurso Petro usa la retórica de guerra tan querida por los comunistas desde Lenin, al igual que una inequívoca llamada a la lucha de clases: “Vamos hacia un campo de batalla en el que hay que triunfar”; “Los dueños de los bancos, los dueños del capital, presionaron a uno de sus mayores voceros, el expresidente César Gaviria, para que tratara de oponer al Partido Liberal, que se había afirmado a sí mismo como el partido del pueblo”; “Nuestro pueblo es un pueblo sin libertad”; “El gobierno tiene que ir por la tierra. No nos la ofrecen voluntariamente, no nos la ofrece un sector de privilegiados que desde los tiempos del feudalismo y del esclavismo concentra la posesión de la tierra fértil”, son contundentes pruebas de la radicalización de Petro, que en la figura de María Isabel Rueda actúa como el alacrán, qué culpa, si esa es mi naturaleza”. Pues la de Petro tiene profundas raíces en una izquierda radical, así muchos quisieran verlo en el espectro de una izquierda moderada. Ya ha tocado conceptos como expropiación sin compensación, cierre del Congreso, agitación de la protesta popular, vetos a gerentes gremiales que han trinado en su contra, irrespeto de la independencia del Banco de la República, control de precios a los alimentos, negociación con narcos y acuartelamiento de la Fuerza Pública”. (https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/maria-isabel-rueda/columna-de-maria-isabel-rueda-se-radicalizo-el-alacran-764022 ).

La cuestión está clara: Petro se va con toda en la pretensión de implantar el socialismo del siglo XXI en Colombia, ojalá esta vez la oposición no siga en su “wishfull, thinking” despierte y como dice la senadora María Fernanda Cabal: “No podemos caer en el juego de Gustavo Petro, experto en desordenar el país y señalar a otros para evadir la responsabilidad de sus fallas. Ante una izquierda depredadora debemos unirnos para salvar a Colombia” (https://www.eltiempo.com/amp/politica/congreso/gustavo-petro-respuestas-encontradas-por-el-discurso-del-1-de-mayo-764369 ).

Es menester que la derecha deje su miedo a declararse tal, que de la batalla ideológica frente al marxismo cultural, que desde ya inicie un movimiento de resistencia a la dictadura delsocialismo del siglo XXI bajo el mando de Petro, el pueblo colombiano no se deja atraer por el discurso radical de izquierda, la prueba es la aclamatoria recepción a un referente intelectual de la derecha latinoamericana, Agustín Laje, “El odio a la verdadera diversidad es la marca de nuestro tiempo”. @AgustinLaje está en Colombia presentando su libro Generación Idiota. Su presencia ha causado sensación, tras ser vetado en la Javeriana: «Es el evento más asistido en la Filbo”. (@AgustinLaje, 30 de abril).

Ya es hora de que el liderazgo liberal colombiano despierte, la democracia está muriendo, Petro ya le declaró la guerra, solamente se necesita la irrupción de un líder que no le tenga miedo a la dominación de lo políticamente correcto y le hable claro, por fin, al país o ¿van a dejar que como Chávez y Ortega instauren la dictadura del socialismo del siglo XXI?


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