Una escena con la Escuela de Teatro Musical de Petare

De niños se anhela ser astronautas al crecer, actrices o actores de teatro y cine, o jugadores de pelota o de la NBA. Doctores que salvan gente. Abogados para defender hasta a los animalitos que no les respetan sus derechos. Unos quieren ser bomberos porque es su voluntad. Otros arquitectos como Villanueva, Le Corbusier o Fruto Vivas para hacerle casas a todo el mundo y que nadie viva en la calle.

El otro día le escuché decir a un chamo que quería ser sindicalista. Otro que deseaba ser cajero de Farmatodo. Dos de ellos dijeron que querían ser guardias nacionales. ¡Bicho, me dije! ¡Zape, gatillo! Y pensar que cuando jugábamos a policías y ladrones, nadie quería ser policía. Todos querían ser ladrones. Así parece que crecieron muchos hasta que lograron sus propósitos y se convirtieron en cuatreros tremendos, inescrupulosos, descarados, desalmados. Por mi casa, cuando éramos niños, a los que se peleaban entre ellos los amarraban barriga con barriga hasta que se contentaran. Y a los ladrones de mi cuadra los llevaban encarcelados hasta un bambusal que estaba cerca de la quebrada y allí se quedaban presos entre barrotes verdes, amarrados cerca de donde el bambú tiene pelitos de pica-pica. Quienes destacaban por ser virtuosos en algo, se mantuvieron así hasta el sol de hoy.

Desde hace diez años, en la Escuela de Teatro Musical de Petare, en Caracas, un hermoso tropel de niños y niñas junto a Jariana Armas, Natalie Rego, Vyana Preti y un grupo de artistas excelsos lo que juegan es a hacer teatro musical ¡una pelusa! Y lo que sueñan es a seguir haciendo teatro con montajes de excelente calidad hasta llegar a presentarse en todos los escenarios del universo mundo. Como lo dicen formalmente en las plataformas sociales: «Hacemos de la educación teatral una plataforma para impulsar habilidades y capacidades a través de la actuación, el canto, la danza, la voz y la apreciación musical» ¡Qué propósitos y qué portafolio tan maravilloso de disciplinas para compartir, bendecir y seguir creciendo!

De Petare conservo muy presentes las vivencias con mis alumnas y alumnos del Colegio Presidente Kennedy de Fe y Alegría, allá encumbrados en el Barrio Bolívar donde hicimos teatro, fotografía, radio y otros paseos inolvidables. Recuerdos perdurables tanto en mi memoria como en la de muchas y muchos de ellos quienes hoy día son seres más completos -gracias a las artes- ¡que no lo digo yo, lo dicen ellos cada vez que converso con alguno porque todavía mantenemos un vínculo de oro!

En sus 400 años de historia, Petare ha visto nacer a Francisco José Monagas, padre de José Tadeo y José Gregorio; al pintor Bárbaro Rivas y al músico Jermán Ubaldo Lira; al grandeliga Luis Sojo; a la querida Isabella Rodríguez, quien fuera Miss Venezuela en 2018; al fotógrafo José Sigala y al otro artista Miguel von Dangel, quienes abrazaron a Petare como una musa y la adoptaron como terruño. Es decir, Petare es y ha sido históricamente una cantera de gente buena, de gente que ha hecho historia y allí están como paradigmas cercanos.

Como la Escuela de Teatro Musical de Petare y, aún en medio de las mayores adversidades, tanto en Caracas como en nuestra amada provincia y en otros espacios de la región, sabemos que existe una creciente multitud de maestras y maestros a todo tren compartiendo sus saberes y sentires con una cantidad también floreciente de niñas, niños, adolescentes y jóvenes que han encontrado en el teatro, en la música, en la poesía, una causa noble para hacer mejores sus vidas. Allí van de la mano la tenacidad y la excelsa calidad.

¡Y aquellas muchachas y esos muchachos gozan de lo lindo con cada juego, con cada ejercicio, con cada actividad que les proponen sus abnegadas maestras y maestros! Imaginan ser Romeo o Julieta, Abelardo o Eloísa, Antonio o Cleopatra, ser tortuga o liebre, ser príncipe o princesa, mendigo o ricachón y entre que van y vienen, complementan sus estudios de primaria o secundaria junto a la vitalidad y la fuerza energizante del teatro. Algunos ya han llegado a la universidad y han continuado la actividad teatral para llenar de gozo su alma y convertirse en seres más completos

¡Es que al teatro ya lo recomendaba para la educación hasta el propio sabio Comenius, allá en la actual República Checa, por los años de 1600!

Decía el maestro José Antonio Abreu: «La pobreza material es superada por la riqueza espiritual que aporta la música. Una vez que el niño supera la pobreza material sustituida por la riqueza espiritual, al tomar un instrumento y haber iniciado sus clases de música, se encuentra completamente preparado para salir adelante y superar cualquier tipo de obstáculos, bien sean económicos o de índole social». Lo mismo ocurre en el escenario donde se fantasea, se juega, se sueña, se vive y se encarna al teatro musical como un regalo de arte total y maravilloso, y en donde además se pondera el poder de actuar, el poder del arte como medio de expresión ética y de acción social ¡nada más ni nada menos!

En alguna ocasión, las chamas y chamos de la Escuela Musical de Petare escribieron algunos sueños: «Mojar el agua» / «Caminar sobre el mar» /«Que alguien pueda transformarse en perro»/ «Que exista otro como yo y que sea mi amigo» /«Caminar dentro del mar sin tener que nadar»/ «Viajar a París» / «Ir a Transilvania»/ «Volar sobre el mundo pero sin avión»/ «Estar en las estrellas»… ¡Mares de Tinta, efectivamente, como el título de un documental de reciente estreno donde cuentan las peripecias de estos primeros diez años de la institución creando posibilidades contra toda adversidad.

En marzo de este año, el maestro Peter Sellars hizo el discurso para celebrar el Día Internacional del Teatro. Es emocionante encontrar la correspondencia entre unos chamos de Petare y este artista estadounidense. Dijo el maestro Sellars:

“…El teatro de la visión épica, el propósito, la recuperación, la reparación y el cuidado necesita nuevos rituales. No necesitamos que nos entretengan. Necesitamos reunirnos y compartir el espacio, y necesitamos cultivar ese espacio compartido. Necesitamos espacios protegidos de escucha profunda e igualdad.

El teatro es la creación en la tierra de un espacio de igualdad entre humanos, dioses, plantas, animales, gotas de lluvia, lágrimas y regeneración. Ese espacio de igualdad y de escucha profunda está iluminado por una belleza oculta, que se mantiene viva en una profunda interacción entre peligro, ecuanimidad, sabiduría, acción y paciencia.

En El Sutra del Ornamento Floral, Buda enumera diez tipos de gran paciencia en la vida humana. Uno de los más poderosos se llama Paciencia para Percibir Todo como Espejismos. El teatro siempre ha presentado la vida de este mundo como si de un espejismo se tratase, permitiéndonos ver a través de la ilusión y desilusión humanas, la ceguera y la negación, con claridad y fuerza liberadoras.

Estamos tan seguros de lo que miramos y de la forma en que lo miramos que somos incapaces de ver y sentir realidades alternativas, nuevas posibilidades, diferentes enfoques, relaciones invisibles y conexiones atemporales.

Este es un tiempo para un profundo replanteamiento de nuestras mentes, de nuestros sentidos, de nuestra imaginación, de nuestras historias y de nuestro futuro. Este trabajo no puede ser realizado por personas aisladas trabajando solas. Este es un trabajo que necesitamos hacer juntos. El teatro es la invitación a hacer este trabajo juntos”.

¡Larga vida al arte compartido! ¡A la música y la poesía correspondidas! ¡Larga vida al teatro! ¡Larga vida a la Escuela de Teatro Musical de Petare! ¡Larga vida para sus integrantes! ¡Que sigan los inventos y el tren de la libertad nos siga llevando!


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