Muchas veces pasamos por inadvertidas aquellas frases que mencionan algunas personas que han dedicado buena parte de su vida a pensar las ciudades y ejercer acciones que transforman los espacios urbanos. La palabra es determinante y mediante ella hacemos decretos, pero también creamos conciencia y damos ejemplo. ¡Vaya qué responsabilidad!

Esto de querer hacer ciudad es un cuento viejo. No creamos que porque ahora está bien posicionada la tendencia de promover la movilidad urbana sostenible y las ciudades “verdes”, por ejemplo, es que por fin se vienen haciendo cosas para contar con espacios de calidad de vida. En realidad, la preocupación por las ciudades viene desde muchos siglos atrás, desde que se creó –probablemente– la primera ciudad sobre la faz de la tierra en Mesopotamia –conocida como Uruk– hacia el año 3.500 a.C., en lo que hoy es Irak, para congregar a 40.000 habitantes en un lugar diferenciado de la vida rural, con arquitectura monumental y planificación del territorio. Y es que por aquello de que “Dios hizo el campo y el hombre la ciudad”, posiblemente siempre hemos estado llamados, de alguna manera, a contribuir a formar grupos estables, más sedentarios, más confortables, más amables, de mayor convivencia… aunque a veces no todas esas variables conjuntadas jueguen a favor.

Obviamente, este proceso ha tenido una evolución fantástica con el pasar de los años, pero también ha sido un fenómeno vivo e íntimamente relacionado con la cultura de cada núcleo dónde se desarrolla. Así, han surgido diferentes corrientes urbanísticas a lo largo de la historia, por lo que se suelen distinguir, entre otras, la ciudad antigua, la ciudad medieval, la ciudad barroca, la ciudad precolombina, la ciudad islámica, la ciudad anglosajona, la ciudad mediterránea, etc. Pero quizás el tipo de ciudad más cercana a la que actualmente conocemos como tal es la que inicia con el Renacimiento, que marca un antes y un después, para dar por abierta la conformación de las ciudades de la edad moderna, que posteriormente se confirma con el modelo de la ciudad industrial y finalmente con el ideal de ciudad contemporánea, en el que ya comienza a haber una organización político-administrativa y una distribución de espacios y actividades, más parecida a las ciudades de hoy.

En este sentido, lo que marca la diferencia en el fenómeno urbano y permite tener algo distintivo entre una ciudad y otra, es el enfoque que desde distintas perspectivas se tiene al respecto, sobre todo de quienes gestionan el territorio. Así, la geografía humana pone de relieve aspectos como la organización social, los índices de población, el tipo de cultura o la especialización funcional. Por su parte, la sociología, sin desdeñar estos elementos, centra el estudio de la ciudad en el tipo de relaciones sociales que se desarrollan dentro del entorno urbano, los estilos de vida que tienen lugar en este entorno y, en definitiva, en las causas que dan lugar a las transformaciones o cambios sociales que se producen en el mundo urbano. Desde la óptica de la psicología y de la antropología se atiende fundamentalmente a las conductas, a las prácticas sociales y a las influencias del ambiente urbano en la vida psicológica de las personas. Pero, ¿qué ocurre desde la perspectiva de los estudiosos, pensadores y hacedores del fenómeno urbano, propiamente dicho?

Hoy en día hay autores que critican el discurso urbanístico construido durante los dos últimos siglos, al que achacan una excesiva tecnificación y funcionalidad al servicio de la rentabilidad. Ello es consecuencia, según esta corriente crítica, del aislamiento que la disciplina urbanística ha tenido respecto de la política y del debate público. Siendo esto nada positivo a la postre, pues se pierde la conexión –fundamental– entre lo político y lo técnico.

Lo cierto es que esto trae mucha tela que cortar y quizás no alcanzaría un artículo para referirme a ello, además desde lo poco que pudiera conocer del tema, del que me declaro fanático pero un aprendiz obsesionado. Por eso, en este caso decidí apoyarme en algunos opinantes de oficio (reconocidos por su vasto conocimiento y su amplio potencial de transferirnos noción experta cada vez que “abren la boca”, se concentran a escribir un interesante y nutrido paper o realizan una investigación) por lo que dejaré algunas frases que son inspiradoras y esclarecedoras, que nos hablan por sí solas y preparan la plataforma de la reflexión sobre el fenómeno urbano y para que hagamos más de lo que hasta ahora se ha logrado. No quise entonces dejar escrito solamente algo desde mi propia inspiración, sino que decidí citar algunas de las mejores frases que nos han regalado estos referentes.

Algunos pensamientos e ideales de personas –y organizaciones– ligadas al estudio de lo urbano a nivel mundial, nos conciencian sobre temas propios de la vida urbana:

  • “En la ciudad, la calle adquiere entonces una función particular, la de permitir el movimiento; si ella regula demasiado el movimiento, con semáforos, calles de una sola dirección, etcétera, los automovilistas se vuelven nerviosos o violentos”. Richard Sennett (1977).
  • «Una calle muy frecuentada tiene posibilidades de ser una calle segura. Una calle poco concurrida es probablemente una calle insegura (…) Ha de haber siempre ojos que miren a la calle, ojos pertenecientes a personas que podríamos considerar propietarios naturales de la calle (…) La seguridad de la calle es mayor, más relajada y con menores tintes de hostilidad o sospecha precisamente allí donde la gente usa y disfruta voluntariamente las calles de la ciudad y son menos conscientes, por lo general, de que están vigilando». Jane Jacobs.
  • “El espacio público se ha convertido en un melange de símbolos, barreras y elementos extraños que más que acercar, alienan”. Gaudino (2014).
  • “Pretendo hacer calles más seguras, dando la sensación de que son inseguras”. Hans Monderman.
  • En el siglo XX, las calles están mejor pavimentadas. Pero el pavimento ha fomentado la intrusión de una nueva amenaza: el vehículo motorizado”. Daniel Appleyard.
  • “El aspecto social y las características físicas de las Calles Compartidas, nunca pueden verse de manera aislada: la vida pública del sitio va a complementar el diseño urbano propuesto, de manera que el diseño (mobiliario, tipo de pavimento, arbolado, etc.) potencie la vida pública del lugar. El complemento del diseño y el ámbito social permitirán que se reduzca la velocidad y se mejore la vida del contexto específico”. Dérive Lab.
  • “Uno no utiliza el coche propio para visitar la ciudad; el automóvil no es un vehículo para turismo o, mejor dicho, no es utilizado como tal, excepto en aquellos adolescentes que lo utilizan subrepticiamente”. Richard Sennett (1977).
  • “Las personas que viven, trabajan, van a la escuela o dedican tiempo a cualquier otra actividad en una comunidad, son los expertos en juzgar cómo funcionan las cosas localmente. Porque ellos están ahí todos los días, ellos saben qué está sucediendo y entonces pueden proveer pequeños detalles e insignias a temas principales”. Project for Public Spaces.
  • “Las calles son el medio para llegar de un lugar a otro, pero también son destinos en sí mismas. Por muchos años las hemos diseñado solamente para los automóviles y nos hemos olvidado de todas las maneras en que pueden ser usadas. Son para los peatones, no para los autos“. Janette Sadik Khan.
  • “La guía de diseño para nuestras calles tiene 50 años de antigüedad. Realmente han sido diseñadas como carreteras para que la gente se mueva dentro de las ciudades. Fundas una ciudad, le agregas algunas calles y semáforos, sacas del medio a los fastidiosos peatones. Entonces tienes una calle que todos los ingenieros festejan, con autos moviéndose muy rápido. Eso sí, no trates de cruzar esa calle. Pero no tiene que ser de esta manera. Podemos reimaginar, rediseñar y reclamar nuestras calles“. Janette Sadik Khan.
  • “Las estrategias que implementamos en Nueva York no son anti-auto. Fueron pro elección, porque le dimos a la gente más opciones para moverse. El futuro de nuestras ciudades solo está limitado por la imaginación, no por los diseños de la ingeniería. No es fácil, pero es una pelea que debemos ganar. Cuando cambias la calle, cambias el mundo”. Janette Sadik Khan.
  • “En las dimensiones de la comunicación caben las palabras, pero también los gestos como las sonrisas y los contactos como los besos y los ceños fruncidos y los golpes, las cosas como los muebles y los semáforos, los lugares como las azoteas y las esquinas, y los huecos como la velocidad y el silencio”. Pablo Fernández Christlieb.
  • “El objetivo es tomar esta pirámide, donde el auto ha sido el rey durante los últimos 50 años. Pero ya no lo es. El peatón es la clave. Entonces nosotros priorizamos opciones de transporte sustentable. Y cuando hay espacio, permitimos el uso de los autos particulares”, dijo Duncan. Y enfatizó: “Las calles son un espacio público y todos tenemos derecho a usarlas”. Skye Duncan.
  • “Siempre que veo a un adulto encima de una bicicleta recupero la esperanza en el futuro de la raza humana”. H. G. Wells.
  • “Hoy a nivel global 68,7% de la población solo tiene 13% de las riquezas del mundo y esto va ocasionando una serie de fenómenos que se ven en las ciudades como marginalidad o violencia y que están relacionadas con un desarrollo social y económico”. Adriana Lobo.
  • “La innovación es la llave para mejorar la movilidad en las ciudades”. Fernando Páez.
  • “Intentar prohibir el desarrollo de la economía colaborativa tiene un futuro comparable con la prohibición del consumo de drogas, por la sencilla razón que ir en contra de un mercado de muchos demandantes y oferentes que perciben satisfacción mutua en el consumo de bienes es inocuo”. Edgar Enrique Sandoval.
  • “Nos estamos dando cuenta de que si más gente camina y usa la bicicleta, tienes una ciudad más viva, habitable, atractiva, segura, sostenible y saludable ¿qué estás esperando”. Jan Gehl.
  • “El siglo XIX fue el siglo de los imperios, el siglo XX el de las naciones y el siglo XXI será el siglo de las ciudades”. W. Webb (ex alcalde de Denver).
  • “Si puedes cambiar una calle, puedes cambiar el mundo”. Janette Sadik Khan.

Y nuestros pensadores y enamorados de las ciudades en Venezuela, también nos han dejado importantes mensajes, algunos muy enfocados a la circunstancia actual –o la que nos conllevó a ella–, pero que igual retratan una realidad que nos permite entender lo que ocurre y vislumbrar que muchas cosas se pueden hacer mejor a partir de las lecciones aprendidas y las buenas prácticas, en esta búsqueda incesante del quehacer urbano:

  • “Una ciudad sustentable se autogestiona. En una ciudad sustentable sus habitantes no tienen hambre. Una ciudad sustentable comienza por ser gobernable, porque donde hay gobernabilidad todo funciona. No hay sustentabilidad sin gobernabilidad”. Zulma Bolívar.
  • “El problema está en el cómo, porque unos lo ven de una forma y otros de otra. Creo que hay que ir encontrando esas partes coincidentes, teniendo un poco de civilidad, y que por una vez la ciudad, el país, la gente, estén por encima de un color”. Rosa Virginia Ocaña.
  • “A pesar de la complejidad estructural de las ciudades, somos optimistas. La región cuenta con talento, experiencia, herramientas y esquemas dinámicos para asumir los desafíos que continúan pendientes, y que afectan el desarrollo y la sostenibilidad urbana que buscamos”. Soraya Azán.
  • “Las ciudades que no tienen proyectos a largo plazo no pueden resolver sus problemas básicos. ¿Cómo hicieron Barcelona, Curitiba, Medellín? ¿Cómo hicieron las ciudades que se volvieron modelo de transformación en los años ochenta y noventa? Bueno, se dotaron de una visión de largo plazo y de un instrumento técnico: el plan estratégico, que no es un plan urbano –que es lo que siempre se ha hecho en Caracas–, sino un plan integral que incluye un plan urbano, un plan económico y, cada vez más, un plan cultural. Si no tienes un componente cultural clarísimo en el desarrollo de las ciudades, no se resuelven los problemas que tienen que ver con la cultura ciudadana”. Tulio Hernández.
  • “Había problemas antes y se han agravado, sobre todo porque este es un gobierno autoritario y centralista; y hoy en día todo el mundo tiene plena consciencia de que los conflictos de las ciudades no se pueden resolver con el centralismo”. Marco Negrón.
  • “Las ciudades corresponden a una narrativa inconclusa; una novela abierta a múltiples capítulos a través de los cuales se describen las más inesperadas odiseas. Las ciudades también pueden comparase con los estilos literarios; algunas se acercan a la épica caballeresca, otras a la abstracción lírica, a la par de muchas escritas en un estilo opaco y brutal. Desde esta perspectiva, Caracas podría definirse como una paradójica contraposición entre la tragedia y la escena virgiliana; su particularidad narra la insistencia de un espacio que no se reconoce a sí mismo en su potencia descomunal». William Niño.
  • “Tener enfrente problemas urbanos que resolver nos obliga de forma permanente a ajustar la arquitectura de nuestras tecnologías, pensar en su accesibilidad y asequibilidad en contextos de crisis, desarrollar nuevos productos y preguntar si las soluciones que estamos impulsando son viables para la construcción de ciudades inteligentes en los contextos más adversos para ello”. Juan José Pocaterra.
  • “En nuestro discurso sobre la ciudad conviene revisar la supuesta “falta de planificación” de la ciudad venezolana. Esa idea está, incluso, marcadísima en un pensador como Uslar Pietri. Ciertamente hubo un proceso desbordado, pero la ciudad venezolana fue planificada y tuvo equipos de alta formación técnica. Quizás faltó la ejecución, pero la concepción estaba, sobre todo en el período entre los sesenta y comienzos de los ochenta”. Arturo Almandoz.
  • “Los edificios y las calles son el marco en el que transcurre la vida, pero no es la ciudad. La vitalidad de un espacio viene dada por las interacciones entre los seres humanos. La diversidad es una riqueza de lo urbano; no solo desplazarse por donde vives, sino recorrer otras zonas y empaparte de esas diferencias. ¿Y cómo lo haces? Siendo peatón, porque el carro te separa de esa realidad. Por supuesto que para ello se debe contar con transporte público bien estructurado”. Cheo Carvajal.
  • “La gente tiene que ser consultada, evidentemente todo pasa por un filtro, porque ninguna gestión urbana puede complacer solo lo que la comunidad pida, el deber es traducirlo y transformarlo en algo que realmente sirva para múltiples objetivos. Ahí pasas del problema a la oportunidad, que creo es la gran clave del juego”. Franco Micucci.
  • “Puedo asegurar que dentro de los planes de estudio el área de ambiente es transversal y dentro de los contenidos programáticos del diseño vial, está el tema del impacto ambiental, y dentro de este el impacto vial, así se consideran todos los factores y empiezas a involucrarlos en la sensibilidad social porque, al final, ¿qué es el ingeniero? Un gran diseñador de obras de servicio para la comunidad, obras para la gente: un sistema de abastecimiento de agua, una red de cloacas para la comunidad. Eres un gran servidor social, pero también un gran modificador del entorno, si no estás consciente puedes hacer un desastre”. Celia Herrera.

Iniciando la segunda década del siglo XXI, surgió una iniciativa que llevó adelante el Colegio de Ingenieros de Venezuela que se llamó Pensar en Venezuela, inserta en un programa más grande titulado Pensar en las Américas, con algunas jornadas en Brasil y Chile, con la idea de que este foro tuviera una relevancia y la intención de permanecer en el tiempo.  En ese contexto se adelantaron análisis, estudios, proposiciones y logros sobre los múltiples problemas que predominan en el entorno nacional, involucrando todos los aspectos que constituyen a una ciudad. Mucho material se generó, que es de suma utilidad, absolutamente rescatable y con potencial de ejecución en el inmediato plazo, solo siendo objeto de la actualización de rigor.

Esta experiencia la pongo de ejemplo, porque en definitiva el pensar no puede detenerse. Las ideas no mueren, y les pasa como a la energía que no se destruye, sino que se transforman, adaptándose a la nueva circunstancia y al momento generacional por el que se esté pasando. Así vamos sumando tecnología e innovación, pero los principios siguen siendo los mismos. No todos nos atrevemos a exteriorizar nuestros pensamientos, pero lo cierto es que hacerlo es un acto profundamente democrático y las ciudades no son más que eso, el espacio más democrático de todos. ¡Hasta la próxima entrega!


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