Pensando en enero… Un mes que está a la vuelta de la esquina. Aun cuando tiene mucho de incertidumbre, sabemos cómo la supuesta revolución o el régimen, como también le llamamos, sigue imponiendo a todos los ciudadanos sus reglas totalitarias, siendo su mecanismo preferido el control ciudadano.

¡El modelo económico es un completo fracaso! Solo basta ver las estadísticas sobre Venezuela y comprobar que es un récord de años en recesión económica y con el más perverso de los males económicos: la hiperinflación, que es igual a pobreza y crisis humanitaria. Obviamente, al régimen no le interesa corregir para dar un estado de bienestar decente a la gente, no hace nada para mejorar su calidad de vida. La gran mayoría del país vive con angustia y sufrimiento. Hoy son millones los venezolanos que han sido obligados al éxodo por la crisis y el ciudadano común vive las dificultades de la migración y el sufrimiento de su familia. Comparto tres reflexiones, pensando en enero:

1.- Control absoluto

En nuestro país, desde que llegó la supuesta revolución, los ciudadanos salen a votar pero su derecho a elegir nunca ha sido respetado. Como es costumbre del régimen, utiliza la Constitución a conveniencia y convoca a unas elecciones legislativas; pero, como todos sabemos y somos testigos, esta elección de la Asamblea Nacional es una farsa, hecha en el marco de la desgracia del fraude, la corrupción y el ventajismo. El objetivo es el control absoluto de todos los poderes públicos. No será una AN para legislar a beneficio de la gente, ni para ejercer la función de control a los demás poderes, como debe ser en democracia; será todo lo contrario, un apéndice de Miraflores para ser usada solo a los propósitos de mantenerse en el poder.

Poco le importa al régimen el rechazo de la comunidad democrática internacional a la elección. Solo busca legitimarse y habrá algunos “países amigos de la revolución” que, pensando más en sus propios intereses geopolíticos, apoyarán la farsa. Buscan legalizar lo inconstitucional de leyes como la antibloqueo, una especie de oasis para permitir la entrada y legitimación de capitales, los cuales hoy en día son perseguidos en el mundo por su origen. Por lo tanto, asumimos que la comunidad internacional democrática no permitirá el destino de recursos para un régimen ilegal.

Este ejercicio de abuso de poder previsible se apoya también en la irresponsabilidad de una cúpula militar, cuyas prebendas vienen dadas por el control económico de las actividades que ejercen en Venezuela. Por la falta de principios éticos y de respeto al país, estos miembros de la FANB prefieren mantener sus intereses particulares, aunque por ello reciban el desprecio de los ciudadanos. De hecho, la actuación de los militares los muestra sumisos al servicio de un régimen entregado a naciones extranjeras cómplices de nuestra desgracia. Hoy nos toca pensar en la cúpula militar como parte del problema que vivimos y no como una solución al drama.

2.- Acción ciudadana

Ante un régimen que cuenta con recursos y el apoyo de intereses geopolíticos para imponernos una ideología totalitaria basada en un modelo comunista obsoleto y fracasado, el objetivo primordial tiene que ser alcanzar el poder para restablecer la democracia. En este sentido, lo primero que hay que lograr es la salida de quienes lo usurpan y oprimen a la gente.

Debe ser evidente y claro tener una estrategia que nos lleve inequívocamente al cese de la usurpación. Un objetivo necesario para el país sobre todas las cosas; allí sumamos todos los partidos políticos, las organizaciones no gubernamentales, la academia, los estudiantes y trabajadores, etc. Algunos denominan a este hecho alcanzar la unidad superior, de lo cual ya hemos tenido ejemplos exitosos al sumar esfuerzos en torno a este propósito común, unidad en la estrategia, unidad en los principios y unidad en la táctica.

Si combinamos el objetivo del régimen por el control absoluto del poder y lo que nos corresponde hacer como acción ciudadana, no podemos ni debemos dejar pasar la oportunidad de que se conozca nuestro rechazo. En consecuencia, debemos expresarnos abiertamente en rechazo a la fraudulenta elección de la Asamblea Nacional, que se pretende exhibir como trofeo de éxito ante un pueblo diezmado por la adversidad, escondiendo el evidente fraude en contubernio con un CNE ilegal, burlando la Ley Electoral.

Es necesario decirle NO al fraude, NO a un gobierno criminal y corrupto y también NO a políticos de conveniencia que decidieron cohabitar con el régimen a cambio de unas monedas, una oposición utilitaria para consolidar al totalitarismo.

La forma de aplicar la acción ciudadana es participar en cada oportunidad que se nos presente para demostrar el rechazo a Maduro y la supuesta revolución. Hoy tenemos la consulta, la cual se definió como un acto de protesta, de rechazo y de mostrar rebeldía hacia los opresores que ostentan el poder. Sabemos que hay cierta discusión sobre la efectividad de la consulta, pero si no se participa y demostramos la fuerza que representamos, las consecuencias son dar vía libre a Maduro. El planteamiento que me motiva a participar en la consulta es solo uno: ¡Venezuela!

Es oportuno recordar palabras de Winston Churchill: “Nunca rendirse”. Otra frase con un significado especial para muchos de nosotros y que nos hace recordar el inmenso poder de la gente de Venezuela es sin duda “Ni un paso atrás”.

Seamos vigilantes de la consulta y el uso de sus resultados, pero rechacemos con contundencia a Maduro, sus cómplices y su régimen.

3.- Deuda ciudadana

Pensando en enero, la Asamblea Nacional legítima fue un esfuerzo del país que refleja la perseverancia de la gente en la búsqueda de cada espacio y momento posible para decidir. Este ciclo cierra una etapa este año y comienza otra a partir de 2021.

A mi modo de ver hay una deuda con los ciudadanos de la AN legitima. Estamos convencidos de tener un próximo gobierno de transición, con un escenario propio para ejercer gobernabilidad y el cual se torna muy complejo. Es imprescindible dotarlo de una arquitectura de leyes económicas, sociales, para darle piso y seguridad jurídica, pero sabemos que el entablado de la supuesta revolución es adverso para alcanzar tales propósitos

En este momento se están discutiendo leyes fundamentales para el futuro de la transición, en especial las trabajadas en la Comisión de Energía y Petróleo como la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Ley de Estímulo al Sector Petroquímico, la Ley de Apertura del Mercado Interno, la Ley de Apertura al Sector Eléctrico y otras tantas en diferentes comisiones que requieren de su inmediata aprobación.

En lo relativo a la Ley Orgánica de Hidrocarburos, gracias a la Comisión de Energía y Petróleo, un grupo de personas hemos venido trabajando para dotar al país de un instrumento que permita rápidamente activar el sector petrolero y del gas. En ella se promueve la participación del sector privado nacional e internacional en todas sus formas, para que de esta manera existan condiciones para invertir en toda la cadena de valor, con un marco fiscal adecuado y atractivo tanto para el inversionista como para el país. Además, hemos incluido un objetivo cuyo norte es dotar al país de un portafolio energético que permita mejorar la condición de vida de la gente con el uso masivo del gas natural para la industria y las viviendas, lo cual, además de generar todo un efecto multiplicador en la economía por los emprendimientos y la creación de empleo, nos brindará seguridad energética. La ley también se adapta a la transformación del sector energético hacia la incorporación de energías mas amigables con el ambiente, incluida la opción de las renovables.

Como un cierre de gestión de la AN en el año 2020 y bajo el paraguas de la requerida unidad, el país espera que, dentro de la aprobación de la agenda legislativa, se incluya este paquete de leyes y por supuesto la Nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos.

Como dije al comienzo de este artículo, sigo pensando en enero, para que con el nuevo año la esperanza de cambio se agrande y tengamos el país que nos merecemos todos.

@JFernandeznupa


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