La dictadura pende fundamentalmente de un fino hilo: los militares. Aparte de ese sostén vital, solo cuenta con un ínfimo respaldo nacional, el apoyo de China, Rusia, Irán, Cuba y uno que otro país gobernado por la izquierda boba. Inevitablemente, la pregunta que todos nos hacemos es esta: ¿hasta cuándo Nicolás Maduro podrá mantenerse gobernando? No es fácil dar una respuesta terminante porque los distintos obstáculos que se entrecruzan impiden más de las veces avanzar en línea recta y sin tropiezos.

Lo cierto es que desde hace varios años experimentamos múltiples males: una hiperinflación descomunal y de las más largas que ha tenido nación alguna; un proceso de destrucción del país que lo aqueja en sus diferentes órdenes y áreas; un grado de incompetencia del estrato superior del gobierno que pasma al mundo civilizado; una falta de apoyo a los centros de educación que los coloca contra las cuerdas, a punto de derrumbarse; una emigración permanente de compatriotas que no ha parado en el curso de los años; un nivel de ingresos paupérrimo que afecta a un alto porcentaje de familias venezolanas; y un  sector industrial disminuido, en ruinas y contra la pared.  De todo eso el gobierno es el único y gran responsable.

Pero a pesar de lo anterior, de manera inexplicable, el totalitarismo rojo sigue campante, avanzando a cortos pasos, pero contra viento y marea, con su mal designio entre ceja y ceja. De nada ha servido el empeño que ha puesto el sector opositor, hoy más fraccionado que nunca, para concretar el objetivo anhelado por la inmensa mayoría de nuestros compatriotas. ¿Qué hacer entonces? La respuesta no es fácil ni sencilla pero bien vale la pena registrar las opciones que todavía nos quedan.

Lo primero y más relevante es alcanzar un acuerdo mínimo entre los disímiles partidos y grupos opositores que ahora están distanciados en nivel extremo. Todos, sin excepción, tienen algo que aportar; con ello se puede alcanzar un punto de compactación que los hará más poderosos y efectivos en sus ejercicios asociados a la posibilidad de hacer.

Respecto a lo anterior es necesario dejar en claro que cuando nos referimos a “grupos opositores” tenemos necesariamente que incluir a ese importante sector de simpatizantes de la revolución bolivariana que están en contra de las políticas y prácticas impuestas por el conductor de Miraflores.

Lo segundo que hay que concienciar es la necesidad de desterrar de nuestras mentes la absurda idea de que tenemos que destruir a aquellos que alguna vez estuvieron vinculados al proyecto revolucionario. El ojo por ojo y diente por diente jamás ha redituado algo provechoso a favor de la paz; más bien lo contrario.

Es probable que se tengan que concretar algunos acuerdos con el gobierno cubano; eso, si se lleva a cabo, habrá que hacerlo aunque tengamos que taparnos la nariz.

La parte más delicada y que no podrá dejarse de lado, será el acuerdo que se alcance con la Fuerza Armada. Ella tiene un importante poder de fuego; por tanto, sin su aquiescencia Maduro y su corte no salen. Se quiera o no, es probable que a él y su más cercano grupo haya que darles las garantías necesarias que eviten males mayores. La experiencia de Chile para lograr la salida de Augusto Pinochet hay que tenerla muy presente. No olvidemos tampoco que gracias al contralmirante Wolfgang Larrazábal (1911-2003) y los militares que lo apoyaron logramos salir de la corrupta dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.

¿Imposible lo anterior? Mi respuesta es esta: mucho antes de que el hombre llegara a la Luna, Julio Verne publicó su libro de ficción De la Tierra a la Luna. Eso ocurrió en Francia, en 1865. Casi 104 años después, el 20 de julio de 1969, la misión espacial del Apolo 11 se posó en la superficie del único satélite natural de la Tierra. Al día siguiente dos astronautas (Armstrong y Aldrin) caminaron sobre la superficie lunar. La ficción de Verne se hizo realidad.

Doy por descontado que en nuestro caso no tendremos que esperar tanto. El Muro de Berlín lo evidencia: cayó cuando menos se esperaba. Es inevitable que también la dictadura “roja rojita” se venga abajo. Perseverando y unidos lo lograremos.

@EddyReyesT

 


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