Cuando se observa el enfrentamiento comunicacional entre los presidentes de España y Argentina, Pedro Sánchez y Javier Milei, es importante la comprensión de los problemas y desafíos de fondo que implican ambas plataformas políticas que encabezan dichos mandatarios en el plano ideológico y político, mucho más allá de la anécdota y el chismorreo personal.

Esto lo entendió perfectamente el mismo Presidente de España Pedro Sánchez cuando salió a hacer campaña electoral en las elecciones presidenciales de Argentina por el adversario de Javier Milei, muy consciente de que estaba realizando una actividad injerencista en la política interna de una nación, al igual que otros  presidentes latinoamericanos como Lula Da Silva (Brasil) y López Obrador (México), quienes son férreos defensores de la soberanía nacional y el Principio Internacional de la Autodeterminación  de los Pueblos en sus asuntos internos, acostumbrados a denunciar las políticas tradicionales de los Estados Unidos en Latinoamérica, pero que no dudaron ninguno de los 3 presidentes en violar flagrantemente lo que predican sobre soberanía y la libertad política, ante la gravedad del desafío que implica la aparición de Javier Milei en Latinoamérica.

Véase: https://www.elmundo.es/internacional/2023/11/14/6553bbb1e9cf4a36538b45ad.html

¿Cuáles son los puntos en cuestión que preocupó a estos importantes líderes y que hoy derivan directamente en la confrontación con Pedro Sánchez?

En primer Lugar, la decisión firme del Gobierno de Javier Milei, ser el Primer país de Latinoamérica y el Caribe en alinearse completamente con las posiciones occidentales que defiende Estados Unidos con un fervor y celo, como si se tratara de un enfrentamiento de Taiwán contra China o Israel contra Irán, lo que rompe totalmente con las ideas tradicionales en la región, donde se apela por parte de políticos tradicionales de izquierda y derecha, a la propaganda antiestadounidense como una forma de generar sentimientos de unidad nacional, unido a la idea de la independencia nacional, la multipolarida política o la existencia misma de un ser latinoamericano, depende de su negación o resistencia a la influencia de las formas o ideas de origen estadounidenses.

Esta forma tan particular de “nacionalismo”, que no niega la posibilidad de que los políticos latinoamericanos y “revolucionarios” que la practican, tengan la costumbre de tener cuentas en dólares estadounidenses o propiedades en Miami o Nueva York, es una revolución cultural en todas las formas políticas tradicionales, que a su vez limita en forma total la influencia de las madres-patrias iberoamericanas (España y Portugal), en sus relaciones diplomáticas y económicas.

Esta situación es mucho más grave, por ser actualmente el PSOE el partido gobernante de España, el cual desde hace muchos años, no ha escondido sus diferencias abiertas con las administraciones estadounidenses en la región en sus periodos de gobierno, como por ejemplo la defensa a ultranza del gobierno de la Republica Socialista de Cuba, que no se derrumbó durante los difíciles años del denominado “Periodo Especial”, después de la desaparición de la unión Soviética, gracias a los gobiernos de México. España y Venezuela, que no podían aceptar el presidente de Cuba, el Comandante Fidel Castro Ruz terminara sus días en forma nefasta como el presidente de Rumania Nicolae Ceaușescu, fusilado como enemigo del pueblo, por sus mismos partidarios, pues dicha situación hubiera acabado con el romance político y la mitología política latinoamericana de los últimos 70 años,  de la cual España, nunca ha negado abiertamente en los gobiernos socialistas, su terror a la idea de que una caída abrupta del régimen político cubano, termine colocando a la población cubana y a la élite política y económica que aparezca, bajo total alineación con Estados Unidos, completando de hecho la anexión práctica, que no lograron con la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898, sin la cual no se puede entender el profundo antiamericanismo en la sociedad española, al punto de que lo denominaron “el Desastre del 98” y generó un estrés post -traumático grave en la mentalidad política de su nación, al punto de crear un movimiento nacional denominado “ El Regeneracionismo”, que cambió la mentalidad tradicional de la política española.

Por ello, el desafío de Javier Milei, es tan particular para los socialistas españoles, puesto que implica la posible alineación de los futuros gobiernos de derecha en el continente con una resolución parecida a la Singapur o Corea del Sur, donde la abierta fijación de políticas en favor de la educación bilingüe, el intercambio universitario y la llegada masiva de multinacionales, cambiaría por completo el panorama cultural y político de la región, dejando la influencia hispana o iberoamericana en un rango simbólico, de cara a la globalización del siglo 21.

Solo esta causa cultural y geopolítica sería suficiente para explicar la aversión del actual gobierno de izquierda en España, que no puede concebir un gobierno latinoamericano alineado totalmente con Estados Unidos, pero hay otra razón igualmente de fondo, que implica un conflicto existencial de carácter global.

Es aquí donde se plantea el problema ideológico, que afecta principalmente a Pedro Sánchez como actual presidente de la Internacional Socialista, la cual desde su fundación en 1951 ha tenido una posición muy crítica frente al Capitalismo como teoría política y económica y frente a la desaparición del mundo comunista y la misma Unión Soviética en 1991, ha tenido que encabezar una lucha global por la defensa de sus tesis o postulados ideológicos frente a otras ideas políticas, o lo que es peor, frente a aquellos gobernantes que cometen todo tipo de arbitrariedades, violaciones de Derechos Humanos, Crímenes de Lesa Humanidad e incontables hechos de Corrupción Administrativa, amparados en los términos “ Socialista, Revolucionario y antiimperialista” en los diferentes continentes, los cuales desafortunadamente no suelen ser denunciados de manera rotunda por dicha organización en muchos casos particulares, hasta que se producen cambios de gobierno y entonces quedan como cómplices de dichos regímenes.

Por ello, la aparición de Javier Milei en Argentina es una revolución político- cultural  que amenaza la esencia misma de muchos partidos socialistas del denominado “Sur Global”, que no tienen nada que ver con las prácticas políticas ni las formas del socialismo democrático de Europa, pero que adoptan el lenguaje y los símbolos del mismo a nivel internacional.

Este “terremoto político” surgido en Sudamérica, se puede convertir en un fenómeno global, de ocurrir una victoria electoral de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Noviembre de este año en Estados Unidos, donde la confrontación entre republicanos y demócratas ha creado una clarísima división cultural entre los partidarios de ambos partidos.

No es casualidad que gobernantes como Milei y Bukele sean tan incomodos para la administración estadounidense de Biden, ya que sus formas políticas, están tan alineadas con las relacionadas con el trumpismo, que no les importa si son afines a sus políticas de seguridad nacional, sino que les preocupa la posibilidad de la multiplicación de estos gobiernos que desprecian la “ideología woke”, que es el corazón de la identidad del partido Demócrata en Estados Unidos.

Este conflicto apenas parece comenzar…


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