En 1998 Venezuela producía cerca de 3.500.000 bd, cuando llegó Maduro estábamos en 2.700.000 bd, hoy estamos en 20% de ese nivel. Si bien el último cambio en la junta directiva de Pdvsa ha traído cosas positivas, revertir el deterioro de la última década en nuestra industria petrolera requiere muchísimos cambios. Es un secreto a voces que la nueva Asamblea Nacional buscaría, en pocas semanas, aprobar cambios importantes en la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Y esta, junto con la ley antibloqueo, serían las bases para lograr un repunte en la producción petrolera por parte del gobierno de Maduro.

En tal sentido, en días recientes se conoció un documento de Petróleos de Venezuela, que incluye diferentes oportunidades de inversión en la industria petrolera nacional (presentado a inversionistas en febrero de este año).

Este plan de negocios, por demás interesante, plantea “oportunidades de inversión de capital en Petróleos de Venezuela S. A. susceptibles a financiamiento nacional, internacional o mixto asociado a proyectos integrados en toda la cadena de valor, bajo nuevos esquemas de negocios, ajustados a la normativa legal vigente”.  Se muestran 152 oportunidades, que necesitarían levantar 77.638 millones de dólares. Las oportunidades van a lo largo de toda la cadena del negocio petrolero, desde aguas abajo, intermedias y arriba.

Es importante tener en cuenta que en el documento se proyecta una producción petrolera promedio para 2021 de 1.218.000 bd, con una producción para diciembre de 1.829.000 bd. Ambos números parecen muy optimistas, más aún cuando recordamos que en el informe OPEP del mes de abril la producción de marzo de Venezuela no llegaba a 600.000 bd. Pdvsa tendría que llevar a cabo una recuperación (sin precedentes en nuestra historia) de su producción petrolera en los próximos 9 meses, para poder cumplir con lo que proyectan para este año.

A pesar de la buena calidad de la presentación y de lo positivo de ver cómo por fin ocurre el entendimiento de que solo con inversión privada es que se puede recuperar nuestra industria petrolera, debemos ser pragmáticos. En las actuales circunstancias que vive el país, parece bastante complicado pensar que Pdvsa sea capaz de atraer capitales. ¿Quién asume el riesgo de invertir en una industria sancionada que, además, no tiene acceso para comercializar con su principal mercado? ¿Cómo generar interés en una industria que desde el año 2016 no presenta informe de gestión, no publica cifras? ¿Cómo sentirse tranquilo con un socio que está en default con sus deudas en divisas desde hace cuatro años (y que no habla del tema) y al mismo tiempo tiene grandes deudas por dividendos con sus socios en las empresas mixtas? ¿Quién puede garantizarles a los potenciales inversionistas seguridad jurídica y personal en Venezuela? Y la lista de preguntas puede seguir.

Ojalá las inversiones lluevan sobre Pdvsa. Hemos repetido hasta el cansancio que, sin recuperar la industria petrolera, la economía venezolana no se recuperará de manera sostenible. No obstante, vemos complicado que sin cambios en lo político esas inversiones puedan llegar a Venezuela.


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