Aunque siempre en segundo plano, le debemos a Patricia Highsmith (Texas, 1921 – Locarno 1995) algunas de las películas de suspenso más importantes de la historia del cine y algunas de las novelas y cuentos más revulsivos de la literatura policial. El primer ejemplo es Extraños en un tren, una novela de 1950 que el fino olfato de Hitchcock descubriría y llevaría al cine al año siguiente y es uno de sus clásicos. En ella estaban presentes algunos de los temas que aflorarán una década más tarde en una novela fundamental: El talentoso Sr. Ripley. El velado vinculo homosexual entre dos hombres, la tortuosa relación de interés entre ambos que conduce inevitablemente al crimen y una visión oscura y perversa de los seres humanos. La narrativa de Highsmith no deja títere con cabeza: las relaciones personales son siempre equivocas, los secretos de todo matrimonio terminan por derribar toda posibilidad de vinculo sano, tras cada acto asoma un interés turbio y una maldad tersa, persistente y terminal habita todos los actos humanos por pequeños que parezcan, especialmente cuando parecen menores, nacidos del ocio y el tedio, dos categorías que Highsmith maneja con especial esmero. Otro dato, no hay sentimientos en la prosa de Highsmith, solo actos meticulosamente descritos en su desnudo exterior. Es trabajo del lector ir más alla de esa superficie.

Pero volvamos al talentoso Sr. Ripley. De la novela de 1960, Rènè Clèment extrajo una película tensa, que se beneficiaba de Alain Delon en el papel principal. Highsmith siempre le reprochó un final sorprendente pero moralmente convencional que no conviene revelar. Tom Ripley, un americano acepta un encargo singular del padre de un joven rico que vive la buena vida en Europa: traerlo de regreso a casa. La novela es el mejor Highsmith, porque Ripley es un aventurero amoral, de sexualidad dudosa y una ambición que crece a medida que se afianza la relación con el sujeto a rescatar. En 1999, Anthony Minghella realizó una nueva adaptación, también interesante y más fiel al libro, con Matt Damon en el papel principal. Tom Ripley es uno de esos personajes tan multifacéticos que siempre es posible darle un nuevo tratamiento, así que ahora tenemos Ripley, una miniserie de ocho capítulos que ofrece Netflix, escrita y dirigida por Steven Zaillan (el libretista de El irlandés de Martin Scorsese). Si el Ripley de Delon era definido por su atractivo físico, y el de Matt Damon por su fría planificación, el de Zaillan está en las antípodas. Ripley es un estafador de poca monta, mala suerte y pocos méritos cuando llega la misión salvadora. Por su extensión, el formato de las series permite un tratamiento psicológico de los personajes que el cine forzosamente comprime. Zaillan se da el lujo de hacer una progresión remolona de la oportunidad que se le presenta a Ripley, que conserva a medida que la serie progresa, su misma apariencia alelada. Este aire de pobre diablo esconde sin embargo al verdadero Ripley, taimado, aun torpe y definitivamente dispuesto a traicionar a quien necesite traicionar. La película recrea muy bien los principios de la década de los sesenta (es un filme de sustituciones, un recurso imposible en la actualidad de los ADN y teléfonos inteligentes), en un blanco y negro contrastado que da con el tono perfecto. Ripley siempre está a punto de ser atrapado, su vida es una vida al borde del abismo, un abismo que el mismo ha creado y que mantiene los mismos parámetros de ladronzuelo infeliz de sus comienzos. No sabemos nada de Ripley salvo que es huérfano, que fue criado por una tía que lo desprecia y que desconoce esa categoría llamada amor, sea este filial, de amistad o de vida. Escamoteada la dimensión moral (tanto en la novela como en las tres adaptaciones), lo que queda es la pura peripecia que sostiene un suspenso aterciopelado y la ausencia de categorías morales que elimina toda posible barrera. Si la moral ha muerto, todo está permitido. Ripley no puede evitar seguir siendo el chorito neoyorquino ahora en el mundo de los ricos, esa es su maldición.

Un dato adicional, Highsmith volverá al personaje de Ripley en cuatro novelas más: Ripley bajo tierra, El juego de Ripley, El muchacho que seguía a Ripley y Ripley bajo el agua. Todas y casi todas adaptadas al cine en general con fortuna (recordemos El amigo americano de Wim Wenders). En la serie, la aparición final y sorpresiva de un personaje lateral y futuro encarnado por John Malkovich presagia próximas temporadas. Esperemos.

RIPLEY. EE UU, 2024. Creado, escrito y dirigido por Steven Zaillan. Con Andrew Scott, Dakota Fanning, Johnny Flynn.


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