Los viajes pueden ser fuente de placer y conocimiento para el ser humano. Cuando los mismos se realizan por razones de Estado, los objetivos para el país deben estar muy claros y la ponderación se impone. Era entonces lógico y normal que ya en funciones de gobierno, Chávez visitara a gobernantes extranjeros, así como a las autoridades de importantes instituciones internacionales, en función de los intereses de Venezuela. Pero la prudencia escapa de sus manos cuando realiza un periplo que se extiende por veinte días y por continentes distantes.

El 10 de octubre de 1999 Chávez partió para China, donde se entrevistó con el presidente Jiang Zemin y firmó múltiples acuerdos de cooperación. Estando allí, declaró imprudentemente a la prensa que era un ferviente admirador de Mao Tse-tung, cuyas políticas extremas habían sido puestas de lado por la nueva dirigencia china. Tiempo no le faltó para visitar la Gran Muralla. Viajó luego a Japón y allí suscribió una línea de crédito de 500 millones de dólares que se destinarían a ampliar la refinería de Puerto La Cruz, en el estado Anzoátegui. Tuvo contacto con grandes empresas japonesas y asistió a un juego de beisbol.

El 15 de octubre arribó a Corea del Norte, donde tuvo encuentros políticos y recibió el Doctorado Honoris Causa en Ciencias Políticas de la Universidad de Kyunghee. Se trasladó entonces a Seúl, capital de Corea del Sur, y suscribió una carta de intención con la empresa automovilística Daewoo para la instalación de una planta que surtiría el mercado del hemisferio occidental, y el suministro de 5.000 vehículos para ser utilizados como taxis.

La siguiente parada fue en Hong Kong e hizo contacto con autoridades y empresarios. Partió para Malasia y repitió la agenda ya diseñada, y lo mismo hizo en Filipinas. Después de tan largo peregrinar, estimó necesario una escala en Qatar, para luego dirigir su nave a España y Francia. En la Ciudad Luz, fue el único mandatario que intervino en la XXX Conferencia General de la Unesco. Además, se entrevistó con el presidente Jacques Chirac y con empresarios franceses.

Regresó a Caracas el 28 de octubre y muy contento declaró a la prensa su hazaña de haberle dado la vuelta al mundo en un recorrido de más de 70.000 kilómetros, por 10 países y haber firmado 22 convenios de cooperación. Desde el inicio, Hugo Chávez se convierte en el presidente más viajero de la historia de Venezuela y con el tiempo consolida esa posición de forma indiscutible. Así, en sus primeros 3 años de gobierno, el presidente pasó 170 días visitando 71 países.

Pero eso no es todo. Según Cristina Marcano y Alberto Barrera Tyszka, para mediados de 2004, el mandatario venezolano había realizado 98 viajes, visitando 135 países –sin contar los viajes relámpago de menos de 3 días, que no requieren autorización del Legislativo- y se ha ausentado del país 248 días. Todo un récord: 8 meses y 3 días. En ese lapso, la Comisión de Administración de divisas le aprobó 7.499.000 dólares para gastos de viajes. Sin lugar a dudas, el capitán Lemuel Gulliver habría sentido envidia de tan pertinaz andarín.

Al pobrecito de Nicolás Maduro siempre lo ha entristecido no alcanzar los talones de su mentor en eso de la “viajadera” y los personajes del mundo político con los que compartió. Lo anterior explica la gran congoja que le produjo el no concurrir a la reunión de presidentes que hace poco se llevó a cabo en Argentina; se dice que el lagrimeo de sus ojos no se detuvo por varios días. Si ello fue así, no hay duda de que él también sufre y llora. Así de impactante puede llegar a ser un acontecimiento desgarrador en el mundo político.

@EddyReyesT


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