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Quien esto escribe es un convencido demócrata, amante de la libertad plena ─pero responsable─ y por tanto de los subcapítulos que ella incluye: pensamiento, prensa, expresión, asociación, religión, orientación sexual, etc.

En el presente y muy triste ciclo de la vida política de nuestra nación hemos sido firmes militantes de lo que se conoce como “oposición”, lo cual nos ha traído no pocos inconvenientes, incluyendo la emigración teñida de exilio. Seguimos militando en la causa de la democracia concebida ahora primordialmente como la necesidad de sustituir a quienes, con la fuerza pero sin la razón, controlan los resortes del poder efectivo. Pero estamos reflexionando a partir del pasado 30 de diciembre, cuando la Asamblea Nacional hasta ahora conocida como “legítima” tomó la mayoritaria, pero lamentable, decisión de dar por terminado el interinato, eliminar los entes que se habían creado (Servicio Exterior, Procuraduría, etc.) y poner la suma del poder público en manos del G3 cuyos dirigentes han insistido en politizar el manejo de la transición. Resulta evidente  la excluyente óptica del reparto por cuotas entre los partidos políticos que constituyen ese grupo que ─sumado en todo su conjunto─ no representa ni 10% de la preferencia nacional.

Como si lo anterior fuese poco, esa misma gente acaba de aprobar un tal “Acuerdo que ratifica el carácter ejecutivo y funciones de gobierno por parte del Consejo de Administración y Protección de Activos” cuyos integrantes, naturalmente, se apresuraron en designar cometiendo el mismo pecado original y mortal de repartir la cosa con estricto criterio  partidista. No abro juicio acerca de las condiciones personales de los designados, de los cuales solo conozco a uno de ellos: Yon Goicoechea, exalumno nuestro en la UCAB con quien entonces trabé cercana relación mantenida por varios años.

Sin embargo, ante el espectáculo subalterno que exhibe la dirigencia de la llamada “oposición”, este opinador se declara “independiente, opositor del gobierno y también de la oposición mezquina antipatriótica” y tanto más aún de la que hace meses anda en contubernios con el oficialismo, que no se alcanzan a explicar con transparencia. Rescato de la lista de la ignominia a Juan Guaidó, cuyo coraje y bien intencionado esfuerzo valoro, además de creer en su honorabilidad. En la misma lista de dirigentes en los cuales aún creo incluyo a Gerardo Blyde, también exalumno y desde entonces cercano en lo personal, a María Corina Machado por su coherencia y alguno que otro más cuya sumatoria no excedería los dedos de una mano.

Estos señores diputados por Zoom acaban de poner en vigencia el acuerdo al que hemos hecho alusión más arriba el cual, en nuestra opinión y también en la de ilustres juristas nacionales y extranjeros,  constituye una muestra del total apartamiento de los más elementales conceptos de constitucionalidad y, peor aún, de prudencia y mesura.

Cierto es que el análisis del exabrupto constitucional aquí señalado no es tema de conversación ni análisis en los círculos familiares o laborales ni tampoco incidirá en la disponibilidad de bolsas CLAP, pero ello no quita que los efectos adversos del tal acuerdo se dejarán ver dentro de no mucho tiempo a la hora de tomar decisiones con efecto económico o jurídico en la defensa y protección de los activos de la República, tal como lo hicieron cuando se les abrió la muy reducida ventana de Monómeros que aprovecharon según testimonios contables y presenciales de honorables compatriotas como el Dr. Calderón Berti, entonces embajador en Colombia.

Estos señores han eliminado la Procuraduría Especial ejercida desde 2019 con acierto y brillo por los distinguidos y honorables compatriotas y juristas José Ignacio Hernández y luego por el Dr Enrique Sánchez Falcón. En la pelea a cuchillo por el control del coroto y por influir en juicios, arbitrajes y otras negociaciones en las que la República viene llevando la peor parte, no dejaron de estar presentes la influencia en la designación de apoderados (que no fueron malos), y en la estrategia frente a los litigios y ─por si fuera poco─ la Asamblea Nacional de la “oposición” persistió en negarle los recursos para pagar abogados en el exterior y afrontar los gastos de tramitación. Vaya usted a saber cómo esto pudo haber afectado nuestra posición procesal o de fondo en cada caso. No digamos Pdvsa “ad-hoc” y Citgo, donde en verdad están los reales. Menos mal que en Pdvsa fue confirmado Horacio Medina y en Citgo designado el ingeniero Jordá, de quien se dice es competente y honesto.

Toca esperar ahora para ver cómo los señores miembros del Poder Legislativo, convertidos en administradores, irán a dar cuenta de sus acciones ante sus otros colegas legisladores. ¡Controlados y controladores en el mismo saco! No hace falta ser doctor para darse cuenta de que eso desafía no solo el sano control democrático sino el más elemental principio de administración, lo que popularmente llamamos “ratón cuidando queso”.

Todo lo anterior lo expresamos con profundo dolor patriótico y personal. Sabemos ya de muchos que están considerando tirar la toalla convencidos de que a “aquello se lo llevó el diablo”. Nosotros seguiremos desde nuestro puesto de lucha en organizaciones del exilio trabajando por la unidad de la diáspora, por la intervención efectiva de la justicia penal internacional, por el voto en el exterior, por la rendición de cuentas y por toda aquella causa que contribuya al regreso de la libertad, no solo como fin en sí mismo sino como medio para promover mayor justicia social y distributiva en nuestra Venezuela que solo “se arregló” para unos pocos más, no para los que sufren el dólar a 23 bolívares o aquellos que llevan días protestando por sus bajos salarios. Desde aquí rendimos homenaje a la profesora Elena Castillo, digno ejemplo de dirigente con credibilidad y de mujer venezolana luchadora.

@apsalgueiro1


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