¿Qué son?, ¿un nuevo engaño?, ¿otra estafa económica?, o una iniciativa comercial destinada a oxigenar la boliburguesía chavo-madurista, cuyo dinero está atrapado en el país como consecuencia de las sanciones y necesita concurrir al mercado internacional para su legitimidad, recorrido posible a través de la adquisición de los bienes de consumo que se han importado para entretenernos en Navidad, liberados de imposiciones para de esta forma multiplicar los beneficios del privilegiado sector importador.

En los hechos sigue pendiente una política de Estado que en el campo económico debe estar destinada al rescate de nuestra productividad, desarrollo del empleo, reconquista del salario y del consumo humano.

Objetivos solo posibles mediante la superación del predominio del estatismo salvaje y corrupto, que ha sido la orientación con la cual ha operado el gobierno, cuyos trágicos resultados están a la vista dado sus efectos desordenadores y destructivos sobre la infraestructura manufacturera, liquidación apreciada en la reducción en dos tercios del parque industrial y sus terribles consecuencias, el desempleo masivo y la pulverización del salario.

Y esa política de reconstrucción no es posible desarrollarla al margen de una amplia e inteligente negociación, en la cual participen en primera persona los protagonistas del proceso productivo, la ausencia de ellos impuesta por el poder impositivo gubernamental, conducta inexplicable e inconstitucional, es reveladora de la más profunda ignorancia al pretender la sustitución de los actores naturales, como son y siguen siendo los empresarios, los trabajadores y los consumidores, y ha derivado en los resultados catastróficos ampliamente conocidos.

Sobreponernos a la dramática dinámica del empobrecimiento nacional, impone planes integrales en los cuales se encuentren los intereses más dinámicos, efectivos y progresistas del universo privado sobreviviente de nuestra economía, con los objetivos públicos de productividad que debe conducir el Estado, además de la presencia constructiva del mundo organizado del trabajo.

Planes cocinados en Miraflores, La Habana y Moscú de espaldas a la realidad de nuestra sociedad, armados por una burocracia inexperta en la materia de la producción de bienes, educada en “cuánto hay para eso” o en el  “está barato dame dos”, formados algunos de ellos en instituciones de países cuyos aportes al conocimiento, en materias como la economía política deja mucho que desear como es el caso de Cuba e incluso Rusia, no van para ninguna parte, solo conducirán a lo que ha sucedido durante los veinte años últimos, muy malos y peores resultados.

Los éxitos y experiencias acumuladas durante las décadas de los años veinte a los setenta del siglo pasado, durante las cuales la locomotora petrolera nos permitió construir la infraestructura y el capital humano de la República, está llena de enseñanzas, aciertos y errores a los cuales deberíamos acudir para corregir las locuras cometidas por los aprendices de brujos, que llevó a Miraflores esta última aventura autoritaria que conocemos como el chavismo.

Aún estamos a tiempo de sobreponernos al deterioro sin la necesidad de soluciones extremas preñadas de miseria y violencia, el exilio colectivo destapó la olla de la implosión económica y social acumulada, liberando a la sociedad de una extraordinaria situación de crispación y rabia, preámbulo de lo que ha podido ser una insurrección popular con sus catastróficos resultados de destrucción y pobreza.

Sin embargo, siguen pendientes las soluciones, para lo cual el camino es que juntemos el esfuerzo de todos los venezolanos de buena voluntad, para la construcción organizada y negociada de una salida económica y política al conflicto acumulado, que no se resuelve armando hasta los dientes a unos ciudadanos en contra de otros como se pretende con la invención de los milicianos, ni tampoco hay salida mediante la profundización de la represión y el terrorismo de Estado.

De nuevo llegamos a un nuevo cuello de botella del indetenible  deterioro que sufre nuestra sociedad; 2020 nos ofrece la opción de una consulta general electoral, nos contamos todos a todos los niveles; hay una pausa constitucional que podemos mejorar en su realización democratizando plenamente la consulta, sin presos, apoyados en un nuevo CNE electo en la Asamblea Nacional, invitando sin limitaciones a la comunidad internacional a que nos acompañe en el proceso.

¿Qué opinas Nicolás? ¿Qué piensas Vladimir?


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!