Muchos creen que la responsabilidad de cambiar las cosas en Venezuela es de ciertos políticos o de algún personaje que surgirá repentinamente. Otros tienen la convicción de que ese cambio resultará de la implosión de la estructura criminal que se apoderó del gobierno en nuestro país. Sin embargo, ninguna de esas dos teorías es real. La única y verdadera posibilidad está en las poderosas manos de los ciudadanos.

Este 2021 representa una gran oportunidad para comenzar a labrar el camino que nos permita rescatar la democracia y recuperar nuestra paz y prosperidad. Este año nos ofrece la oportunidad de despojar a los mafiosos del control que ejercen en 19 de las 23 gobernaciones del país. Dejarlo sin ese respaldo y asumir el rol protagónico que nos corresponde, devolviéndoles a gobernadores y alcaldes demócratas las riendas de cada región, es la gran oportunidad que ahora se abre ante nosotros.

Ya la discusión no se centra en si debemos participar o no en las elecciones regionales. Está más que evidenciado que la abstención solo nos ha dejado fracasos y le ha permitido a los destructores del país consolidar su totalitarismo. Hoy la tarea se centra en que los venezolanos recuperen su confianza en el voto y se empoderen nuevamente con las herramientas que nos brinda la Constitución para salir del desastre en el que un grupo de traidores a la patria hundió al país. Todos queremos un cambio, todos queremos transformar nuestra vida, y participar masivamente en ese escenario electoral nos permitirá convertir esa gran mayoría que rechaza lo que está ocurriendo en Venezuela en la fuerza avasalladora que los expulse del poder.

La realidad es que para ganar y cambiar, hay que votar. Sin votos no se ganan elecciones. Es cierto que mucha gente ha perdido la confianza en el sufragio, debido a que durante mucho tiempo nos encargamos desacertadamente de  desacreditarlo y satanizarlo. Pero, ahora que lo hemos reflexionado mejor, comprendemos que para que la gente vote masivamente es imprescindible que recupere la confianza en el poder que tiene en sus manos para cambiar su destino.

Ante esta realidad, creemos que es necesario diseñar, junto a la ciudadanía, un plan de acción que nos permita hallar una solución definitiva a sus problemas. Comprometámonos con lo que vive y sufre nuestro pueblo, conectémonos con las personas, con su realidad social y transitemos, a través del voto, el camino hacia una solución pacífica de esta dolorosa tragedia.

Votando masivamente y triunfando en las próximas elecciones regionales podemos transformar nuestra vida local, nuestra realidad cercana, mejorar la convivencia ciudadana en nuestro estado y municipio. Ganar esas elecciones sería la derrota determinante para los traidores de la patria y comenzaríamos a desalojarlos definitivamente del poder.

Tenemos la herramienta: el voto. Tenemos la ocasión: las elecciones de gobernadores y alcaldes. Tenemos la convicción de millones de venezolanos que ya no soportan más incompetencia, traición y corrupción. Tenemos el respaldo internacional y la inspiración que nos da nuestra conciencia para recuperar democráticamente el poder que es de los ciudadanos. Todo se perfila a favor del pueblo venezolano.

Es el momento, también, de exigirle a la dirigencia política madurez, compromiso, honestidad y responsabilidad. Necesitamos que se pongan a la altura del reto que la historia pone ante nosotros. Los ciudadanos votaremos, toca a la dirigencia saber administrar esa confianza.

Estoy convencida de que este es el camino. Trabajo a diario con mis hermanos venezolanos para hallar el mejor plan y la mejor estrategia para la construcción de un propósito unitario, que nos permitirá finalmente obtener la victoria.

Mi compromiso es absoluto con la reinstitucionalización del país y con la idea de que cada ciudadano goce plenamente de sus derechos. Mi causa es Venezuela y nuestra única arma para rescatarla es el voto. Lo vamos a lograr.


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