Ralph Goncalves y Nicolás Maduro. Foto Archivo

Esta semana “papá chequera» condonó la deuda de 70 millones de dólares a San Vicente y las Granadinas, un pequeño territorio caribeño beneficiario de Petrocaribe; además, se comprometió a reducir a la mitad la deuda de otros países miembros de la Organización del Caribe Oriental, organismo regional que promueve la cooperación técnica y el desarrollo sostenible de seis países independientes y tres territorios del Reino Unido en el Caribe, es decir “papá chequera” asumió las responsabilidades sociales, económicas e históricas de Inglaterra.

La cuestión no está en si no se ayuda a los países más pobres, ni de desentenderse de los lazos de vecindad, el punto está, primero en que bajo las actuales circunstancias socioeconómicas que vive Venezuela no se está para ser el “gran donador universal” para él perdonar u olvidarse de unos pírricos 70 millones de dólares para Nico Mac Pato; pero es quitarle el pan de la boca a millones de venezolanos, ya que resolvería muchos de los problemas de primera necesidad que padece el país; segundo, prometerles reducir 50% de la deuda, -sin conocerse a cuánto asume la deuda total de Petrocaribe y las ex colonias inglesas por la habitual falta de información-, así como venderles con descuento, además de los precios preferenciales que disfrutan según el Acuerdo de Petrocaribe, es una irresponsabilidad. En este contexto la rebatiña llega a la donación de viviendas incluido la promesa del envío de urea de forma gratuita todos los meses, mientras nuestros agricultores pasan las de Caín. Esto difícilmente se puede considerar política exterior.

La Constitución en su artículo 236/4 dice que, dentro de las atribuciones del Presidente de la República, se encuentra la conducción de la relaciones internacionales; sin embargo, esta autorización no es una “patente de corso” para disponer alegremente de los bienes de la república. En los años 80 en presidente Carlos Andrés Pérez (por cierto el creador de los primeros programas de cooperación energética con las Facilidades Petroleras de Puerto Ordaz y luego transformadas en los Acuerdos Energéticos de San José, con la participación de México) fue llevado a un juicio parlamentario por donar un barco a Bolivia como un gesto de reconocimiento a su derecho a tener acceso al mar; tan fue así que fue absuelto de toda responsabilidad moral y administrativa.

En este caso, la cooperación internacional se viene utilizando no como una herramienta de ayuda para el desarrollo, sino como una palanca para el concubinato político, con un solo fin. Evitar cuestionamientos y sanciones en los organismos internacionales bien sea político o de derechos humanos; no así para la consecución de objetivos superiores como es el apoyo en nuestra reclamación del Esequibo. Todas estas islitas en conjunto como parte del Caricom, apoyan a Guyana, por una sola razón: todas son ex colonias inglesas y tiene un denominador común, su origen étnico, no caribeño.

La cooperación es parte de las herramientas de las relaciones internacionales; en el caso de los programas de cooperación energética y petrolera en Venezuela desde 1977, estos fueron diseñados para el suministro petrolero con el objetivo de aliviar el peso de la factura petrolera en la balanza de pagos de los países de Centro América y del Caribe, otorgándole precios más accesibles y facilidades de pago, pero nunca para ser regalados. Lo paradójico o más bien absurdo es que en el momento que la producción se encuentra en sus mínimos, que parte de la producción es propiedad de China, un aumento representaría un incremento en los ingresos para solventar muchos problemas socio económicos; por lo cual, un grupo de destacados y eminentes venezolanos, por iniciativa propia, salieron a pedir el levantamiento de las sanciones, pero para sorpresa, el gobierno piensa distinto, está pensando reactivar los acuerdos de Petrocaribe, con un descuento de 35% según afirmó el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, en su reciente visita a Caracas.

Para concluir la cooperación internacional sea energética, petrolera, técnica o financiera es una herramienta que tiene sus tiempos. En estos momentos, es necesario dejar de lado la demagogia internacional. Es el momento

de pensar en las necesidades del país, dejar el papel de ser donador de cooperación para convertirnos en receptor, que tanta falta nos hace para equipar nuestras escuelas, universidades, hospitales si es el caso.


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