Lamentamos insistir, pero la corta memoria que se tiene sobre hechos políticos en general nos hace replantear una y otra vez argumentos derivados de la pérdida de oportunidades para salir de este nefasto régimen. Hace cinco años escribimos un trabajo sobre “Resistencia y rebelión”, en el que afirmábamos:

“…la Asamblea Nacional electa en 2015 tenía una mayoría relativa en la cámara razón por la cual tiene la histórica responsabilidad de resolver los problemas inherentes a la ilegítima elección, remover al presidente de la república, abrir los juicios necesarios por motivo de la corrupción y el narcotráfico; de transformar el sistema electoral y remover a sus integrantes en todo el país”.

Todo ello, obviamente, no lo hizo la Asamblea Nacional a pesar de haber tenido la mayoría necesaria, lo cual significaba acabar con todos los abusos del régimen y su desplazamiento. También en el año 2018, la sentencia del TSJL declaró formalmente la usurpación del poder, sentenció someter a las autoridades a juicios penales, incluso al usurpador mayor, cuestión que nuevamente no hicieron.

Recordemos que en el año 2016 se recomendó llevar a cabo una consulta o referéndum revocatorio (RR). Muchos no daban crédito a esta vía porque sería manejado por el CNE acusado de fraudulento. Sin embargo, otros refutaban esta posición alegando que un organismo que había permitido el triunfo el 6D de 2015 en favor de la oposición no se atrevería a montar un resultado tramposo; no obstante, el régimen lo suspendió con una sentencia de fraude presentada por el PSUV y remató la acción con el nombramiento de una asamblea nacional constituyente.

La MUD calificó esa acción como desconocimiento al derecho al voto y en tal sentido, convocó a la marcha Toma de Venezuela que se entendió como continuación de la realizada bajo el lema Toma de Caracas cuya acción se desmanteló cuando la MUD levantó la bandera de la salida constitucional-legal-pacífico-electoral, y fijó posición de estar en contra de todo lo que pueda significar fuerza-presión-violencia, manejándose fórmulas que se consideraban más expeditas, tales como: la negociación, forzar la renuncia del presidente o proceder a su destitución si no demostraba que había nacido en Venezuela o enjuiciarlo por abandono del cargo. Todo un plan inútil y desesperanzador.

El argumento presentado por algunos representantes de la sociedad civil de una consulta global ha sido asumido ahora por el interinato, pero surgen interrogantes sobre el contenido: “¿Validar a los dirigentes que integrarán al Consejo de Gobierno de Transición?, si es así estamos de acuerdo.

¿Validar un pacto político de compromiso para disponer de un gobierno de emergencia plural, dispuesto a solicitar protección y ayuda militar a una coalición de países democráticos apoyados en la aplicación del TIAR? Si es así se estaría de acuerdo.

¿Es que acaso una consulta vinculante sea válida haciendo uso de las redes sociales? si se trata de una consulta global donde cada venezolano consigne su opinión patrocinada institucionalmente, especialmente por la OEA y se pueda abrir el proceso logístico donde el votante manifieste su opinión y lo soporte adjuntando copia de su cédula o pasaporte en un centro de votación determinado y contribuir a crear un nuevo registro electoral facilitando el derecho de cada quien a que se pronuncie a favor de salir del régimen y provoquen la expulsión por la fuerza de los que nos han invadido. Si es así, la respuesta es afirmativa.

Ahora nos llaman de nuevo a lo mismo, volver a las movilizaciones de calle, olvidando que cuando los partidos expropiados por el régimen llamaron anteriormente a la protesta pública, esta fue ignorada por la mayoría dada la falta de respaldo popular a los partidos políticos y al mal recuerdo de manifestaciones anteriores que costaron la vida a docenas personas, que, por cierto, son héroes olvidados cuyos objetivos fueron cambiados por una mesa de negociación. ¿Quiénes pueden atender a este llamado con esos antecedentes?, no cabe la menor duda que quien puede hacer un llamado a la manifestación masiva de protesta generalizada es el liderazgo emergente.

Se hace necesario avanzar hacia una visión unitaria integral y se tomen medidas contundentes acompañadas del diseño de una estrategia capaz de definir con claridad un nuevo escenario de cambio, de canalizar la rebelión civil mediante una conducción inteligente que represente un liderazgo auténtico que permita la solución a la crisis nacional, el establecimiento de un nuevo gobierno de transición y logre la sinergia para el cambio mediante un plan maestro de reconstrucción.

También ahora se replica ese viejo planteamiento: la perentoria y necesaria construcción de una base organizacional a través de un liderazgo renovado plural cuyas sugerencias puedan servir de soporte y puedan crear un círculo concéntrico en expansión nacional y regional, que canalice las fuerzas en plena rebelión y logre la sinergia con elementos pragmáticos de cambio.

La nueva hoja de ruta llama a un pacto político nacional, ¿pero de quién?, de los partidos expropiados quienes han sido popularmente descalificados y que no representan ni siquiera a su escasa militancia; sin embargo, es posible aceptarlo como condición necesaria en virtud de que son diputados legítimos, y que “representan a organizaciones políticas intervenidas o anuladas, pero que tienen una extraña formalidad”, igualmente a líderes en el exilio, que necesariamente deben de ser incorporados. Un pacto nacional que debería ser firmado por los dirigentes convocados mediante acuerdos formales, no al voleo, pero con la condición solicitada sistemáticamente de ser representativa a través de organizaciones relevantes y actores calificados de las academias, gremios y personalidades individuales destacadas por su influencia y confiabilidad. De ser así, el referido pacto nacional tiene que ser enriquecido con verdaderos representantes de la ciudadanía en cuyo caso sería aceptable.

No podemos dejar de reiterar el tema electoral parlamentario, pues la intención del régimen es defenestrar al gobierno interino, por tanto, volvemos al tema, el llamado interesado de los colaboracionistas a votar ilegalmente, los cuales expresan públicamente “que a pesar de las irregularidades es necesario vencer el totalitarismo y ventajismo del gobierno señalando que la abstención nunca ha funcionado y por tanto es necesario defender el voto”.

Estos argumentos toman cuerpo con la creación de una matriz de opinión estimulada por el régimen, por supuesto que esa posición es un mito, la masividad opositora no rompe el método de conteo en manos del régimen. En algunas  encuestas se ratifica el rechazo al régimen en más de 80%, pero con una matriz de opinión interesada se intentará cambiar los resultados de una elección que quiérase o no las van a hacer en diciembre de este año; por supuesto, las probabilidades de ganar nunca están en manos de la mayoría, quien compite con la mayoría virtual, por lo cual cualquier argumento correlacionado de la defensa del voto se convierte en un mito y sus resultados solo conducen a que ante la protesta el resultado es la violencia oficial como todos sabemos y están a la vista.

En realidad, es deseable que ante el cambio de dirección que ha propuesto el interinato permitan que los venezolanos medianamente organizados como sociedad civil intervengan en la construcción del pacto político, que amplíe al gobierno de emergencia con el aporte de personalidades duchas, de conocimiento, experiencia y creíbles en la comunidad nacional e internacional y que muchos de ellos, con protagonismo político significativo y representativo de nuestra sociedad se integren al Consejo de Gobierno cuyas acciones de gobernanza nos haga salir del hoyo y procedan a combinarse con los intereses internacionales democráticos apoyados en la fuerza militar necesaria para sacar a los invasores, los cuales que se van a resistir a entregar el poder y el país que invadieron. Sin mitos, ni miedo, somos libertadores en esencia y en consecuencia hay que enfrentarlos.

De no ser así, otra vez estamos entrampados, si el interinato no está de acuerdo con los esquemas de pluralidad política, y de incorporar a la sociedad a los esquemas del gobierno interino, váyanse, para que auténticos venezolanos patriotas probados pongan al país en la dirección correcta cuyo único objetivo es la libertad y bienestar del país


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