Como ya es un hecho público, notorio y comunicacional, conforme a derecho no debe ni necesita ser probado. Se sabe que Estados Unidos ha acusado o señalado a Nicolás Maduro de narcotráfico y ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por su captura. Sobre este hecho me consultan:

Más allá de ser una acusación penal, ¿cómo se pueden materializar esas capturas si los criminales permanecen en territorio venezolano? A menos que se planteen algo como el Mossad con Eichmann en Argentina en la década de los sesenta del siglo pasado.

Como el asunto no es de poca monta, digo, acusar al susodicho y ofrecer una paga por su captura, hube de echar mano a algunas lecturas y desde luego, revisar mis profanos conocimientos, particularmente sobre el suceso ocurrido en Argentina.

Otto Adolf Eichmann (Solingen, 19 de marzo de 1906 – Ramla, 1 de junio de 1962) fue un criminal de guerra austriaco-alemán de alto rango en el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Astutamente, usó el nombre de Ricardo Klement durante su estancia en Argentina, desde el 15 de julio de 1950 hasta el 20 de mayo de 1960, cuando fue secuestrado y trasladado a Israel por el Mossad, una de las agencias de inteligencia de Israel, responsable de la recopilación de información de inteligencia, acción encubierta, espionaje y contraterrorismo en todo el mundo. Está considerada entre las cinco mejores agencias de inteligencia del mundo.

Rafi Eitan, el agente del Mossad que en 1960 secuestró al criminal nazi Adolf Eichmann en Argentina y lo llevó a Israel para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad contra los judíos, dijo en entrevista de agosto de 2017: “Si tuviese que volver a capturar a Eichmann, lo haría de la misma forma”.

A pesar de la conmoción y el enojo que creó en Argentina el secuestro de Eichman por violar la soberanía del país, Eitan no titubeó al explicar que lo volvería hacer, y en ese sentido afirmó: “Se estableció un precedente para alertar a criminales de lesa humanidad que no estarían a salvo”.

”Éramos un equipo de operación sin armas, sin comunicación y lo hicimos. Quizá hoy con la tecnología lo haríamos diferente, pero de forma bastante similar”, dijo Eitan tras explicar que secuestrar al fugitivo nazi en Argentina ilegalmente fue un hecho histórico para Israel.

Operación Garibaldi se llamó la acción de inteligencia del servicio secreto israelí Mossad, llevada a cabo en Argentina en mayo de 1960, que consistió –como se dijo antes– en el secuestro y posterior traslado ilegal a Israel del fugitivo jerarca nazi Adolf Eichmann.

¿Hará lo mismo Estados Unidos con sus agencias de inteligencia y con apoyo de otras de países amigos, aun, con agencias venezolanas de seguridad, para atrapar a quienes sus autoridades consideran violadores de derechos humanos, corruptos o narcotraficantes?

Es una interrogante que ronda –eso creo– en las cabezas de todos los venezolanos que en este preciso momento vivimos la angustia y los padecimientos que generan tanto el proceloso momento político como el de la pandemia del coronavirus o covid-19.

¿Acaso tienen los presuntos implicados o señalados de delitos el respaldo de autoridades de otros países que le son afectos?

Usted es libre de pensar, opinar y expresarse en el sentido de su preferencia o lo que sus íntimos deseos le indiquen, yo también.

En mi libre albedrío desde ya reconozco que cualquier intervención no autorizada conllevaría una violación de la soberanía y de estrictos principios y normas internacionales que lo impiden.

Ello no obsta para dejar expresamente asentado mi testimonio, sobre la conveniencia y perentoria necesidad de que los señalados en supuestos hechos reñidos con la ley, mencionados en el anuncio del gobierno norteamericano, adopten las decisiones que no causen más daños a Venezuela ni a sus gentes ni a su estabilidad democrática (a la poca que queda) y podamos, de una vez por todas, recobrar mejores condiciones de existencia.

Un esfuerzo político colectivo se impone, acaso el más importante en lo que va del siglo que apenas lleva 20 años, y en el nuevo año 2020 en que ciframos tantos anhelos. Hoy Venezuela es una enorme sala de espera con muchas esperanzas, angustias y desesperación.

En todo caso, que la situación económica, social y política no resulte el pretexto para seguir en las caverna o acercarnos aún más al abismo.


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