Es muy cierto que, las personas basan su comportamiento en las experiencias propias ya vividas con anterioridad, por lo tanto, pueden reaccionar de distintas maneras ante ciertas situaciones. En este sentido, los optimistas son aquellos que deciden adoptar una actitud mental positiva ante las contrariedades y a esto se le puede denominar optimismo inteligente.

Es así como sólo se enfocan en los aspectos positivos para generar una mentalidad optimista que los oriente de forma provechosa al logro de sus propósitos con éxito. Así, observan la realidad analizando sus debilidades, las limitaciones, los problemas y dificultades, con el fin de tener conciencia de esto y enfocarse en lo favorable para avanzar.

Cabe destacar que esta actitud no se adopta espontáneamente, es necesario fomentarla, pues siempre habrá una tendencia natural a brindarle más peso a los pensamientos negativos. Estos no dejan de ser importantes, pues su presencia determina que a su vez existen en consecuencia los pensamientos positivos.

Por esta razón, debemos fortalecer en nosotros la inteligencia emocional requerida, que nos ayude a consolidar esta habilidad, lo cual nos permitirá aprender a apreciar lo bueno y a desarrollar un estilo de vida optimista para ser más felices. Sin embargo, no podemos escapar de los problemas, pues se hace necesario resolverlos de forma oportuna.

Así mismo, los hábitos positivos que adoptemos entonces sirven como un canal para actuar con una óptica esperanzadora, ya que proporciona energía, ánimo y nos moviliza. Por eso, nos lleva a generar respuestas, soluciones y a superar la actitud derrotista. Por lo tanto, ayuda a sobreponernos más fácilmente de los reveses.

Aunque el optimismo no sea una de nuestras grandes virtudes, si hacemos un esfuerzo consciente, por muy pequeño que avancemos en este sentido, sentiremos que logramos cambios significativos. De esta manera, podremos ejercitar esta cualidad y consolidar el nivel de inteligencia emocional que permita no apartarse de una actitud optimista.

Por último, no podemos olvidar que debemos vigilar atentamente los pensamientos negativos que nos invaden y que se convierten en enemigos del optimismo inteligente. Si detectamos esos monólogos mentales que nos limitan y se imponen sin darnos cuenta, impidiéndonos cambiar hábitos dañinos, debemos hacer un esfuerzo por poner en práctica nuestro optimismo, para así liberar sus beneficios como la creatividad, el bienestar y el éxito.

 


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