Madilyn Bailey

“Un pedazo de luna en el bolsillo» (Jaime Sabines)

 Hay muchas maneras de pasar el tiempo. Una de las maneras más populares de hacerlo en nuestra era digital radica en el uso e interacción inmediata con desconocidos en redes sociales. A través de plataformas como Facebook, Twitter o YouTube accedemos al mundo más veloz del siglo XXI.

Nuestra vida virtual ocurre en paralelo a nuestra vida real. Resulta inevitable que así sea. No es posible vivir en el año 2021 sin conexión a Internet, no es posible vivir hoy sin smartphone  y –reconozcámoslo– tampoco es posible vivir sin una cuenta en una red social.

Cuando uno no sabe qué hacer, busca formas de entretenerse o «matar el tiempo«. El mismo enfoque de esta búsqueda dice mucho de nosotros; no es el mismo individuo aquel que desea ocuparse en algo frente a quien necesita «matar el tiempo«. Aunque le parezca exagerado, piense que hay gente aburrida que puede ser peligrosa. Bueno, ahora se dice «gente tóxica».

Cada vez que quiero relajarme, tecleo America´s Got Talent en la barra horizontal de Google y me pongo a ver el programa de talentos en versión americana. Casi todas las grabaciones se encuentran en la plataforma de YouTube. El espectáculo televisivo consiste en la exposición de talentos de artistas en potencia. America´s Got Talent trata grosso modo de un concurso de actuaciones de magia, coreografías y canciones interpretadas de artistas desconocidos en directo delante de una audiencia que será evaluado por un estricto jurado de reconocidos personajes del espectáculo y la televisión.

El jurado compuesto entre otros por Simon Cowell (productor británico, actor, agente de talentos), Heidi Klum (modelo alemana, productora, presentadora de televisión), Howard Mandel (actor canadiense, animador, humorista) y Sofía Vergara (actriz colombiana) valora cada una de las presentaciones de los participantes con comentarios elogiosos o demoledores justo unos segundos después de acabar su actuación. De este jurado depende el futuro en el concurso eliminatorio, el premio económico y, lo más importante, el salto a la fama. De todas las actuaciones, yo me quedo con las musicales. Me gusta escuchar la voz de los artistas. Me gusta sobre todo escuchar composiciones originales de letra y música.

A veces los comentarios del jurado –concretamente los comentarios de Simon Cowell, que es siempre el más severo– resultan hirientes. Supongo que es parte del espectáculo. Por otro lado, cuando algún artista brilla con la luz de un nuevo talento, el jurado hace alarde un su rico vocabulario de matices. Algún miembro del jurado emociona al artista, a la audiencia, y también se emociona él mismo al dar movimiento al abanico de halagos referidos al talento recién descubierto.

Ayer puse el programa y vi a una cantante americana llamada Madilyn Bailey («Youtuber Madilyn Bailey TROLLS Her Haters With ‘Hate Comments». -YouTube). Sale al escenario con una guitarra. Cuenta que es de Wisconsin y es cantautora. De vez en cuando interpreta a otros cantantes. Es una youtuber, es decir, tiene una cuenta de autor en YouTube. Esta plataforma admite comentarios. Uno abre los comentarios para saber si lo que hace suena bien o mal. Tuvo que leer comentarios buenos y malos. Ella se quedó con lo malo. Anotó los mensajes negativos, los reorganizó, peleó por la rima. El resultado fue la letra de su nueva canción. Bailey fue capaz de transformar la fealdad en belleza. Y empezó a cantar: «My mom thinks you just got killed by a cat» (Mi mamá cree que te acaba de matar un gato). La intención del mensajero es la de hacerle creer que maúlla en vez de cantar, vamos, que su voz es inarmónica y chillona.

La joven sigue cantando acompañada por la guitarra. La voz alarga vocales oportunamente. Entona una melodía bien estructurada dando un sentido a la letra. Imagino que habrá tenido que seleccionar palabras de un comentario y otro, añadir palabras, hacer cambios para lograr la medida en el verso. Así, por ejemplo, rima estas dos: «ear murder«, «eat a burger» (mataorejas) (cómete una hamburguesa).

Otros le aconsejan que deje YouTube («quit YouTube«). El más cruel de todos dice «leave the Earth» (deja el planeta). Nadie puede imaginar un mundo mejor que quien lo pone patas arriba y convierte el odio en la letra de una canción.


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