Hugo Chávez inició su vida política acribillando a centenares de venezolanos, mató a más de mil personas en sus intentos de golpe de Estado. Era un asesino en serie, en Estados Unidos le habrían dado 400 años de cárcel por sus crímenes, pero aquí lo liberaron. 

Chávez, junto con su predilecto Maduro, ha sido el peor dictador de la historia de Venezuela, su alma estaba carcomida por el rencor y el resentimiento; su acción política también. Una vez que llegó al poder consumó su peor crimen: masacrar a una nación. Fue inclemente. Moldeado al estilo soviético que su mentor Fidel Castro le inculcó, Chávez inició su paso por el poder odiando a los venezolanos, se mantuvo en él potenciando su odio y murió odiando a diestra y siniestra, tanto fue así que dejó a su compañero de intimidades, Nicolás Maduro, como legado de su odio.

La palabra odio viene del latín odium (conducta detestable) y Chávez no sólo tuvo una conducta detestable, él era detestable. Los romanos usaban odio como referencia política, cuando se regía con aversión y rechazo, se causaba odio en la población (rechazo). Séneca decía Culpa par odium exigit: la ofensa exige un odio a la par, y las ofensas de Chávez y de su manada de corruptos fueron incontables. Insultó a todo venezolano que se le enfrentó con desparpajo e indolencia inéditos. Su intención -soviética- era aniquilar moralmente a todo aquel o aquellos que se le oponían, sin tregua, sin compasión, sin pena, disparaba su resentimiento a mansalva y si el insultado sobrevivía al insulto, la vejación o la vergüenza pública, lo perseguía y lo encarcelaba. 

Su catálogo de insultos fue tan variado como feroz: fascista, estúpido, imbécil, retrasado mental, miserable, pendejo, demonio, mierda, desgraciado, troglodita, bandido, jalabola, maldito, traidor, ladrón, asesino, pitiyanqui, tarúpido, vendepatria, ignorante, malnacido, etcétera. Cada palabra era una bala en la frente de la venezolanidad, cada palabra era un puñal en el corazón de Venezuela. 

La oposición quedó estupefacta, la nación no estaba acostumbrada a semejante vejamen público, insultar gratuitamente desde el poder…, desde la máxima magistratura no se había escuchado jamás en el siglo XX venezolano. Chávez había sembrado su rencor y cosechó un huracán sociopolítico que jamás fue sanado, hasta nuestros días.

Nota: desde el domingo 18 de febrero se puede ver ODIO, la palabra como bala, el cuarto episodio de La Peste Chavista por YOUTUBE.COM/CHAVISMOLAPESTE, el canal de conciencia. 

Compártelo, el país nos grita, la historia nos obliga. No es tiempo de líderes, es tiempo de próceres…, el primer paso de la libertad es la conciencia.

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