“Es fácil y sencillo bajar a las profundidades del Averno, pues la tenebrosa puerta del sepulcro está abierta día y noche; sin embargo, el regreso hacia arriba, a la clara atmósfera del cielo, pasa por un sendero duro y doloroso” (Virgilio: La Eneida VI). De acuerdo a la mitología griega, el invierno se produce debido a la tristeza de Deméter (diosa de la naturaleza) por el rapto de su hija Perséfone, lo que causa las bajas temperaturas y la ausencia de vida y flora en la tierra durante la época de invierno. El miércoles 21 de diciembre de 2022 se registró el ”Solsticio de Invierno”, el día más corto en el hemisferio norte y el día más largo en el hemisferio sur. En el Círculo Polar se registra una noche polar: no hay sol durante el día en 24 horas. Los solsticios se presentan dos veces al año: “el de verano en junio y el de invierno en diciembre”, esto ocurre cuando el polo norte está más inclinado hacia el sol. Los solsticios cierran ciclos, para dar paso a una nueva vida tras el proceso biológico de las plantas en la siembra de sus semillas durante el otoño. Este proceso también lo vemos en la fauna de la naturaleza, un periodo de hibernación y recarga de energía. Esto ocurre en toda la naturaleza, incluyendo al ser humano. El Solsticio de Invierno, en la antigüedad, se celebra la muerte y el renacimiento del sol (Sol Invictus). Este fenómeno de la naturaleza, nos invita a irnos a lo más profundo de nuestro ser, a meditar, así como la naturaleza se renueva, así debemos hacer nosotros, para soltar todo aquello que nos apega, nos ata y desprendernos de lo que no tiene sentido de llevar sobre nuestros hombros y mente. Es un tiempo que nos llama al descanso, a la meditación y a la plenitud espiritual. A conocernos a nosotros mismos, trabajar con conciencia nuestros siete cuerpos, como lo dice Anny Besant, para poder trascender hacia un estado alto de conciencia. Así como dependemos de la luz del Sol, también hay que recordar que dependemos de la gran energía del universo, Dios o G.A.D.U., a la cual estamos unidos por un delgado hilo, y mientras más vibramos espiritualmente, más nos acercamos a la gran energía y recibimos la sabiduría que necesitamos para tomar conciencia del sendero al estado primigenio: de dónde venimos, quienes somos y a donde regresamos. Cada ciclo solar nos llama la atención para el despertar de la conciencia. En conclusión: el solsticio significa el triunfo de la luz sobre la oscuridad, desde el punto de vista metafísico. Ahora bien, es importante destacar que el Solsticio de Invierno con el nacimiento del nuevo sol, también nos llama a la reflexión, desde el punto de vista espiritual, es el nacimiento del avatar, al cual llamamos el maestro Jesús, que vino a darle Luz al mundo con sus mensajes espirituales. ¿Qué es un avatar?, la religión Indo son los que usan este término para referirse a la encarnación corporal de una deidad en la tierra. Esta palabra viene del sánscrito “avatara”, que significa: “descenso o encarnación de dios”, lo dice la Biblia. La creencia en los Avatares Indues, es similar a la creencia del cristianismo, en que el cuerpo del maestro Jesús es espiritual, y a este concepto se le llama “docetismo”, el cual consiste en creer que el cuerpo del maestro Jesús era más espiritual que físico, por lo tanto no sufriría dolor físico. Como dice Rene Guenon, que para comprender las cosas iniciáticas se tiene que tener “cualificación”, y si no la tiene, mira un avatar como ser humano común y corriente. Estado de Conciencia velado. “¿Cuál sería el propósito de un avatar? Orden al caos, espiritual, cósmico y restaurador de la justicia social. Restaurar el orden natural de las cosas. Un avatar tiene una característica muy importante: domina las leyes del Universo y los cuatro elementos que la conforman: aire-fuego-agua y tierra, de ahí los llamados milagros, porque están en contacto con la Gran Energía del Universo. El maestro Jesús nos dejó el siguiente mensaje: amar a Dios sobre todas las cosas y amaos los unos a los otros, para lograrlo se debe practicar el “No apego y desprendimiento”, así lo escribe San Mateo en el siguiente versículo: “Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?…”. Algunos hindúes consideran al maestro Jesús un “avatar” y reencarnación de Krishna, lo que lo difiere es que para los hindúes un Avatar es espiritual, y el maestro Jesús murió en la cruz y resucitó, es completamente humano y completamente Dios. Pero no deja de ser un avatar por ser un restaurador y un guía espiritual para la salvación o abrir conciencia. En Juan 14:6, Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí”. Vivimos en un mundo orgulloso de la ciencia y la tecnología, de los descubrimientos, de los adelantos científicos, pero somos incapaces de dominar la avaricia y el egoísmo derivados del apego. Esta es una reflexión sobre el solsticio de invierno.


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