Para concluir este ciclo de artículos sobre Pitágoras y su maravilloso legado, sobre todo su aplicación en la Augusta Institución Masónica, desde el punto de vista simbólico, es importante aclarar al mundo “profano”, que todo conocimiento masónico proviene de sus símbolos y no de los libros. Los libros sobre la Masonería  e incluso de los Temas Iniciáticos son escritos por masones y no masones, con mucha comprensión en lo iniciático, solo nos sirve de pautas, para investigar y meditar, y en este último, es donde se encuentra el verdadero conocimiento y la sabiduría. Sabio es el que conoce y domina muchos temas de cualesquier índole. “Sabiduría”, es la comprensión de un conocimiento profundo, en pocas palabras es “abrir conciencia”. En el sendero Iniciático no es el que más conoce, es el que más comprende. Cuando comprendes un conocimiento puro, guardas silencio, porque es intransmisible, y es solo comprendido por estados de conciencia muy elevados, por lo tanto en este plano lo que hacemos es divagar en teorías, lucubrar y razonar, y para comprender, hay que trascender la razón, para trascender la razón hay que practicar el desapego, el desprendimiento: ser libres.

Es impresionante como los pitagóricos, siguiendo las huellas de su maestro, sacralizaron las matemáticas y la geometría, porque en aquellas épocas no se estudiaba las matemáticas como hoy: donde uno más uno es dos y más uno es tres y más uno es cuatro, etc. Los números y las figuras geométricas se relacionaban con el Creador y el Universo. El ser humano no inventó las matemáticas, solo las descubrió y comprendió los secretos de la Creación. Pitágoras fue un gran filósofo, matemático e iniciado. Las matemáticas desde un punto de vista espiritual tenían un sentido genérico en la Creación del Cosmos, e igual en la música. Pitágoras dijo: “Todo fue hecho según el número”. También Platón se refirió a este punto: “Todo fue hecho según el número, el peso y la medida”. Detrás del número hay mucho conocimiento esotérico y filosófico. El uno nos sirve para contar unidades de objetos, para Pitágoras el uno es el comienzo de todo, por lo tanto representa al “Uno”, la “Monada”, la Unidad Absoluta, El Creador. Del “Uno” surge el “dos”, la Diada, “Dualidad” (lo bueno – malo, lo bello – lo feo etc.), también surge el “Tres”, el equilibrio, la “Triada”, relacionan al Padre con el Hijo y el Espíritu, el tres es número sagrado, en la Masonería se representa con Tres Puntos. Es el número perfecto, el número celeste: representa la continuidad y la perfección de lo acabado. El “Cuatro”, es la manifestación del “Uno”, representa la materia en sus cuatro elementos que componen el Universo, otro número sagrado para los pitagóricos y escuelas Iniciáticas. La “tetraktys”, figura triangular que contiene los cuatro números: uno más dos, mas tres y más cuatro, es igual  a “Diez”, y Uno más Cero, es igual a: “Uno”, la Monada. Es el número perfecto, simboliza la Creación y la clave de toda doctrina. La letra “Yod” en hebreo, décima letra en el alefato, el valor es de diez, primera letra del nombre de Dios, antes ebrios se les prohibía pronunciarla: es el principio de todo que contiene todo.

El Universo gracias al número, se controla todo. El Universo, visto desde el punto de vista esotérico, desde nuestro interior, se comprende su Creación. El esoterismo busca entender al ser humano y al universo atraves de sus causas internas, en cambio el esoterismo busca las causas y efectos en lo externo, y para comprender este punto en lo “esotérico” se necesita ser Iniciado en el sendero Iniciático, para verlo profundamente. El Todo creó al Anverso através de la forma y el número, y la geometría nos hace comprender como se organiza la energía para darle forma a todo. El Todo es la vibración más alta de energía, y la desplegó alrededor suyo en movimiento, y se formó la “Esfera”, es la primera acción creadora del “Todo”. La energía expansiva, masculina, que le permite proyectarse a sí mismo, requiere de la energía  receptiva femenina para darle forma al espacio que puede engendrar vida. En la Creación el Todo formó hasta siete esferas, seis días de la Creación: en la sexta simboliza los seis días de la Creación. La séptima esfera, simboliza el séptimo día, da lugar a la llamada “semilla de la vida”, que es donde reside la esencia y la totalidad, el siete simboliza la Perfección Divina. El Siete es considerado número mágico, se compone de tres (la perfección) y cuatro (la tierra y sus cuatro elementos) representa al universo en movimiento como el Microcosmos. La Geometría Sagrada es el código de los códigos, en la cual la materia surge de arreglos geométricos, y nos da entender que la naturaleza funciona en patrones predefinidos, ciertos números y formas son la base de este mundo físico.

Después del ciclo de las siete esferas, la Mente Universal se expande con más esferas que parten de la intersección de cada una y así forman el “Huevo de la Vida”, de donde se forma los dos primeros solidos platónicos: Tetraedro y Exaedro.  “Escucha, y serás sabio. El comienzo de la Sabiduría es el silencio” (Pitágoras).

 

 


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