La Masonería desde sus inicios ha tenido varios puntos que han influido en su filosofía y esoterismo. El mundo hebreo, en su formación religiosa, tienen impresionantes conocimientos y comprensiones de los planos superiores, del mundo Iniciático, de donde la Masonería ha tomado sus conocimientos para sus instrucción. Entre ellos el pentateuco, la Cábala y el Tarot, que refuerzan ese conocimiento que tanto buscan los masones en su simbología. En el campo de la filosofía, la augusta institución estudia a los grandes filósofos de la antigüedad, sobre todo los de Grecia, Roma, árabes, hindues, etc. En Grecia se destacaron entre otros Platón, Sócrates, Aristóteles, Tales de Mileto, Hipócrates, Arquímedes, Pitágoras, etc. En esta oportunidad vamos a dar una pequeña ojeada a un filósofo griego muy importante como lo fue Pitágoras, el maestro de los números, como lo califican los teóricos de los antiguos filósofos.

Pitágoras es griego, nació en la isla de Samos en el año 569 a. de C. Reconocido como el primer matemático puro, en su escuela se instituyó la demostración en la matemática por medio del “razonamiento deductivo”. Fue filósofo, esotérico, matemático y geómetra. Fue un pensador abstracto, lógico y moralista. Sus enseñanzas giraban sobre una vida justa y equilibrada. Pitágoras centraba su filosofía en dos columnas: una era mística religiosa, donde instruía sobre la reencarnación, que él llamaba transmigración de las almas, y otros temas esotéricos; y la otra columna es matemática científica, donde a partir de la geometría y los números se demostraba la existencia y comprensión del G.A.D.U. (Dios). Pitágoras decía de sí mismo que era un filósofo, porque era amante de la sabiduría. Decir que se es sabio, es arrogancia del ser humano. El sabio tiene lo que el filósofo busca. Para ser sabio se debe conocer, comprender la razón de su existir, practicar y dominar varios temas, en cambio el filósofo es un buscador constante, curioso, sin límites, es subjetivo, mientras más investiga, más puertas y ventanas se le abren al conocimiento.

La filosofía nunca niega y reprocha, pues cada ser humano es un universo de conocimiento y cada uno tiene su razón de acuerdo con su estado de conciencia. En cambio la ciencia es muy precisa en sus investigaciones, y solo corregida en sus prácticas: aciertos y errores. Alrededor de la filosofía de Pitágoras se creó, por él mismo, el Pitagorismo, un movimiento filosófico y religioso llamado la “Escuela Pitagórica”, donde estuvieron astrólogos, músicos, matemáticos y filósofos, a los cuales se les conocían como los pitagóricos. Para Pitágoras la ciencia y la religión eran convergentes, no separadas. En la actualidad la ciencia esta más asociada a la razón, donde no acepta el dogma y la fe; la ciencia contempla, investiga, demuestra  y la religión está basada en sus libros sagrados, en la fe y el dogma. Por esta razón muchos científicos fueron condenados por las religiones, cuando sus teorías no concordaban con los de la religión.

Pitágoras, en sus viajes al oriente conoció a Zoroastro en Persia, en Egipto estudió la geometría, en Fenicia estudió la aritmética y cálculo, en Caldea la investigación de los astros. Los pitagóricos se distinguían entre “novicios” (solo escuchaban, en silencio) e «iniciados» (podían hablar y expresar lo que pensaban y comprendieron). El nombre de la esposa de Pitágoras era Teáno, por medio de la cual se dio a conocer que aparte de hombres filósofos también habían mujeres. Los pitagóricos entregaron a sus esposas documentos para que también estudiaran la ciencia y la religión, se les llamaban las pitagóricas, de las cuales se destacaron: Arquitas de Tarento, Epicarmo de Mrgara, Hipaso de Metaponto, Fintis, Melisa, Perictione y otras.

En la Escuela Pitagórica, en la parte religiosa se practicaba la contemplación, pero también estaban conscientes de que el cuerpo con sus necesidades sujetaban al ser humano y los dificulta para esta acción. Pitágoras decía que el cuerpo humano con sus necesidades eran una cárcel o tumba, que había que superarlo pero sin perderlo, porque es necesario para cumplir su misión. Debemos dejar entrar la Divinidad en nosotros. Hay que desligarse de las necesidades del cuerpo para llegar a un Estado Divino. El ser humano que lo logra llega a ser sabio. En la Escuela Pitagórica sus integrantes eran vegetarianos, por lo tanto se le llamaba dieta pitagórica. Se aconsejaba la obediencia, el ascetismo y el silencio, sencillez en el vestir y en las posesiones. Para Pitágoras, la muerte no era fin, sino un cambio de estado hacia algo oculto y que el alma reencarnaba, o como él lo llamaba: metempsicosis o transmigración. No rechazaban ningún estilo de vida, porque cada ser humano vivía y realizaba su misión dependiendo de su estado de conciencia. El alma para Pitágoras era pura, racional e incorruptible, en cambio el cuerpo era todo lo contrario. La palabra perfecto tenía un significado moral y matemático. Dos características de la Escuela Pitagórica: su hermetismo y la unidad de sus miembros. De Pitágoras solo se conoce por intermedio de sus adeptos. Por saber una gran variedad de disciplinas, se supone era de buenos medios económicos.

 


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