Se leen tantas definiciones de masonería, que en verdad, en el mundo profano no lo entienden y los que tratan de entenderla es con definiciones distorsionadas. El conocimiento que de la masonería se tiene es tan general, que sus enseñanzas quedan veladas, porque le damos más importancia a la forma y a lo moral que a lo espiritual. La masonería no es moralista, para eso están las religiones. Nuestra Augusta Institución para muchos es “esotérica”, para otros no. Para otros es más espiritual (Iniciática), para otros es más filosófica y política, y otros la califican como religión. Pero de todo es, pues esos temas se tratan como instrucción general para el masón. Los temas políticos y religiosos están prohibidos tratarlos en Logia, pero como proselitismo, como instrucción, no. En sentido general, nuestra Augusta Institución es una comunidad de valores: no es mística, ni política ni religiosa.

Alcoseri (escritor masónico) nos dice sobre la espiritualidad lo siguiente: “La espiritualidad masónica, según yo lo entiendo, es la intención consciente por cuestiones de significado y valores de la existencia personal y engloba la actitud especial hacia la vida de un masón que va en busca de sentido y orientación. La espiritualidad que transmite el ritual es un factor que va más allá del complementario a la amistad y la orientación ética,  es cuando la Masonería deja de ser un Club Social para convertirse en ese algo que te llevará a estados superiores de consciencia objetiva”. La masonería, desde la Iniciación, nos instruye sobre la actitud del desprendimiento, pero tampoco te pide que te alejes del mundo, porque uno de sus objetivos es cambiar la sociedad humana con sus virtudes. La masonería es un sendero espiritual donde se busca su realización abriendo conciencia por medio del conocimiento que nos transmiten los símbolos. Hay que comprender el significado espiritual de los símbolos y el conocimiento de los rituales.

Estamos experimentando un tiempo muy especial, pues la proliferación de instituciones y grupos de orientación espiritual y religiosa pululan por todas partes. También hay cantidad de seudos-guias espirituales e iniciáticos explotando la buena fe de las personas. Hay choques entre seguidores defendiendo a su líder y sus instrucciones sobre la sabiduría. Aquí nace el fanatismo, cuando controlan tu mente, pues se apaga la sabiduría por la controversia sobre doctrinas, dogmas y cismas, donde se desvanece su verdadero significado espiritual. Y así aparecen y desaparecen instructores con sus escuelas, y se preguntan, ¿dónde está la verdad? ¿Será imposible encontrar la verdad que no sea excluyente? ¿Que sea impersonal, tolerante, que tenga principios que se puedan cumplir sin crean controversia? Si la hay, no aseguro que tengan la verdad, pero sí las pautas para buscarla. Lo más importante es que la enseñanza sea universal. Cuando en la enseñanza no se incluye al todo en el todo, no hay buenas bases. La forma simbólica del trabajo se ha preservado en bien de la humanidad. Si se unieran las organizaciones masónicas de este plano y reconocieran la responsabilidad de su legado y herencia espiritual que no es excluyente, igual para todos, podemos levantar un Gran Templo mundial donde todos podemos pasar, con base en la Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Los estudios masónicos pueden dirigirte por el sendero de un Maestro de Sabiduría, un gran constructor del Gran templo Interior, de donde no debieras salir más y colaborar en la construcción del templo a la humanidad. Alice Bailey dice  que  la moralidad es: “la capacidad de escoger entre el bien y el mal, la aptitud de discernir sabiamente”. El masón es un ser humano “libre y de buenas costumbres», donde la moral y la ética es parte de su ser. La espiritualidad masónica bien comprendida te conduce por el sendero del amor, la tolerancia, el perdón, la sencillez, la responsabilidad, la armonía y la preocupación por el proceso de la humanidad, te conduce a la autorrealización en la vida y la preparación a la muerte. El esoterismo en la masonería es comprendido por muy pocos masones. La espiritualidad, nos conduce “de la oscuridad a la Luz, de lo ilusorio a lo real y de la muerte a la inmortalidad”, (Alice Bailey).

La evolución del ser humano es parte de su naturaleza, como las ansias de conocimiento. La interpretación de los símbolos es de libre comprensión de cada uno, todo depende de su estado de conciencia. La Iniciación en la Masonería es espiritual, porque es a través de los Símbolos, los cuales contienen el mensaje espiritual  para los masones. La Iniciación nos lleva a la realización del ser.  Este sistema de Iniciación espiritual tiene miles de años, y lo más antiguo que se conoce fue en Mesopotamia, y siempre fue concedida a una elite de personas con mente abierta, muy sutiles a la Luz pura y lista a despertarse, que hay latente en el ser humano, donde el desapego y las pasiones se transforman en virtudes. El apego mantiene nuestra conciencia en estado de sueño, en el estado de la ilusión y fantasía. Se puede afirmar que la masonería, es una ciencia que por medio de la alquimia transforma los defectos en virtudes, liberando la mente de todas las cadenas.

 


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