Mark Hallett, un investigador en neurología, dice: «El libre albedrío no existe, sino que es una percepción, y no un poder o una fuerza impulsora. La gente experimenta el libre albedrío. Tiene la sensación de ser libre. Cuanto más lo examinas, más te das cuenta de que no lo tienes». Baruch Spinoza (1632-1677, es considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto al francés René Descartes y el alemán Gottfried Leibniz) sostiene la tesis de que el libre albedrío no existe, pues va en contra de las leyes naturales, de la cual el ser humano no puede escapar, y tiene sentido en lo que dice: todos en este plano estamos sujetos a la ley de la dualidad, a la ley del Karma y Darma, a la ley de acción y reacción, en fin, a las siete leyes herméticas (el Kibalion) atribuidas a Hermes Trismegisto. “Este mundo manifestado es dual, se encuentra entre las columnas del Rigor y la Misericordia, aquí dicen que el libre albedrío es como un don divino, para elegir entre lo trascendente y lo intrascendente. Avanzamos o retrocedemos. Nuestra decisión puede modificar nuestra condición o posición en este plano de existencia” (Melki Tsedek – 16-04-2020). El libre albedrío supone que el autor del acto se erige como causa primera del mismo. Para Baruch Spinoza, esta ilusión de libertad es una creencia irracional, porque supone hacer del hombre un individuo que escapa a las leyes naturales. El ser humano no puede escapar de las leyes naturales. Las causas determinan nuestras acciones, tolerar las causas y las fuerzas que nos rodean nos enseña que el hombre no puede controlar todo lo que le rodea. No actuar según una necesidad externa, si no que actuó de acuerdo con mi necesidad, me libero de lo que me esclaviza. Pero los filósofos, en todas las épocas, han estudiado desde el punto de vista racional este tema del “albedrío”, y se hacen constantemente esa pregunta: “El libre albedrío es un mito, eso de tener libertad de elección?”. Mark Hallett (investigador en neurología) dice: «El libre albedrío no existe, sino que es una percepción, y no un poder o una fuerza impulsora. La gente experimenta el libre albedrío. Tiene la sensación de ser libre. Cuanto más lo examinas, más te das cuenta de que no lo tienes». Tenemos que aprender a vivir con nosotros mismos para poder vivir con los demás. Todo está determinado por leyes naturales, hasta nuestra misma voluntad, que está determinada por nuestra psique y estados de ánimo. Cuando nosotros vamos a elegir algo, y esto es muy importante: elegimos sobre lo que conocemos, motivos, deseos o creencias que existen, aquí nos planteamos la pregunta ¿de verdad somos libres? Porque elegir al azar sería un juego y la vida no es un juego, la vida es un sistema de experiencias, sin las cuales es difícil en el samsara de la vida. En cambio, el filósofo Sócrates fue muy duro en su expresión sobre el libre albedrío:”Es un signo de inferioridad, que nos hace superiores a los animales, pero inferiores a los dioses”. El verdadero sabio prescinde del libre albedrío y es superior. San Agustín, en su diálogo con Evodio (San Agustín. Del Libre Albedrío. LIBRO II, 1-2) nos dice sobre el “Libre Arbitrio sobre la Voluntad”, el cual es el origen del “Pecado”, y es castigado, porque toda justicia proviene de Dios, y si obramos bien seremos premiados con el cielo, ahora bien, Dios dice, te castigo porque no has usado de tu libre Arbitrio sobre la voluntad para aquello para lo cual te la di. Todo bien procede de Dios, el ser humano proviene de Dios, y es un bien de Dios, y puede vivir rectamente siempre que quiera. Aquí hablamos del estado elevado de consciencia espiritual. Ahora bien, si el ser humano es un bien de Dios, y obra rectamente cuando quiera, por necesidad debe gozar del libre arbitrio, sin el cual no se concibe puedas obrar rectamente. Esta es la razón, sin el libre arbitrio no podía el ser humano vivir libremente. Y, por lo mismo, si el hombre no estuviera dotado de voluntad libre, sería injusto el castigo e injusto sería también el premio. San Agustín lo justifica, y también tiene su razón como lo plantea. Dice San Agustín, que para que haya un Libre Arbitrio de la Voluntad debe haber una iluminación Divina, que procede de Dios, para que la mente pueda aceptarlo, es una iluminación espiritual para captar las ideas eternas, sin esta iluminación al ser humano le es difícil captar las verdades Superiores Trascendentes.  Conclusión: El libre albedrío: Solo se limita al pensamiento, porque el pensamiento es totalmente libre, con él nos podemos transportar a diferentes estados e incluso al mismo nirvana. En la Masonería al libre albedrío se le concede una gran amplitud, porque la Augusta Institución es laicista, o sea, libre de lo religioso. Pero también podemos apreciar que en el sendero esotérico, el libre albedrío no tiene cabida, porque nada puede ser separado de lo espiritual. El libre albedrío está limitado en la ética por el amor y la moral. En las Logias Masónicas expresamos nuestras ideas de pie, porque así controlamos nuestras emociones y las bajas pasiones que limitan el libre albedrío.


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