Es lamentable que muchos profanos que se inician en la masonería lo hacen sin consultar e investigar sobre la misma, sin tener conciencia de lo que se llama: “Sendero espiritual”. Nuestro mundo solamente es la parte visible captada por nuestros sentidos, un mundo ilusorio, pero hay algo más allá de lo físico que no perciben nuestros sentidos. El ser humano ordinario, pegado a la materia, sin desprendimiento, no percibe la voz del Gran Espíritu, que es más real de lo que percibimos. El maestro Jesús se refirió a la dificultad de seguir el sendero espiritual con la siguiente reflexión: “De mil hombres, uno solo me busca, de mil que me buscan uno solo me encuentra”. Esto se logra practicando el “no apego y desprendimiento”. Es un sendero espiritual para abrir conciencia, con la práctica de las virtudes y conociéndose a sí mismo. La masonería es un sendero espiritual, cuya meta es “abrir conciencia”. El mayor servicio que un masón puede hacer por la humanidad es el de conocerse a sí mismo, y es así como devela el sendero hacia el ser superior. En el mundo profano, no es corriente conversar sobre temas religiosos, aunque la mayoría son fieles a una creencia religiosa; tampoco es corriente que conozcan más allá de lo que los religiosos le transmiten. Si le preguntas a una persona por qué profesa su religión, estoy completamente seguro de su respuesta: soy de tal religión porque esa es la que practica mi familia, y obedezco a sus preceptos y reglas, porque si no es así, seré castigado con el infierno o premiado con el cielo, solo debo evitar caer en el pecado. Lo exotérico o religioso se basa en dogmas y en la fe. ¿Son cuestionadas  las religiones? No. Dice un refrán popular: “Todos los caminos conducen a Dios”. Cada quien tiene su proceso de evolución en este plano, y necesita de las corrientes religiosas para su proceso. Es muy importante que un iniciado estudie su religión, con los conocimientos que adquiere. Todo ser humano, por estar dotado de la razón, se cuestiona: de dónde vengo, qué hago aquí y para dónde voy. Esto no sucede con las demás criaturas de la naturaleza, los cuales obran por instinto. Pero hay seres humanos con estados de conciencia diferente y no satisfechos con las respuestas que han recibido, buscan otras respuestas en lugares y personas con conocimientos más elevados. En el sendero espiritual, su conocimiento está velado en los símbolos, los cuales le serán develados cuando esté cualificado. A este sendero lo calificamos de esotérico, que quiere decir dentro, dentro de sí mismo. Conocerse a sí  mismo. Conocimiento dado solo a personas «cualificadas». ¿Por qué decimos cualificadas?, es la capacidad interna que se tiene para comprender verdades trascendentales, capacidad para comprender lo que hay detrás de la letra, detrás del mensaje de sabiduría, capacidad para descodificar los mensajes de los libros sagrados. Capacidad de rechazar la visión ilusoria del mundo, que nos han inculcado desde el comienzo de la historia humana, y busca respuestas, porque algo le hace falta. Cuando empieza a ver un lado de la realidad que otros no ven, aquí empieza a  abrir conciencia, y la puerta del Universo se presenta ante su ser interior, quitando el velo de la ignorancia. Empieza el proceso evolutivo, pero antes tienes que vencer el temor, la zozobra, dureza de corazón, la apatía, la ilusión, la ceguera, el egoísmo, la soberbia, el orgullo, las tinieblas, y lo más pesado para vencer es la inercia, que se vencen con las armas de la sencillez, la honestidad y la voluntad, y el resultado, es algo extraordinario: la humildad y la sabiduría. Este sendero es la espiritualidad tradicional. Las cosas del Espíritu solo pueden ser aprehendidas por intermedio del Espíritu interior que mora en nosotros, porque somos creados a imagen y semejanza del G.A.D.U. El conocimiento humano no nos lleva por el sendero espiritual tradicional. Solo el conocimiento no humano nos lleva por el sendero de la trascendencia espiritual, el conocimiento que está más allá de lo físico. Solo el discernimiento nos otorga el conocimiento elevado de lo tradicional. El conocimiento espiritual solo está al alcance de una élite cualificada para obtenerlo, que ha obtenido una experiencia íntima y espiritual profunda. El hombre de hoy está más cerca de la ciencia y la razón, y le es difícil trascenderla, vive en lo ilusorio. El sendero iniciático se basa en una técnica de ascesis, que es una ciencia del alma, no se puede teorizar, porque pierde su esencia para la realización espiritual. La realidad se manifiesta en dos formas: material y espiritual. La materia, se puede afirmar que es la manifestación de lo creado; en cambio, lo espiritual es la causa que genera lo material, que no está sujeta al tiempo, ni al espacio, está por encima de lo físico. Para concluir: lo espiritual es de origen no humano, y está basado en principios universales eternos y constantes, y es confiable para los que siguen el sendero de la trascendencia. La tradición no se originó en dogmas. La masonería es una ciencia espiritual del alma, y no es dogmática, porque forma iniciáticamente seres humanos “libres”: de fanatismo, hipocresía, ambición desmedida y egoísmo. Muy pocos comprenden la sabiduría del silencio, pero para comprender esto es importante “la muerte iniciática” al mundo profano y renacer al mundo espiritual. Así logra abrir conciencia. El verdadero y auténtico masón es un ser humano evolucionado.


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