En esta oportunidad vamos a realizar una reflexión sobre las leyes que rigen el Universo. Observamos cómo en nuestro plano existen personas con unas cualidades muy sorprendentes, a los que llamamos magos, pero la mayoría solo nos muestran unos juegos ilusorios mentales, que en nuestra ignorancia vemos como personas superdotadas. Solo es una férrea voluntad de prácticas de movimientos ilusorios mentales que sorprenden nuestra mente y no tiene nada que ver con niveles espirituales, ni de sabios. Como también encontramos psíquicos y personas que se aprenden de memoria libros de maestros trascendidos y se nos presentan como sabios.

Hay personas muy sobresalientes en este campo. En primer lugar citemos un escrito extraído de El Libación que nos dice lo siguiente:”El sabio a medias, reconociendo la realidad relativa del Universo, se imagina que puede desafiar sus leyes, ese no es más que un tonto vano y presuntuoso, que se estrellará contra las rocas y será aplastado por los elementos, en razón de su locura. El verdadero sabio, conociendo la naturaleza del Universo, emplea la ley contra las leyes: las superiores contra las inferiores, y por medio de la alquimia transmuta, lo que no es deseable en lo valioso, y de esta manera triunfa.

El adepto consiste no en sueños anormales, visiones o imágenes fantasmagóricas, sino en el sabio empleo de las fuerzas Superiores contra las inferiores vibrando en los más elevados. La transmutación (no la negación presuntuosa), es el arma del maestro”.

Si queremos  comprender el todo, el Universo y sus leyes, solo sería contemplando en el estado de meditación. Pero en el plano en que habitamos, al Universo hay que verlo en forma real, así como sus acciones, fenómenos y pensamientos.

«Si el todo, en su mente, hubiera imaginado un Universo real, sería desastroso, pues este sería una cosa fija, inmóvil y el progreso sería imposible»(El Kibalion). Recordemos: «El Universo es y sin embargo no es», que es igual a los dos polos, a la dualidad, sobre la verdad: lo absoluto y lo relativo. Los estudiosos de  Hermes, a esto lo llaman la Ley de la Paradoja, que es un principio de polaridad, que también está muy relacionado con el comportamiento del ser humano. Es la verdad a medias y no confundirla con la verdad absoluta, que está más allá de la razón y del «sentido común».

El Universo y sus leyes son creación mental del todo, por lo tanto es una ilusión e irreal, desde el punto de vista absoluto. Filósofos, científicos y teólogos están de acuerdo sobre ello, pero los estudiosos de Hermes no predican la insubstancialidad del Universo. Todo lo que tenga principio y fin es irreal e ilusorio, porque está sometido al tiempo y al espacio, lo único real es el todo que es substancial, no mudable, no cambiante, no sujeto al tiempo y al espacio.

Para nuestra mente finita, la materia existe, pero hay que reconocer que si no fuera por la mente, no tendríamos conciencia de la presencia del Universo y sus leyes, a las cuales estamos sometidos, solo el todo no está sometido a las leyes, porque de Él emanan. En este plano solo los Grandes Maestros, que trascienden las leyes del Universo por su jerarquía espiritual, no las burlan, solo vibran a los niveles del todo.

Los Grandes Avatares que nos visitaron han demostrado que vibran a los mismos niveles del todo cuando lo invocan y curan enfermedades, expulsan larvas espirituales, levitan, e incluso están en varios lugares a la vez, hablar y ser comprendidos en varias lenguas a la vez. En cuanto a la materia, en este plano ha sido reconocida por los científicos como «energía infinita y eterna», por lo tanto afianza lo dicho por los estudiosos de Hermes: «que esa Energía, es la mente del todo».

Aceptando este absoluto principio de «mentalismo», encontraremos que los otros seis principios concuerdan perfectamente. El Universo externo siempre está cambiante y transitorio, no tiene realidad substancial y estamos obligados a verlos como reales y substanciales, hasta que abramos conciencia y comprendamos el principio y la práctica de las leyes. El semisabio se destrozará contra las rocas y se disolverá en los elementos, en razón de su locura.

«Transmutación y no la negación presuntuosa es el arma del maestro. Todos estamos en el camino y esta vía va siempre ascendiendo, con frecuentes sitios de reposo».


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