“El Todo es mente, el universo es mental”, este principio es muy amplio y abstracto, como para encuadrarlo en una idea. «Más allá del cosmos, del tiempo, del espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad substancial, la verdad fundamental» (El kibalion).

Hacer una reflexión sobre este punto, tan delicado, en el que todas las religiones convergen, colocando diferentes nombres, donde su nivel de conciencia se lo permite o comprende. Esta palabra todo, expresada con profunda sabiduría, pues no colinda con las creencias, porque el todo expresa todo lo visible e invisible a la razón humana, pero es difícil tratar el tema, porque todo esta tácito en el todo, lo demás es especulativo, o como lo diríamos filosóficamente: divagar en lo mismo. Pero trataremos de hacer una reflexión partiendo de la definición de unas palabras.

«Substancia» es lo que está oculto bajo toda manifestación externa. «Substancial» es lo actual existente, el ser real. «Realidad» es el estado del ser verdadero, real, eterno y fijo. De aquí se desprende otro axioma: «Más allá de toda apariencia externa o manifestación debe haber siempre una «realidad substancial». Esta es la ley, la mente infinita del todo, es la matriz del cosmos. El todo es incognoscible en su esencia. El estado de conciencia del ser humano en este plano es muy limitado y concibe al todo como: absoluto, infinito, inmutable y es espíritu.

Nada existe fuera del todo, no está sujeto al tiempo y el espacio, el todo no cambia, porque de él emanan las leyes, y es esencia real, mente infinita. El ser humano, desde los albores de los tiempos, ha observado su entorno y el universo, mirando los cambios en la materia, tanto en microcosmos como en el macrocosmos. Todo está sometido a tres palabras: nace, crece y se transforma, la materia nunca muere. Todo lo que observamos, los tres reinos de la naturaleza, la mal llamada materia inanimada, porque no existe así, los estudios científicos corroboran que está compuesta de átomos, que es energía en movimiento, solo que el objeto no cambia de posición, pero su interior es animado.

Ahora bien, la materia no existe realmente, sino que es energía o fuerza interrumpida, esto es energía en menor grado de intensidad vibratoria. Los investigadores ya no hablan de materia, sino de energía. ¿Qué es lo que hay de superior a la materia y energía?: vida y mente, son superiores a la fuerza mecánica o a la materia.

El todo es mente viviente e infinita, y los grandes avatares lo llaman espíritu. El reino vegetal, el reino animal y por último, el ser humano, todos sometidos a una ley, que los científicos llegaron a la conclusión de que todo estaba sometido a la partícula de Dios, que en el sendero iniciático es el todo, eterna energía, es evidente por sí misma, no necesita argumentos. Ahora bien, la naturaleza misma del todo es incognoscible, solo el todo conoce su propia naturaleza y así debe ser, según el sendero iniciático.

El que especula sobre el todo se pierde en un laberinto de pensamientos sin salida, es como girar en una rueda. También se llega a cosas tan absurdas como colocarle al todo características antropomorfas. La falta de cualificación y los niveles bajos de conciencia destruyen la idea de un dios. El todo es una realidad substancial. Es evidente por sí misma, no necesita argumentos.

La filosofía significa especulación, para comprender las cosas cognoscibles y pensables. «Mas el dictamen de la razón debe ser recibido hospitalariamente y tratado con respeto» (el kibalion). La metafísica, lo que está más allá de lo físico, es la tentativa de conocer lo incognoscible y de lo impensable. El todo es una realidad substancial, es la verdad fundamental, su comprensión permiten conectar con el espíritu interno, y comprender que formamos parte de algo superior, del todo.

Lao Tse -Tao Te King- nos dice: «Si quiero atribuir alguna cualidad al Tao (Todo) lo llamo Grande». El todo es uno, no hay nada fuera de él. Todos los principios se funden en principio, y el todo, principio y ser, son idénticos, uno y lo mismo. Desde el punto de vista absoluto, no hay nada real, excepto el todo. En el todo vivimos, nos movemos, y tenemos nuestro ser. Ósculo de paz

 


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