Se ha escrito infinidad de libros, tratados, artículos, sobre Dios, como el común de los seres humanos lo llaman, incluso en las diferentes respetadas religiones le identifican con diferentes nombres: Ala, Yahvé, Krisna, Jehová, Padre Celestial, Zeus, Adonay, El Absoluto, El, Eli, Eloah, Elohim, Shejina, Hashem, Yo Soy, Ayón, Emanuel,  etc. y decenas de nombres, todo depende de la cultura de la región de donde provenga.

El ser humano desde los albores de los tiempos se ha preguntado: de dónde vengo, quién soy y para dónde voy, y buscando la respuesta, de acuerdo con el Estado de Conciencia que tengan, se crean nombres, y atributos a los dioses de acuerdo con su conveniencia. Para poder controlar a un pueblo, hay que colocarle un Dios terrible, castigador, amenazador, vengativo y tirano con los que no cumplen con las leyes impuestas por ellos en sus libros sagrados. Es lógico, un dios con estos atributos, no es un dios, es un gobernante tirano con pasiones humanas.

Veamos definiciones iniciáticas sobre «el Creador»: Santo Tomas lo define así: «Dios es aquel, que no hay otro más arriba de Él». El Tao Te King, lo define como: «Dios es…La inmensidad del gran lleno en la inmensidad del gran vacío, y la inmensidad del gran vacío en la inmensidad del gran lleno». El Kibalión nos lo define:» El todo, en todo”. Para el islam «Dios es Alá, clemente y misericordioso». Para los cristianos, «Dios es, el que existe por naturaleza propia. El que es, el yo soy».

En la masonería, para no tropezar con ninguna corriente religiosa, a Dios se le llama: Gran Arquitecto del Universo (E.G.A.D.U.). En el Kibalión, siguiendo las enseñanzas de la doctrina hermética, nos dice: «El todo está en todas las cosas, y todas las cosas están en el todo»,, por lo tanto, el que comprenda esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento». Esta máxima encierra grandes verdades filosóficas, científicas y religiosas.

«El universo es mental, sostenido en la mente del todo, quien es inminente e inherente al universo, así como en toda parte, partícula o combinación, dentro del Universo». Toda la virtud, espíritu o realidad de una imagen mental, se deriva  de la inmanente del pensador. Todo está en la mente del todo. Como es arriba es abajo, y como es abajo es arriba. Y en proporción a la realización que obtenga el ser humano en su existencia, significa el desarrollo espiritual, que es el reconocimiento, la realización y la manifestación del espíritu interno. Esta es la verdad en este plano físico, debemos recordar que existen muchos planos del ser y muchos grados de existencia, y todo depende del adelanto en sus encarnaciones, cuyo punto más bajo es la materia, la cual hay que trascenderla.

Todo se mueve hacia la verticalidad, a la superación por medio de las virtudes. Nuestros antiguos maestros nos han dejado el mensaje, que para comprender el proceso de la creación mental del universo en la mente del todo, es por medio de la meditación y la contemplación. A medida que se despierta de la meditación, se produce la manifestación del proceso evolutivo en los planos: material, mental y espiritual.

La materia se va volviendo menos densa, la vida aparece manifestándose en forma más elevada, vibrando cada vez más a los niveles del todo. Nunca ningún alma queda aniquilada, o involucionada, solo queda en reposo, pero su proceso continuará para alcanzar las vibraciones de los niveles del todo para unirse al espíritu del todo.

Reflexionar sobre Dios es redundar siempre sobre lo mismo. Ahora bien, el ser humano siempre tiene la interrogante: ¿De dónde salió Dios? ¿Por qué creó el universo? El todo es la razón en sí misma, él es su propia razón. En mi comprensión, son interrogantes que jamás un ser humano logrará responder, y más en el estado de donciencia en que nos encontramos.

La respuesta se haya en el intimo ser del todo. Todavía no comprendemos que el todo está dentro de nosotros. Considero, que ni aun trascendiendo la materia logramos comprender, ¿y para qué? Toda especulación es fútil. El solo hecho que comprendemos que debemos conocernos a nosotros mismos, primero para conocer el universo. Cuando comprendemos, que el viaje que debemos hacer es hacia nuestro interior para conocer nuestro estado primigenio, de seguro hemos adquirido gran conocimiento.

 


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