La historia de la humanidad se pierde en la noche de los tiempos, todavía no estamos precisos desde cuando estamos habitando este planeta llamado Tierra, o más romántico, se le llama el Planeta Azul, pues así se ve desde el espacio exterior. Todas las culturas han tenido sus propios desarrollos, cada una tiene su sello que la identifica: en la agricultura, la vivienda, la industria, guerras y sobre todo en su comportamiento humano. Cada cultura, de acuerdo con sus códigos morales y comportamientos, han formado su carácter y formas de pensar: su propio ego e importancia personal. Desde que nacemos el ego comienza a gestarse. Todo lo que somos y nos identifica forma nuestro ego. El ego es importante para el ser humano, lo impulsa al desarrollo personal y social, si no fuera así, cae en el «hedonismo», indiferente a todo, y es seguro que todavía estaríamos en la Edad de Piedra por su indiferencia al desarrollo. Definamos primero qué es el ego: esta palabra significa en latín: “yo”. La filosofía lo define como: “la capacidad de percibir la realidad”, para mi comprensión, es por este motivo que es impulsado a ser evolutivo en todos los aspectos de su vida. La psicología lo define como: tener conciencia de sí mismo, como ente separado. Todo lo que se sale del  «centro» se degenera. El  egoísmo es lo que hace buscar siempre el bien propio, es el querer ser solo por el ser, sin tener en cuenta los perjuicios en su medio, y vela al individuo de su conciencia, está fuera del centro del ego. El egoísmo te hace percibir las cosas como reales y no ilusorias, por su bajo estado de conciencia. Cuando nos apegamos al egoísmo, hay poca posibilidad de cambio. Todo en la naturaleza tiene un equilibrio, cuando algo se sale fuera del centro, deviene el caos. Ejemplo el cáncer, es un descontrol interno de la célula. El agua es vida, pero en torrentes destruye. El fuego es calor, es vida en el planeta, sin el sol no existiría la vida tal como la conocemos. Pero el fuego también es destructivo cuando se descontrola. Igual pasa con el ego, cuando se descontrola se convierte en egoísmo, egocéntrico, alter ego, etc. y ha causado guerras, enfrentamientos, sobre todo en lo político y religioso sin razón de ser.   Los mensajes de los maestros Buda y Jesús están orientados a controlar el ego por medio del amor y el desapego. Cuando hay inconciencia, hay desarmonía, por lo que aflora el egoísmo. Se combate con el desprendimiento o el desapego. “Si estás libre del apego no tienes el sentimiento de que algo te pertenece realmente”.-Lama Yeshe. Es un arma frecuente del ser humano de manipulación. El egoísmo me lleva a pensar así: yo soy así y las cosas deben ser como yo creo que deben ser, pero también el egoísmo llega a un punto más extremo: El egocentrismo, que piensa: esto es, todo debe ser como yo digo, sin discusión. El egocentrismo encierra la creencia que los intereses propios y las creencias de uno mismo son más importantes que los intereses y creencias de los demás. Es un intolerante. Los niños son egocéntricos, sus procesos mentales no les permiten comprender las necesidades de los demás. Otra forma de descentrarse el ego es: el ególatra, que consiste en el amor, el culto y adoración a sí mismos. Son perfectos y son difíciles de convivir en una sociedad. Tenemos otra forma de descentrarse del ego y es el alter ego, que consiste en depositar excesiva confianza en alguien y considerar a la otra persona como una continuación de sí mismo. David Fichman opina del ego: “El tamaño del ego de una persona se puede medir en la forma en que maneja los errores que cometen los demás”. Cinco formas para mantener centrado el ego, que me parecen interesantes y simples, son los siguientes: 1- No tomes a nada  en lo personal u ofendido, clave para no juzgar 2- Preocúpate por evolucionar y no ser el primero o ganar. Como dicen en el campo deportivo: lo importante no es ganar, si no competir. 3-  No te esfuerces por tener siempre la razón. Lo peor que le puede pasar a un maestro masón es que todos estén de acuerdo con él. 4- No te creas más que los demás, recuerda que el que crece como palma cae como coco, ser sencillo es el primer paso para no descentrar el ego. 5- Buda decía: los deseos son la causa del sufrimiento del ser humano, nunca los satisfaces. No es más feliz el que tiene más, sino el que necesita menos, aquí opera el desprendimiento, no estar apegado a nada, te crea un estado libre. El ego, la esencia del ser, el yo, la conciencia, la identidad o el sí mismo. Recordemos que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, y no hay que desperdiciarla. El ego se trasciende con el desapego.


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