Psicología trascendental de Cristo (Prof. Pablo Trinidad Zavarce). Continuamos en la reflexión sobre este interesante libro, donde se analizan las palabras del maestro Jesús orientadas a los siete principios herméticos. El tercer principio, el principio de vibración: “Nada es inmóvil, todo se mueve, todo vibra”, es una ley absoluta, pues todo en el universo es energía vibratoria, desde su creador, “el todo”, que es espíritu, hasta lo más pequeño de la materia es vibración. Heráclito decía: “En los mismos ríos entramos y no entramos, somos y no somos” (no te puedes bañar dos veces en el mismo río, y que las aguas no son las mismas, ni tú eres la misma persona de antes). Las diferencias entre las diversas manifestaciones del todo se deben  por completo a los diferentes modos e intensidad vibratoria. El todo vibra a la más alta intensidad, que pareciera que está en reposo. El espíritu tiene vibraciones muy altas, en cambio la materia es de vibración baja. Por lo tanto, entre la materia y la energía hay millones de intensidades de vibración. El pensamiento es una forma de energía vibratoria que altera su entorno. El miedo es un bajo nivel de vibración, en cambio la “fe” es un alto nivel de vibración, y es aquí donde se generan los milagros. El maestro Jesús decía: “Vete, tu fe te ha salvado, y enseguida recobro la vista y sigue a Jesús”. (Marcos 10:52). ¿Cómo que si puedo?, para el que “cree”, todo es posible. (Marcos 9:23). Con el dominio de este principio podemos situar nuestra mente en los grados de vibración que queramos, así dominar nuestros estados mentales. El maestro Jesús nos enseñó: “Mas *yo* os digo: amad a vuestros enemigos, bendecid a quienes os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. Nos enseña que la única forma de erradicar de nuestra conciencia mental, los estados emocionales o vibraciones destructivas, producto del odio, críticas, juicios, prejuicios, etc., es dando amor a nuestros detractores, y estar en concordancia con la presencia de la mente superior. Toda palabra, pensamiento o emoción tiene su grado de vibración, hay que conciliarse con quien nos odia, para el dominio de nuestros estados vibratorios y así transmutar el odio en amor y la ignorancia en sabiduría cuando el maestro Jesús nos dice:”Mas sea tu hablar, si, si, no, no, porque lo que es más de esto, de mal procede”. Prudencia al hablar con otras personas, para no ser influenciados por los estados emocionales o vibraciones bajas de la otra. “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis?” (Mateo 5:46). El maestro Jesús dice: no obtendremos recompensa, porque es cómodo y fácil amar a quienes nos aman o no nos hacen daño, esto es hipocresía, así nunca se podrán terminar las guerras y conflictos, porque el causante de estos conflictos es el odio, lo contrario al amor divino. La misericordia, la bondad, es la vibración más alta,  y es la base del sendero iniciático: misericordia, más que sacrificio, es la piedra angular del maestro Jesús. La característica primordial de la vida del maestro Jesús en este plano es la misericordia, de un alto valor vibratorio, ejemplo: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” (Juan 8:7). También esta otra enseñanza: “Si  perdonáis a los hombres sus ofensas, también vuestro Padre Celestial os lo perdonara” (Mateo 6:14-15). El odio, la ira, son vibraciones muy bajas y destructivas, transgrede la Ley de la Armonía Universal y lo que contiene es una atmósfera densa. El maestro Jesús nos sugiere que nos mantengamos en las altas vibraciones de la luz. Las dudas, temores, tristeza, etc. son una conciencia mental limitada: “Así que no congojéis por el día de mañana, que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán” (Mateo 6:34), que vivamos el presente para así evitar las angustias. Dos días no existen: ayer y mañana, solo el presente existe. Para encontrar esa plenitud, llamado cielo, dentro de ti, solamente lo podemos encontrar en las altas vibraciones de luz, de ese Cristo interior o Yo Superior presente dentro de nosotros. Son estados mentales de gozo, voluntad, tolerancia y perdón. Cuando el ser humano haya generado suficiente amor divino, hacia sí mismo y los demás, todos su requerimientos serán llenados. El perdón es la Ley del Amor Divino y nunca tomar nada en lo personal es de muy alta vibración.

 

 


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