El 5 de agosto de 2005, por decisión de la Asamblea Nacional, la República pasa a denominarse República Bolivariana de Venezuela; la Gran Logia de la República de Venezuela pasa a denominarse Gran Logia de la República Bolivariana de Venezuela, cumpliendo con el mandato de la nueva Constitución.

El documento fue protocolizado donde mismo se halla registrada la Gran Logia desde el año 1944. Como se puede apreciar, no son dos Grandes Logias. En el año de 1956, la Gran Logia de la República de Venezuela congregó a sus logias afiliadas a un Congreso Masónico en el Gran Templo que está ubicado de Jesuitas a Maturín, para realizar una constituyente y reformar su Constitución Masónica, la cual se hizo, se aprobó, se promulgó y se registró. Se les tomó juramento a las nuevas autoridades y a su Gran Maestro, el cual ejecutó la nueva Constitución.

Al término de un año, el mismo Gran Maestro, por presiones, cometió una aberración jurídica por medio de un decreto, llamado 21, y “abolió la Constitución” reformada en el año de 1956. Se le llama aberración jurídica porque ninguna autoridad puede abolir una constitución, a no ser que se declare dictador. La misma Constitución, en sus finales, dicta la norma para cambiar total o parcial la misma, y empieza por la convocatoria de todas las logias afiliadas, las cuales envían a sus representantes o diputados al Congreso Masónico convocado para tal fin.

Ningún Gran Maestro está facultado para abolir una Constitución, para eso están las Cámaras respectivas para resolver estos puntos. En nuestro país, el presidente Chávez reformó la Constitución de nuestro país, pero siguiendo todos los parámetros legales. Incluso el actual presidente, señor Nicolás Maduro, ha expresado que desea reformar algunos puntos de la Constitución, y para tal fin convocó una constituyente. Solo los dictadores son arbitrarios. Por lo tanto, la llamada Gran Logia de la República de Venezuela no tiene registros legales porque no lo pueden hacer. No pueden Llamarse G. L. de la R. de V. y aparte de eso estar usurpando la administración del Gran Templo ubicado de Jesuitas a Maturín en Caracas, eso le corresponde a la auténtica Gran Logia de la República Bolivariana de Venezuela, incluso por mandato de los tribunales de nuestro país. Por lo tanto, están en desacato e incumpliendo un precepto muy sagrado en la Masonería: todo masón tiene la obligación de respetar las leyes del país donde habita y de la Gran Logia, las cuales no pueden estar por encima de las leyes del país.

El Gran Templo Masónico, que se halla en las esquinas de Jesuitas a Maturín, fue construido, fabricado e inaugurado por nuestro Q.H. Guzmán Blanco en su período presidencial. Este Gran Templo Masónico fue erigido para los Masones de Venezuela, no para una Gran Logia, y los que se encuentran allí, lo tienen secuestrado, pues solo le permiten la entrada a sus logias afiliadas. Esto es grave y discriminatorio, como también, los llamados Gran Logia de Venezuela prohíben a sus afiliados recibir a HH de otras Grandes Logias e incluso no pueden visitarlas tampoco, bajo pena de juicio.

Los masones en el mundo somos UNO y tenemos que ser reconocidos por nuestras señas sin discriminación social, económica, política y religiosa. La masonería es una Gran Fraternidad Universal y nuestras manos están extendidas en cualesquier parte del mundo para auxiliar a un Q.H. que lo solicite. Este litigio tiene tintes muy feos como la utilización de nuestro RIF para abrir cuentas bancarias, que no nos explicamos cómo lo hicieron sin registros. Al RIF le fue cambiado su representante y clave. Cómo lo hicieron. Menos mal que nos dimos cuenta a tiempo y se regresó a sus verdaderos representantes. Y otros puntos que no son pertinentes nombrarlos en esta columna masónica. Lo malo es que tienen confundidos a sus HH afiliados con mentiras y se califican de regulares. Y ahora: ¿quiénes son los regulares e irregulares?

 


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