El 12 de septiembre de 2020 habrá una elección definitoria para el próximo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la institución financiera de desarrollo más importante de las Américas. Esta elección presentará una opción entre un modelo del siglo XXI centrado en una recuperación acelerada, innovación y crecimiento en la región –o más de lo mismo que anteriormente ha producido resultados limitados. 2020 ha demostrado ser un año que desafía el statu quo y que requiere una visión transformadora. Mi candidatura para la presidencia del BID romperá barreras históricas, presentará un compromiso de Estados Unidos con la región y ofrecerá un nuevo enfoque que busca fortalecer el papel del banco. El BID debería ser la cumbre del desarrollo y el crecimiento económico sostenible. Como presidente, mi mandato representará un realineamiento estratégico hacia las Américas, una mejor gobernanza y un enfoque en nuestros valores compartidos de inclusión, prosperidad y seguridad.

COVID-19 ha provocado una crisis económica que parece conducir a América Latina y el Caribe hacia la mayor contracción económica de su historia. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pronosticado una contracción de 9,4% para América Latina, en comparación con el 4,9% para el resto de la economía mundial. Esto representa una disminución más pronunciada de lo que la región ha experimentado anteriormente durante las diversas crisis de deuda del siglo XX y la Gran Crisis Financiera de 2008. Los efectos serán devastadores. Afortunadamente, la robusta respuesta de Estados Unidos, combinada con la fortaleza estructural de la economía estadounidense, puede contribuir a una pronta recuperación y crecimiento en toda la región.

Creo en el concepto de América Crece basado en la noción de que la prosperidad de uno puede conducir a la prosperidad de todos. Como arquitecto principal de la iniciativa América Crece de Estados Unidos, buscaré convertir estos tiempos de desafío en una oportunidad histórica, para realinear la visión anticuada de las cadenas financieras y comerciales Este-Oeste; y fortalecer nuestros vínculos Norte-Sur para acelerar el «near-shoring» y la inversión conjunta. Promoveré acciones que impulsen el acceso a capital, generen empleo, promuevan un crecimiento salarial justo y competitivo, garanticen la inclusión de las mujeres y amplíen la asequibilidad energética para impulsar los motores de crecimiento en las Américas. Además, reconozco la importancia de abordar los desafíos para la región más allá de COVID-19 para incluir la resiliencia ante desastres, y el impacto del cambio climático en las poblaciones vulnerables, los pequeños estados insulares y los sectores críticos como la agricultura, entre otros.

Mi visión del siglo XXI para el BID busca movilizar las herramientas financieras, los incentivos y los recursos más innovadores de una manera específica y estratégica para que se alineen con las necesidades de la región y poder construir ecosistemas de crecimiento económico sostenible. Mi liderazgo en el BID buscará expandir su rol como una incubadora de nuevas ideas que impulsen y catalicen la inversión privada, y revitalizar las herramientas de desarrollo tradicionales para acelerar la recuperación económica. Propongo una plataforma de cinco puntos que definirá mi único término de cinco años («5 por 5»).

Estos incluyen:

Priorizar el crecimiento económico y el desarrollo de los países miembros: en su acuerdo de fundación, el propósito establecido del BID es «contribuir a la aceleración del proceso de desarrollo económico y social de los países miembros regionales en vías de desarrollo, individual y colectivamente». El BID debería volver a este principio fundacional y medir el éxito exclusivamente por el desarrollo y crecimiento de sus países miembros.

América Crece para el siglo XXI: la prosperidad es un valor compartido y el BID debería ser un líder en identificar formas de trabajar con la región para garantizar la prosperidad para todos. América Crece es una iniciativa del gobierno de Estados Unidos dedicada a aumentar la participación del sector privado y catalizar la inversión en energía e infraestructura en la región. El BID debe liderar una iniciativa regional aprovechando América Crece.

Promover el buen gobierno: el BID debería representar el «estándar de oro» para los gobiernos y la toma de decisiones en asuntos interamericanos. Un nuevo liderazgo se centrará en construir puentes y fortalecer las relaciones con los gobernadores y los directores ejecutivos. Hacerlo es fundamental para establecer estándares de transparencia, mejores prácticas y un fuerte espíritu entre los países miembros. La gerencia del BID debe respetar la primacía de los gobernadores y directores ejecutivos, escuchando a cada electorado, a fin de establecer políticas para la institución.

Fortalecer el compromiso de Estados Unidos con la región: el Hemisferio Occidental es unido por un conjunto de principios comunes basados en la prosperidad compartida, la gobernabilidad democrática y los mercados abiertos. Un presidente norteamericano para el BID es un reconocimiento a la importancia que conlleva la construcción de lazos fortalecidos en las Américas y así garantizar el éxito económico mutuo. El liderazgo de Estados Unidos puede llevar al BID más allá del siglo XXI, a la vanguardia del desarrollo y el crecimiento económico, como una incubadora de soluciones creativas que utilizarán la experiencia del sector privado y nuevas herramientas.

Un compromiso de un término: el BID solo ha tenido 4 presidentes en 60 años. Esto ha creado una cultura de interés propio e inmovilidad. La oficina del presidente debe trabajar para la región, no ser un interés arraigado en sí mismo.

El BID puede desempeñar el papel más importante en sus 60 años de existencia. Un nuevo liderazgo puede redefinir cómo se trazará el camino hacia la recuperación, el crecimiento y la resiliencia para las Américas. Para ejecutar mi visión, me comprometo a construir un equipo senior inclusivo y representativo que será la próxima generación de líderes. Creo en el valor del éxito compartido y en la administración transparente del BID. La región no merece menos. Estoy listo para comenzar de inmediato el arduo trabajo que debe llevarse a cabo.

 


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